Un largo viaje a casa
Hoy mismo, un joven actor se present¨®, de manera bastante inesperada, en mi casa junto al mar en Golden Beach [Florida] para despedirse y darme un libro de Hunter S. Thompson titulado Gonzo. Quer¨ªa darme las gracias por todas las fotograf¨ªas y pel¨ªculas que hicimos juntos el pasado invierno antes de coger el coche para irse a Nueva York parando solo una noche.
"?Llevas buena m¨²sica?", le pregunt¨¦.
"S¨ª, me he descargado muchas cosas nuevas, pero despu¨¦s de ocho horas la m¨²sica puede hacerse un poco pesada, por eso tengo algo de Dostoievski en un CD".
Le contest¨¦: "Bien, d¨¦jame que te ense?e un momento algunas fotograf¨ªas de Leo Fuchs. Est¨¢n en un libro sobre su obra como fot¨®grafo y productor, vista desde los bastidores del mundo del cine. Puede que reconozcas a algunos de esos actores y directores. Aunque solo tengas 24 a?os, s¨¦ que a¨²n ves pel¨ªculas antiguas en DVD y las pel¨ªculas cl¨¢sicas de TCM". Miramos juntos un boceto del libro de Leo llamado Special photographer [Fot¨®grafo especial] y nos entretuvimos mirando las fotos de Paul Newman. El joven actor que me visit¨® se parec¨ªa mucho a ¨¦l. Le cont¨¦ que una vez, hace a?os, fotografi¨¦ a Paul Newman en la Carrera Internacional de Palm Beach en Florida. Mi padre se hab¨ªa puesto enfermo y por eso yo hab¨ªa dejado de trabajar. Pero acept¨¦ este ¨²ltimo encargo de Esquire para fotografiar a Newman para su portada. Mi madre siempre le dec¨ªa a mi padre cuando se pon¨ªa a cuidar el jard¨ªn sin camisa: "Al, eres igual que Paul Newman". Mirando estas viejas fotograf¨ªas de Leo no puedo evitar pensar que estaba haciendo todo esto en una ¨¦poca en la que a los actores no les asustaba mostrar el patetismo y la complejidad que lleva aparejado el arte de hacer pel¨ªculas.
"Fue un viaje alucinante a trav¨¦s de estas p¨¢ginas", le dije, ya que siempre he cre¨ªdo que este libro no trataba solo del mundo cinematogr¨¢fico, sino tambi¨¦n del viaje de un hijo para probar y comprender la vida de su padre a trav¨¦s de las instant¨¢neas tomadas cuando Alexandre todav¨ªa era joven. Sonre¨ª al ver la mirada inocente de los ojos del joven actor. Reaccion¨® ante las fotograf¨ªas como yo hac¨ªa siempre, mir¨¢ndolas una y otra vez. Compartimos esa sensaci¨®n entre una sonrisa y una l¨¢grima, recordando cosas olvidadas y los inicios de cada uno. Los familiares de este joven actor, que perdi¨® a su madre a una edad muy temprana, eran refugiados de Polonia. Estaba contemplando las fotograf¨ªas que hab¨ªa hecho Leo de los actores que su padre y su madre ve¨ªan cuando eran peque?os, con la esperanza de que su nueva vida en Estados Unidos estuviera a la altura del sue?o que ve¨ªan en las pel¨ªculas que se hac¨ªan all¨ª. Para m¨ª, esas fotograf¨ªas representaban mi primera cita en el cine sin que me acompa?aran mis abuelos y los inicios de la raz¨®n por la cual quise hacer fotograf¨ªas y pel¨ªculas. Con este libro, Leo alcanza la categor¨ªa de John Hamilton (el fot¨®grafo de plat¨® preferido de John Ford), de Sid Avery (el fot¨®grafo predilecto de George Stevens en pel¨ªculas como Gigante) y de Phil Stern (el amigo del Rat Pack). La naturalidad de sus fotograf¨ªas solo puede compararse con los retratos informales de Spencer Tracy que realiz¨® Imogen Cunningham o los retratos de Cecil Beaton de Marlon Brando de joven, con su pelo rebelde y todo ¨¦l envuelto en un abrigo como si fuera una s¨¢bana. "Se podr¨ªa decir", le dije a este actor, "que esas fotograf¨ªas de Leo eran 'la cruda realidad', o como les gusta decir en Hollywood, 'la realidad misma". Al igual que sus hom¨®logos, Leo era un artista de la persuasi¨®n. No estamos hablando de unos tipos en el restaurante P. J. Clarke's que beben bourbon Wild Turkey y apuestan en la siguiente carrera de Belmont; estamos hablando de hombres que trabajan solos y solo con su c¨¢mara y el antojo de un encuentro fortuito. Leo era ¨²nico en su g¨¦nero y guard¨® estos recuerdos en papel Agfa bajo llave en un ba¨²l cuando volvi¨® con su familia a Par¨ªs. Al final los rescat¨® su hijo Alexandre, como tesoros perdidos hundidos en las profundidades del mar.
Mientras miraba esas fotograf¨ªas, el actor que estaba sentado junto a m¨ª, vestido con unos pantalones cortos anchos y una camiseta sin mangas, parec¨ªa perdido en el mundo de Leo. Pod¨ªas o¨ªr c¨®mo su coraz¨®n lat¨ªa m¨¢s fuerte, mostrando su excitaci¨®n por dirigirse a Nueva York y por la oportunidad de explorar el mundo que Leo hizo tan m¨¢gico en sus fotograf¨ªas. Es como cuando abres tus ojos por la ma?ana y ves a un ser querido, o el mar, o un jard¨ªn lleno de flores y de juguetes rotos de ni?os. Dije: "Es extra?o lo que pueden hacer los fot¨®grafos. Te pueden hacer una promesa imaginaria y te pueden seducir tanto como cualquier pel¨ªcula sentimental o cualquier comedia. Sus fotograf¨ªas te llegan y te dan el placer de compartir la vida de alguien, dej¨¢ndote todav¨ªa sediento de respuestas a todas las preguntas sobre el c¨®mo y el porqu¨¦".
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