Las deudas del Mundial
Sud¨¢frica busca soluciones para amortizar los 1.000 millones invertidos en estadios para el torneo, mientras los analistas minimizan el impacto econ¨®mico en el pa¨ªs
En la vi?eta aparece el presidente sudafricano, Jacob Zuma, recomponi¨¦ndose el vestido bajo una farola. Un coche con el maletero atiborrado de dinero, los beneficios del Mundial, se aleja. Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, saca la cabeza por la ventanilla, dice "gracias y adi¨®s" y arroja un fajo de d¨®lares a los pies de Zuma mientras a?ade: "Toma, casi se me olvida". El coche se dirige a otra farola, bajo la que esperan, medias de rejilla, minifalda y escote, Rusia y Qatar. As¨ª es como ve Zapiro, uno de los cronistas gr¨¢ficos m¨¢s populares de Sud¨¢frica, los 100 millones de d¨®lares (78 millones de euros) que constituyen la aportaci¨®n de la FIFA al Fondo de Legado del Mundial 2010 en el pa¨ªs: una propina si se comparan con los beneficios r¨¦cord que la FIFA amas¨® durante el mes y medio del campeonato, 2.600 millones de euros libres de impuestos y, especialmente, el coste del Mundial, a cargo de los sudafricanos, m¨¢s de 5.000 millones de euros, con construcci¨®n ad hoc de varios estadios de cuya viabilidad econ¨®mica todav¨ªa se duda.
Ciudad del Cabo estima que su campo genera 4,6 millones de gastos anuales
"Para ser rentables, deber¨ªan llenarse 15 veces al a?o", explica un investigador
"La FIFA no es un circo", dijo Blatter hace dos semanas en la constituci¨®n del Fondo, "que llega a un pa¨ªs, levanta unas cuantas carpas y cuando se acaba la funci¨®n se lleva todo consigo. El dinero no es tan importante para nosotros". El legado de la FIFA pretende "apoyar un gran n¨²mero de iniciativas en el desarrollo del f¨²tbol, educaci¨®n, salud y actividades humanitarias". Las "carpas" que ha dejado atr¨¢s la FIFA y que preocupan en Sud¨¢frica son en concreto cuatro (de los 10 estadios que se utilizaron): los construidos solo para el Mundial en Ciudad del Cabo (que ya dispon¨ªa de tres recintos -el cuarto, Green Point, fue levantado por exigencia de la FIFA-), Port Elizabeth, Durban y Johanesburgo.
En el caso de Ciudad del Cabo, (con un coste de 450 millones de euros), su explotaci¨®n iba a correr a cargo de la compa?¨ªa Sail&Stade France, pero esta decidi¨® retirarse tras estimar los gastos de mantenimiento excesivos. La ciudad estima unos gastos anuales de 4,6 millones de euros. "Para ser rentables, los 10 estadios deber¨ªan hacer llenos totales con entradas de m¨¢s de 20 euros en 15 espect¨¢culos por a?o. Pero por anteriores eventos sabemos que los estadios en rara ocasi¨®n se amortizan: se usan una media de 30 d¨ªas al a?o con aforos del 60%", explica Justin Sylvester, investigador del Instituto para la Democracia en Sud¨¢frica; "econ¨®micamente no son viables y tendr¨ªa sentido demolerlos, pero eso es algo que pol¨ªticamente no se pueden permitir". La opci¨®n de demoler estadios tras el Mundial es a la que recurrieron Jap¨®n y Corea del Sur, por ejemplo.
El alcalde de Ciudad del Cabo, Dan Plato, se muestra convencido de que el estadio arrojar¨¢ beneficios. Todav¨ªa en busca de un operador, Plato recordaba el mes pasado el amistoso entre Sud¨¢frica y Estados Unidos, que registr¨® un lleno, y los conciertos venideros de U2 y Neil Diamond como ejemplos de actividades "que no podr¨ªan ofrecerse sin la infraestructura adecuada", y rechazaba la posibilidad de demoler el monumental campo de juego.
Ciudad del Cabo, Port Elizabeth y Durban siguen negociando con equipos locales para que estos establezcan sus bases en sus estadios o que jueguen en ellos de forma ocasional.
Si bien nadie cuestiona que el Mundial fue un ¨¦xito de imagen para Sud¨¢frica, el primer Mundial jugado en ?frica, que levant¨® la moral nacional y que forz¨® al pa¨ªs a crear y mejorar carreteras, aeropuertos y estaciones, los analistas niegan, como dice el Gobierno, que el evento por s¨ª solo generara un punto porcentual del Producto Interior Bruto. De acuerdo con Udesh Pillay, director del Consejo de Investigaciones Cient¨ªficas Humanas, los economistas locales sit¨²an el impacto en el PIB entre el 0,2 y 0,3%, "lo que no es insignificante, especialmente durante la crisis", y aseguran que las cifras relacionadas con la creaci¨®n de empleo tambi¨¦n fueron exageradas. El Gobierno habl¨® de medio mill¨®n de puestos de trabajo, pero los economistas lo cifran en 200.000, la mayor¨ªa de corta duraci¨®n y sin excesiva transferencia de conocimientos.
"Es un riesgo que Brasil [sede de 2014], con problemas similares a Sud¨¢frica, debe tener en cuenta: los gobiernos tienden a exagerar los beneficios de estos megaeventos y a minimizar los costes. El coste inicial del proyecto presentado a FIFA en 2004 era de 260 millones y en 2010 se elev¨® a un m¨ªnimo de 5.500 millones, el 6% del PIB. Es algo que se deber¨ªa estudiar. ?Qui¨¦n ha sido el beneficiario de la construcci¨®n de infraestructuras que no se contemplaban inicialmente?", apunta Sylvester, que a?ade que de los salarios generados por la construcci¨®n de estadios, 700 millones de euros, solo un 30% fueron a parar a familias necesitadas, "en una continuaci¨®n de la desigual distribuci¨®n de riqueza t¨ªpica de Sud¨¢frica".
Para Sylvester, y tras m¨¢s de 1.000 millones gastados en estadios, "el programa de creaci¨®n de empleo ha sido terriblemente caro, cuando solo en 2009 Sud¨¢frica perdi¨® un mill¨®n de puestos de trabajo". A todo ello hay que a?adir, de acuerdo con el investigador de Idasa, el tremendo poder que la FIFA ejerce en los pa¨ªses que albergan el Mundial, "mucho m¨¢s vulnerables si son pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo en las concesiones que estos hacen en temas como elecci¨®n de espacios urbanos para estadios, reglamentaci¨®n de espacios p¨²blicos, supresi¨®n de mercados locales y de vendedores informales, por la necesidad de proteger a las marcas patrocinadoras...". Son los peajes y las deudas que deja un Mundial.
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