"Estamos hartos de la guerra"
El presidente Gbagbo ofrece una salida negociada al conflicto en Costa de Marfil - La poblaci¨®n conf¨ªa en que la crisis pol¨ªtica no acabar¨¢ en un ba?o de sangre
Los marfile?os conocen mejor que nadie a sus pol¨ªticos. Ni el mes de tensi¨®n, ni los presagios de guerra, ni la violencia ni los desencuentros de los dos principales l¨ªderes, que hasta ayer segu¨ªan rechazando una soluci¨®n pac¨ªfica, consiguieron sembrar el miedo en sus habitantes. Tampoco mostraron mucha sensaci¨®n de alivio cuando el presidente, Laurent Gbagbo, anunci¨®, tras un mes aferr¨¢ndose al cargo, que tratar¨ªa de negociar con su adversario, Alassane Ouattara.
Nada de eso. Los marfile?os salieron ayer a la calle como cualquier otro d¨ªa. "El marfile?o es as¨ª, un optimista por naturaleza. Estamos convencidos de que saldr¨¢ todo bien. Y luego est¨¢ el hartazgo de la guerra. Llevamos con problemas desde 2002. Ya nos sabemos la historia". As¨ª explica su resignaci¨®n Adon Aristide, un estudiante de Econom¨ªa de 34 a?os. "Lo ¨²nico que yo quiero es trabajar", concluye.
El Gobierno levanta el cerco militar al cuartel general de la oposici¨®n
Estamos en el barrio de Plateau, el centro econ¨®mico de Abiy¨¢n, un ¨¢rea de oficinas, centros comerciales, hoteles y edificios de m¨¢s de 20 plantas donde los atascos son, si es que vale la expresi¨®n, m¨¢s ordenados que en otros pa¨ªses de ?frica occidental. Aqu¨ª no hay miles de motoristas estampando sus ciclomotores de fabricaci¨®n china, sino gente andando por las aceras y un cierto respeto a las leyes del tr¨¢fico. "Es verdad que nos dicen que somos los pijos de ?frica", dice el gu¨ªa Ebah. "Aqu¨ª antes se viv¨ªa muy bien. Por eso hay tanta poblaci¨®n inmigrante. Nadie se esperaba ahora esta situaci¨®n de guerra, como nadie se lo esperaba en 2002".
Ebah se refiere al conflicto que, tras una serie de golpes de Estado, dividi¨® al pa¨ªs en dos trozos, norte y sur. Los asesinatos masivos terminaron con las presiones de la comunidad internacional y la promesa de que habr¨ªa elecciones en 2010. As¨ª fue. La campa?a fue un ¨¦xito y, pese a que el norte no ha abandonado las armas, las proclamas a favor de la democracia y la paz resonaron en ambos lados. Hasta la segunda vuelta de las elecciones, el pasado 28 de noviembre. La oposici¨®n se apresur¨® a proclamarse vencedora y Gbagbo respondi¨® anulando los resultados del norte, alegando sospechas de fraude.
La poblaci¨®n sigue dividida, aunque en Abiy¨¢n, donde Gbagbo gan¨® las elecciones, han comprendido la reacci¨®n de su presidente. "Habr¨ªa que convocar elecciones otra vez", asegura Yapo, de 30 a?os, un aparcacoches que ha regresado al colegio para terminar sus estudios. "Y si es necesario, luchar. ?Por qu¨¦ se va a ir Gbagbo? Yo le vot¨¦ y estoy convencido de que gan¨®. No me importa lo que digan los extranjeros".
Las prisas de la comunidad internacional por apoyar al supuesto ganador, Alassane Ouattara, no han sentado bien en la capital, que empieza a construir teor¨ªas de una conspiraci¨®n con el sello de Francia. "El norte ha hecho trampas", dice Wand¨¦ Viviane, de 41 a?os, en una tienda de ropa lejos ya del centro de Abiy¨¢n. "Han usado las armas para impedir que la gente vote libremente. No s¨¦ por qu¨¦ la ONU les apoya. Los propios cascos azules han disparado contra nuestro ej¨¦rcito". Ese rumor se ha extendido por las calles de Abiy¨¢n.
En cualquier caso, m¨¢s que la presi¨®n internacional, lo que ha llevado a Gbagbo a levantar el bloqueo que manten¨ªa hasta ayer sobre el Hotel Golf, donde se ha refugiado Ouattara, y a prometer una salida negociada, ha sido la presi¨®n africana, sobre todo la de la CEDEAO (Comunidad Econ¨®mica de Estados de ?frica Occidental). Esta organizaci¨®n, fundada en 1975 y formada por 16 pa¨ªses, est¨¢ controlada casi por completo por Nigeria. El pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica se ve a s¨ª mismo como el Gran Hermano africano y ha conseguido anotarse, junto con la CEDEAO, algunos ¨¦xitos en la pacificaci¨®n de pa¨ªses como Liberia o N¨ªger. En su casa, sin embargo, Nigeria no consigue arreglar los conflictos que lleva arrastrando desde hace d¨¦cadas y que cada a?o dejan cientos de muertos.
La CEDEAO asegur¨® ayer que mantiene su amenaza de usar la "fuerza leg¨ªtima" para sacar a Laurent Gbagbo del poder en Costa de Marfil si se niega a entregar la presidencia a Ouattara. Los jefes militares de la regi¨®n ultimaron los detalles de una posible intervenci¨®n contra Gbagbo durante una reuni¨®n de dos d¨ªas celebrada la semana pasada en Abuya, Nigeria. "El plan (militar) est¨¢ listo, s¨®lo resta activarlo", asegur¨® el portavoz de la Comisi¨®n de la CEDEAO, Sunny Ugoh.
El anuncio de Gbagbo contrasta con su tozudez de los ¨²ltimos d¨ªas y su convicci¨®n de que ha habido fraude en el norte, un territorio que siempre le ha estado vedado pol¨ªticamente y un basti¨®n de los rebeldes de las Fuerzas Nuevas de Costa de Marfil, del ex primer ministro Guillaume Soro. Todos los an¨¢lisis ponen muchas cautelas a su decisi¨®n de aceptar una salida negociada al conflicto.
Queda por saber qu¨¦ pasar¨¢ con las denuncias de violencia que ambos bandos se entrecruzan. Miles de refugiados han cruzado a Liberia huyendo de los asesinatos que se han registrado contra los partidarios de Ouattara, seg¨²n la Misi¨®n de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI). Gbagbo se?ala que, en v¨ªsperas electorales, varios de sus seguidores murieron en el norte y otros, amenazados por los rebeldes, no pudieron votar libremente.
"Son las cosas de los pol¨ªticos", dice Lonan, secretaria, en un centro comercial de Abiy¨¢n. "Llevan as¨ª toda la vida. La gente ya no les hace caso porque est¨¢ harta. No habr¨¢ guerra, no pasar¨¢ nada, en este pa¨ªs saldremos siempre adelante. ?a va aller (todo ir¨¢ bien)".
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