Tradici¨®n intacta en Getafe

La historia del Getafe en Primera es breve pero ha bastado para cimentar la identidad de un club orgulloso de su esencia arrabalera. Algunos hechos memorables han colaborado en la creaci¨®n del mito local y casi todos se relacionan con la rivalidad desacomplejada que mantiene con el Madrid. Esa es la tradici¨®n. Pasan los t¨¦cnicos y los jugadores pero el equipo sigue sin inhibirse ante la presencia de su poderoso adversario. Ayer no fue una excepci¨®n. Sali¨® a buscar el partido intern¨¢ndose en terreno del visitante con resoluci¨®n y un despliegue numeroso. Boateng puso el ancla junto a sus centrales y el resto se soltaron. Sal¨ªa Parejo jugando y lo acompa?aban un lateral, dos interiores y dos atacantes. No se sabe si el atrevimiento respondi¨® a un plan o a un impulso, pero contra el Madrid este tipo de actitudes conllevan situaciones inevitablemente peligrosas. Cuando las maniobras no culminan en el ¨¢rea contraria casi siempre terminan en la propia. Fue el destino del Getafe, que perdi¨® demasiados balones en los primeros minutos y se expuso a los contragolpes.

El conjunto blanco es el que m¨¢s penaltis a favor lleva en la Liga: seis

Parejo se elev¨® por encima de las circunstancias con clase e inteligencia

Los ataques vertiginosos son la especialidad de Cristiano y Di Mar¨ªa, y ayer encontraron las condiciones perfectas para explotar sus cualidades. El Getafe no cuid¨® la pelota en el inicio de las jugadas. Fue la t¨®nica del encuentro. En uno de estos errores de atenci¨®n Lass meti¨® la pierna. Hubo un choque, un desparramo, un lamento, jugadores doloridos en el suelo pidiendo falta, y la pelota suelta en el pie de Di Mar¨ªa. El argentino aceler¨® y la defensa qued¨® mal parada. Rafa no pudo ni atinar a cerrar y Man¨¦ manote¨® la camiseta de su adversario cuando enfilaba el ¨¢rea chica. Di Mar¨ªa se desplom¨® y el ¨¢rbitro pit¨® penalti. Fue el sexto penalti que le pitan a favor al Madrid en esta Liga, circunstancia que convierte al equipo de Mourinho en el m¨¢s saludado por estas medidas. Cristiano lo aprovech¨® ajustando el balonazo al palo y lo celebr¨® ante la desaz¨®n de la hinchada, que esperaba m¨¢s emociones.

El Getafe reaccion¨® con osad¨ªa. Se lanz¨® por el empate con hero¨ªsmo, pero descuidando a Codina. No se sabe hasta qu¨¦ punto M¨ªchel mand¨® estos movimientos, pero dio la impresi¨®n de que el gol recibido concedi¨® a sus jugadores licencias especiales. El hombre contempl¨® la carga con estampa se?orial, sin gritar, como si la disposici¨®n de su equipo, rozando la imprudencia, fuese un deber ineludible ante la desventaja. Otra p¨¦rdida en el medio campo propici¨® la respuesta del Madrid antes de que se cumplieran 20 minutos. Di Mar¨ªa dirigi¨® el contragolpe a velocidad de v¨¦rtigo y meti¨® un pase interior. El bal¨®n fue prolijo al pie de ?zil, que con el mismo gesto control¨® y arranc¨®. Cuando D¨ªaz y Rafa tensaron sus m¨²sculos el alem¨¢n ya estaba regateando a Codina. Hizo el gol con un toque suave.

El segundo gol extendi¨® un sentimiento de abatimiento sobre las gradas. El partido parec¨ªa inclinado definitivamente del lado visitante pero la reacci¨®n de los perdedores fue subversiva. Parejo se elev¨® por encima de las circunstancias. Cuando su equipo necesitaba un empuj¨®n, este centrocampista le proporcion¨® coraje. La clase de valor que se vincula a pedir la pelota y jugarla con inteligencia y clase. Eso hizo Parejo para cohesionar sus l¨ªneas y asomar a su gente a posiciones de disparo. Manu y Miku dispusieron de sus tiros. Parejo culmin¨® su acci¨®n. Se escap¨® de la vigilancia de Xabi, aceler¨® y dej¨® a Lass y a Albiol dudando mientras bat¨ªa a Casillas. Fue el momento de la noche y marc¨® la pauta de la contienda.

El segundo tiempo recibi¨® al Getafe igual de envalentonado en la disputa de la posesi¨®n. El Madrid replic¨® con m¨¢s contragolpes y el Getafe con m¨¢s fallos en su salida. Codina regal¨® un bal¨®n a Benzema y Cristiano meti¨® el tercero del Madrid. El partido parec¨ªa cerrado. Pero era Getafe y jugaba el Madrid, que perdi¨® la concentraci¨®n imaginando una victoria segura. Fue mientras Kak¨¢ entraba por Benzema para regresar tras ocho meses de ausencia. Arbeloa contribuy¨® al descontrol con una mano sin venir a cuento. Fue expulsado, y mientras Mourinho reorganizaba la defensa el Getafe encendi¨® el final con un gol de Alb¨ªn que solo sirvi¨® para dejar constancia de que la tradici¨®n est¨¢ para cumplirse.