El ciego es rey
No nos basta con el tuerto. Ve demasiado. Hay que poner directamente al ciego al frente, para asegurarnos de que hemos tomado exactamente el recorrido m¨¢s dif¨ªcil y errado. Es lo que sucede con la presidencia semestral de la Uni¨®n Europea desde que el 1 de diciembre de 2009 entr¨® en funcionamiento el Tratado de Lisboa (ha habido tres a estas alturas: la espa?ola en el primer semestre de 2010; la belga en el segundo; y la h¨²ngara, que ahora empieza, en la primera mitad de 2011).
El primer semestre de la presidencia espa?ola empez¨® con la crisis y el persistente negacionismo del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ya no sobre su existencia, sino sobre sus efectos en la econom¨ªa espa?ola, y termin¨® en propiedad aquella noche del 9 de mayo en que fue la UE en su conjunto, con Alemania al volante, la que tom¨® las decisiones dr¨¢sticas a las que no se hab¨ªa atrevido nadie en Espa?a.
El trimestre belga ha sido notable. B¨¦lgica no tiene gobierno desde el 26 de abril de 2010 y ha conseguido atravesar su entera presidencia sin tenerlo todav¨ªa. Los resultados de las elecciones del 13 de junio obligaban a gobernar juntos a dos partidos casi metaf¨ªsicamente incompatibles, como son los socialistas valones y los nacionalistas flamencos de la Nueva Alianza Flamenca, o a buscar una f¨®rmula de gobierno mucho m¨¢s dif¨ªcil en un parlamento cuarteado y dividido. La amenaza de secesi¨®n ha crecido durante la presidencia europea, con no poca iron¨ªa: cada presidencia parece ejemplificar lo contrario de lo que debe hacer, en este caso la ausencia de gobierno para gobernar Europa y la falta de consenso y el separatismo para promover la unidad europea.
Faltaba el caso de Hungr¨ªa para poner las cosas todav¨ªa m¨¢s dif¨ªciles. El Gobierno derechista de Viktor Orban se estrena como presidente europeo con la aplicaci¨®n de una ley sobre medios de comunicaci¨®n que introduce controles y censuras ins¨®litas hasta ahora en territorio de la UE. Prevali¨¦ndose de una victoria electoral arrolladora, que ha dado a su partido, Fidesz, m¨¢s de los dos tercios del parlamento, Orban est¨¢ gobernando a su aire, tentado por pol¨ªticas populistas y antieuropeas.
En 1993, la UE fij¨® las condiciones para el ingreso de nuevos miembros, en previsi¨®n de una oleada que incluy¨® a Hungr¨ªa. Eran tres los criterios fijados en la cumbre de Copenhague: la preservaci¨®n de los derechos humanos y de la democracia, el funcionamiento de la econom¨ªa de mercado y la aceptaci¨®n del entero acervo legal de la UE. No es seguro ahora que Hungr¨ªa pudiera cumplirlos. No es el ¨²nico pa¨ªs que tendr¨ªa dificultades para pasar aquel examen. Pero probablemente tampoco lo pasar¨ªa la UE considerada en su conjunto como un pa¨ªs.
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