La reina Isabel en su laberinto
Isabel Burdiel elabora una biograf¨ªa pol¨ªtica, espl¨¦ndidamente tramada, profunda y rica en detalles, y ofrece un gran fresco de un tiempo en el que el liberalismo dobleg¨® a la Corona hasta obligarla a reconocer la necesidad de un compromiso con el Parlamento
En los tiempos que corren, produce una inmensa satisfacci¨®n abrir las p¨¢ginas de un libro de historia que se lanza, desde sus primeras l¨ªneas, a la imposible pero siempre necesaria empresa de contar las cosas del pasado tal como realmente ocurrieron: "Mar¨ªa Cristina de Borb¨®n lleg¨® a Madrid con un objetivo preciso: deb¨ªa proporcionar descendencia a su t¨ªo, el rey de los espa?oles, que hab¨ªa enterrado ya a tres esposas sin lograr un heredero". De car¨¢cter vivaz y expresi¨®n agradable, con nociones de historia, geograf¨ªa y gram¨¢tica y rudimentos de franc¨¦s, de pintura y de m¨²sica, a la reci¨¦n llegada le gustaba montar a caballo y era despierta, elocuente e ingeniosa.
Estupendo: ya sabemos por d¨®nde habr¨¢ de transcurrir este relato, que va, en efecto, de gente de carne y hueso, de la que se anota con delectaci¨®n hasta el ¨²ltimo detalle sobre una impresionante base documental. Es, por cierto, la historia de una mujer o, mejor, de dos mujeres y de sus, con frecuencia, tormentosas relaciones: de Isabel, desde luego, pero tambi¨¦n de su madre, Mar¨ªa Cristina. Y hay mucho adem¨¢s de biograf¨ªa de las gentes que las rodeaban: ayas y tutores, generales y pol¨ªticos, cortesanos y embajadores, curas y monjas, maridos y amantes, de cada uno de los cuales se ofrecen retratos tan vivos y apuntes tan penetrantes que parece como si la autora hubiera pasado a?os enteros en la Corte, testigo de escenas de amor y odio, de crisis pol¨ªticas y de algaradas populares o insurrecciones militares.
Isabel II. Una biograf¨ªa (1830-1904)
Isabel Burdiel
Taurus. Madrid, 2010
943 p¨¢ginas + ¨¢lbum de fotos. 24,50 euros
Pero esto no es todo: sobre estas dos biograf¨ªas, Burdiel va construyendo una original interpretaci¨®n del periodo conocido como "la era isabelina". Para eso no bastaba ser una reconocida bi¨®grafa: a ella debemos una primera aunque incompleta biograf¨ªa de Isabel II, un impagable retrato de Mary Wollstonecraft Shelley y un precioso ensayo, titulado La dama de blanco, sobre la biograf¨ªa como g¨¦nero historiogr¨¢fico. Se necesitaba, adem¨¢s, ser una experta polit¨®loga, como ya hab¨ªa mostrado en La pol¨ªtica de los notables, su primer estudio sobre el sistema de partidos de los a?os treinta del siglo XIX, y conocer al dedillo los entresijos de la revoluci¨®n liberal, interpretada tantas veces como pacto entre un sector de la aristocracia y una ascendente pero d¨¦bil burgues¨ªa en el que la Corona habr¨ªa jugado como fiel de la balanza.
A nuestra bi¨®grafa y analista no le satisface ese t¨®pico y bucea en los usos de la Corona por los partidos con su inevitable correlato de los usos que de los pol¨ªticos hace la Corona. Esta inmersi¨®n en la pol¨ªtica desde las c¨¢maras regias la lleva a una conclusi¨®n que enriquece nuestra visi¨®n del moderantismo: la Corona fue parte de un proyecto de reversi¨®n de la ruptura liberal, sostenido en personajes y sectores del Partido Moderado y en las maquinaciones tramadas entre los cortesanos y los maridos y amantes de las reinas. Y en este punto, brilla Juan Donoso Cort¨¦s, aquella lumbrera que aliment¨® el pensamiento pol¨ªtico cat¨®lico hasta fechas recientes y que aqu¨ª se revela, en su correspondencia con Mu?oz, como un arribista fascinado por el poder, un tipo m¨¢s bien zafio, que en sus tratos con la reina se comporta -dice Burdiel- como un proxeneta reaccionario.
Sin capacidad para manejar del todo a la reina, pero con suficiente poder para no dejarse manejar del todo por ella, la pol¨ªtica espa?ola acab¨® por introducirse en un laberinto por el que la misma Isabel andaba -como dijo a P¨¦rez Gald¨®s- "palpando las paredes, pues no hab¨ªa luz que me guiara: si alguno me encend¨ªa una luz, ven¨ªa otro y me la apagaba...". Perdida en su laberinto, la larga pugna entre liberalismo y absolutismo, entre Gobierno y Parlamento, entre Corona y partidos culminar¨¢ en la decisi¨®n de expulsar a esta imposible se?ora. Burdiel muestra hasta qu¨¦ punto jug¨® en la trama de la revoluci¨®n llamada Gloriosa la imagen construida de la reina como negaci¨®n de la "honra de Espa?a", o sea, hasta qu¨¦ punto fue decisivo el hecho de que el primer monarca constitucional fuera una mujer, pol¨ªtica y sexualmente muy activa, a la que, hija al fin del absolutismo, nunca le entr¨® en la cabeza la idea de Estado, como pensaba, aunque no se lo dijo, don Benito mientras la entrevistaba en su destierro.
Biograf¨ªas pol¨ªticas de primera calidad se constituyen as¨ª en s¨®lido cimiento para la interpretaci¨®n de toda una ¨¦poca. Entre el arranque con la llegada de Mar¨ªa Cristina a Madrid y el ep¨ªlogo con Isabel en el Palacio de Castilla de la Avenida Kl¨¦ber. de Par¨ªs -donde "tras una afecci¨®n respiratoria relativamente breve e indolora, muri¨® sentada, rodeada de sus hijas"-, esta obra monumental, espl¨¦ndidamente tramada, con soltura y viveza narrada, rica en detalle y m¨¢s profunda de lo que aparenta en an¨¢lisis de partidos, de g¨¦nero, de educaci¨®n y de culturas pol¨ªticas, se despliega como el gran fresco de un tiempo en el que el liberalismo, como concluye Burdiel, dobleg¨® a la monarqu¨ªa borb¨®nica hasta obligarla a reconocer que Corona y Parlamento estaban obligados a llegar a un compromiso.
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