Gente de abajo
Como ma?ana es Nochevieja, cerr¨¦ los ojos y me puse a hacer un resumen del a?o que viene. Fue tan f¨¢cil que apenas me llev¨® unos segundos, porque solo necesitaba 30 palabras: "En 2011 bajaron los derechos, se congelaron los salarios y subi¨® todo lo dem¨¢s, la luz, el gas, el transporte p¨²blico, el IVA, los impuestos, los combustibles... Fue una ruina".
Luego, por pura l¨®gica, me fui a la calle Juan de Vera, en el distrito de Arganzuela, para ver la placa que le ha puesto el Ayuntamiento de Madrid a Juana Do?a, aquella luchadora irreductible que caracteriza tanto su tiempo como el nuestro, porque es un s¨ªmbolo de lo que ¨¦ramos y de lo que ya no somos: donde acaba el orgullo, empieza la resignaci¨®n.
A los idealistas como Juana Do?a se los dej¨® sin sitio, y su lugar lo han ocupado esos "mercados"
Juana, que efectivamente era rebelde, inmanejable, audaz y solidaria, es decir, justo todo lo que hoy ya casi nadie se atreve a ser en esta sociedad sumisa y amedrentada que a menudo confunde lo intolerable con lo inevitable, escribi¨® libros tan emocionantes y l¨²cidos -si es que la lucidez es el arte de ver claro en la oscuridad- como Gente de abajo -en el que advierte que la memoria es la base de la justicia y sentencia que "olvidar es un despilfarro, es quedarte con las manos vac¨ªas"- o Desde la noche y la niebla (mujeres en las c¨¢rceles franquistas), donde recoge testimonios de decenas de presas que sufrieron la ferocidad de aquel r¨¦gimen con suficiente sangre derramada como para empapar todos los uniformes y sotanas del pa¨ªs, en infiernos como la penitenciar¨ªa de Ventas; form¨® parte del Comit¨¦ Central del Partido Comunista; defendi¨® a la Rep¨²blica en la Guerra Civil y cuando ganaron los golpistas se integr¨® en el maquis; se qued¨® viuda cuando el Funeral¨ªsimo asesin¨®, como a tantos otros, a su marido, que luego ser¨ªa el protagonista de su obra m¨¢s conmovedora, Querido Eugenio (una carta de amor al otro lado del tiempo), donde confiesa que nunca se le fueron de los labios "los besos fr¨ªos que te di en aquella caja de pino" y en cuyo pr¨®logo Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, que por una coincidencia macabra del destino muri¨® el mismo d¨ªa que ella, el 18 de octubre del a?o 2003, una en Barcelona y el otro el Bangkok, la calificaba como la segunda gran dama roja de Espa?a, tras Dolores Ib¨¢rruri, a la que en mi opini¨®n le sacaba una gran ventaja intelectual; fue condenada a muerte y la pena se la conmutaron porque lo pidi¨® Eva Per¨®n durante su visita a Madrid; pag¨® con 20 a?os de cautiverio su militancia; ayud¨® al desarrollo del sindicato Comisiones Obreras desde la clandestinidad; fue candidata al Senado por el PCE; estuvo implicada en la creaci¨®n del Partido Comunista de los Pueblos de Espa?a y, entre otras muchas cosas, fund¨® el Movimiento por la Igualdad y la Libertad de las Mujeres, abanderando la causa del feminismo, para recordarnos "la gama de atrocidades y de opresiones que se ejercen sobre la mujer, por el solo hecho de serlo". Le han puesto una placa en la casa donde vivi¨® los ¨²ltimos 20 a?os de su vida, qu¨¦ coincidencia, los mismos que consumi¨® en diferentes penales de aquel pa¨ªs macabro que ahora es lo contrario de lo que fue gracias a personas como ella, pero Juan Urbano y yo mismo creemos que se merece una avenida.
Uno regresa a Juana Do?a, aprovechando que ella ha vuelto a salir a su calle de Arganzuela, y se pregunta si a alguien le apetece calcular cu¨¢nto nos est¨¢ costando el desprecio que se ha tenido en Espa?a por ciudadanos como ella, el modo en que sus ideas unas veces se criminalizaron, otras se descartaron a granel, sin matices, puesto que vivimos en un mundo en el que se ha llegado a la conclusi¨®n de que el capitalismo solo es la democracia y el comunismo era solo Stalin, y otras, simplemente, se ridiculizaron. A los idealistas como Juana Do?a se los dej¨® sin sitio, y su lugar lo han ocupado esos oscuros "mercados" que hoy gobiernan nuestras vidas y nos exigen que les devolvamos lo que nos han robado. As¨ª funciona este negocio. Mala cosa cuando la gente de abajo en lugar de tratar de salir a la superficie se conforma con tener limpio el fondo del pozo. Mi mayor deseo es equivocarme y que 2011 sea un a?o muy feliz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.