Tarifas en crisis
La enorme subida del recibo de la luz obliga al Gobierno a reformar la regulaci¨®n el¨¦ctrica
La decisi¨®n del Gobierno de subir la tarifa el¨¦ctrica en el 9,8% para unos 20 millones de consumidores obedece a la l¨®gica aceptada en una econom¨ªa de mercado: en un sistema regulado, los precios tienen que recoger los aumentos de los costes. Si adem¨¢s se sabe que en estos momentos los consumidores espa?oles deben unos 20.000 millones de euros a las compa?¨ªas el¨¦ctricas en concepto de d¨¦ficit de tarifa, que tienen que pagar porque as¨ª lo dice la ley, la subida de la luz en enero era inevitable. Pero los efectos pol¨ªticos son otro cantar. Una subida de esta magnitud, sin precedentes en la historia energ¨¦tica espa?ola, sobre todo si se tiene en cuenta que en 2011 probablemente ser¨¢ necesario aprobar nuevos aumentos, contribuir¨¢ a reducir la renta de las familias (sobre todo sumada a los encarecimientos del gas, casi el 4%, o del transporte) y aumentar¨¢ el malestar social en un periodo recesivo.
El espinoso problema de las tarifas el¨¦ctricas suscita dos preguntas: c¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n y qu¨¦ soluciones existen para rebajar una deuda de 20.000 millones que, adem¨¢s de cuestionar la solvencia de las empresas que la soportan en sus balances, pesa como una losa sobre el mercado espa?ol de deuda. A la primera pregunta, la respuesta es que el PP fabric¨® un m¨¦todo de c¨¢lculo de la tarifa que deriv¨® hacia el futuro todos los aumentos imprescindibles. Embals¨® los precios (una muestra de la pol¨ªtica econ¨®mica favorita del PP) para que los pagaran los consumidores del futuro y se colg¨® la medalla de no subir la luz. Los Gobiernos del PSOE han sido incapaces, en m¨¢s de siete a?os, de deshacer ese entuerto. Conoc¨ªan los riesgos de una deuda creciente, pero demoraron en varias ocasiones las subidas necesarias y se negaron a enfrentarse a una reforma en profundidad del sistema. El resultado es que el recibo de la luz carga hoy con facturas insoportables; sobre el usuario pesan desde las ineficiencias del sistema (la disparatada subvenci¨®n al carb¨®n nacional) hasta la obligaci¨®n de primar energ¨ªas renovables cuyos beneficios, en algunos casos, no son evidentes.
Las soluciones requieren una capacidad pol¨ªtica que, hasta ahora, brilla por su ausencia en Industria. El decreto de la semana pasada, que recortaba los costes reconocidos a las empresas y reduc¨ªa las primas a las fotovoltaicas, es una gota en un oc¨¦ano; ahorrar¨¢, si todo va bien, 4.600 millones en tres a?os. Pero solo en 2011 el d¨¦ficit de tarifa aumentar¨¢ en otros 5.000 millones. Para hacer frente a la crisis, el Gobierno tiene que elaborar un calendario de subidas, conocido por consumidores e inversores; negociar con empresas y bancos una reestructuraci¨®n de los compromisos de subvenci¨®n a las renovables; imponer m¨¢s controles y evitar los excesos en la producci¨®n renovable; y reformular el sistema de forma que las compa?¨ªas ya no reciban beneficios regulatorios por las instalaciones amortizadas (nuclear e hidr¨¢ulica). La regulaci¨®n el¨¦ctrica deber¨ªa haberse corregido en 2004. No se hizo y los consumidores pagan hoy las consecuencias.
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