El gallego y el 'efecto Cereijido'
Hace ya varias d¨¦cadas que venimos constatando c¨®mo el uso del gallego es m¨¢s frecuente entre los ancianos que entre las personas de mediana edad, y entre ¨¦stas m¨¢s que entre los j¨®venes. A decir verdad, nos quedamos muy cortos al medir ese tiempo en d¨¦cadas, pues hace m¨¢s de cien a?os que el propio Murgu¨ªa, observando el escaso uso del gallego entre los j¨®venes de su tiempo y a su alcance, nos leg¨® un sombr¨ªo pron¨®stico: "Amanecen para el gallego d¨ªas de verdadera desgracia".
Tal distribuci¨®n a trav¨¦s de los grupos de edad en un momento dado es la t¨ªpica de los procesos de cambio ling¨¹¨ªstico, desde el m¨¢s insignificante, como una ligera variaci¨®n en el timbre de una vocal, hasta el m¨¢s profundo y radical que lleva al reemplazo social de una lengua por otra. Esa distribuci¨®n es lo que llamamos tiempo aparente, pues la presencia menguante del fen¨®meno a trav¨¦s de las edades permite anticipar qu¨¦ va a suceder en el transcurso del tiempo real. A no ser, claro est¨¢, que nos hallemos ante el efecto Cereijido. No lo busquen en la Wikipedia, que no viene: es una broma m¨ªa inspirada en c¨®mo se le ocurri¨® al gran fisi¨®logo Marcelino Cereijido su primera hip¨®tesis cient¨ªfica -"tan err¨®nea como todas las que generar¨ªa despu¨¦s en mi vida profesional", a?ad¨ªa modestamente el sabio argentino cuando se lo contaba al fil¨®sofo Mario Bunge, compatriota suyo. Habiendo observado de ni?o que, en su c¨ªrculo de relaciones, los abuelos hablaban italiano, sus hijos lo comprend¨ªan pero no lo hablaban, y los nietos no lo comprend¨ªan, contaba Cereijido, "llegu¨¦ a pensar que a medida que uno envejece se vuelve italiano". Y por ello exclam¨® sorprendido el d¨ªa en que conoci¨® en su escuela rioplatense a un ni?o reci¨¦n llegado de Italia: "?Tan chico y ya italiano!".
?Hay en Galicia manifestaciones del efecto Cereijido? Podr¨ªa haberlas; yo mismo, sin ir m¨¢s lejos, uso m¨¢s el gallego ahora que cuando era ni?o, pues en el pueblo en el que pas¨¦ la mayor parte de mi infancia, los ni?os que viv¨ªamos en el centro de la peque?a poblaci¨®n no lo us¨¢bamos, ni tampoco los adultos. El territorio del gallego empezaba tras cruzar el puente del r¨ªo Berma?a y el Campo da Torre, al terminar la cuesta de la Campanta o al aproximarse a Tibo; pero en Caldas de Reis propiamente dicho se hablaba castellano, tal vez para emular lo que suced¨ªa en los centros de Pontevedra o de Vilagarc¨ªa.
?Qu¨¦ pasa ahora entre los adolescentes de los municipios urbanos? Seg¨²n el Mapa Socioling¨¹¨ªstico de 1992, entre los j¨®venes de 16 a 19 a?os hab¨ªa tan solo un 12,9% que ten¨ªan el gallego como lengua habitual, ¨²nica o preferente. Eran muy pocos, cierto, y buena parte de ellos resid¨ªan en las zonas perif¨¦ricas de esos municipios, que todav¨ªa conservaban por entonces muchos de los rasgos t¨ªpicos de la vida rural. Diecis¨¦is a?os despu¨¦s, en el 2008, seg¨²n el Instituto Galego de Estat¨ªstica (IGE), hay en ese grupo de edad (de 15 a 19 a?os) un 15% que tienen el gallego como lengua habitual. Nos gustar¨ªa decir que han subido un poco, pero estad¨ªsticamente esa diferencia de dos puntos no indica nada serio, pues est¨¢ dentro de los m¨¢rgenes de error de la muestra, que van siendo mayores a medida que la subdividimos en partes cada vez m¨¢s peque?as. Nos conformaremos, pues, con decir que los hablantes habituales de gallego no han disminuido pese a haber aumentado considerablemente el grado de urbanizaci¨®n de las zonas perif¨¦ricas, como bien saben quienes viv¨ªan en Meixonfr¨ªo o en Amio, u otras zonas similares en los municipios de predominio urbano.
?Qu¨¦ pas¨® con el grupo primero, el de los j¨®venes urbanos de 1992? Ahora que se les ha ido el divino tesoro para nunca m¨¢s volver, ?hablan m¨¢s el gallego o lo hablan menos? Aquellos j¨®venes de entonces vendr¨ªan a ser los que en 2008 ten¨ªan entre 32 y 35 a?os. El IGE-2008 nos da para este grupo (exactamente para los que tienen de 30 a 34) un 23,6% de hablantes habituales de gallego, casi el doble de los que hab¨ªa en ese grupo de edad cuando eran quince a?os m¨¢s j¨®venes. ?Ser¨¢ debido al efecto Cereijido? No podremos saberlo sin analizar la evoluci¨®n de los padrones de estos municipios, sin cuantificar el impacto que haya podido tener en ese grupo de edad la migraci¨®n interior procedente de zonas rurales; es decir, sin asegurarse de que siguen siendo b¨¢sicamente los mismos y no otros. Pero tampoco debemos descartarlo, pues como les dec¨ªa, yo mismo... aunque yo no he hecho del gallego mi lengua habitual. Sobre eso y sobre c¨®mo remediarlo andan debatiendo estos d¨ªas en el nacionalismo gallego, un debate "por donde cruza errante la sombra de Ca¨ªn", como dec¨ªa el poeta, ya saben qui¨¦n. Puesto que yo no pertenezco a ese ¨¢mbito ideol¨®gico, deber¨ªa abstenerme de participar. Pero al situar su caladero justo en donde yo estoy, no puedo evitar la impresi¨®n de que discuten sobre m¨ª -sobre nosotros-, as¨ª que tal vez no resulte superfluo que un d¨ªa de estos les haga llegar mi punto de vista, el del pez que desean pescar.
Mauro Fern¨¢ndez es catedr¨¢tico de Ling¨¹¨ªstica de la Universidade da Coru?a.
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