Ya van m¨¢s de 800 denuncias
Estupefacta me quedo al leer el peri¨®dico. ?Qu¨¦ nos pasa? Debe ser cuesti¨®n de moda, ya sabes: "denuncia", palabras desafortunadas de la querida Leire.
Yo s¨ª denunciar¨ªa, si fuera aquel se?or de bata blanca que aparece en la portada del pasado martes en este peri¨®dico. ?Es un famoso criminal? ?Una estrella del pop? ?Pertenece a la trama G¨¹rtel? ?No! Es que va a fumar.
Creo en la educaci¨®n y en el respeto, y es por ello que comparto muchos aspectos de la ley, y tambi¨¦n creo en los fumadores, porque ellos sabr¨¢n cumplirla. Demos tiempo al tiempo, porque en unos meses ya no se hablar¨¢ de ello, ya no ser¨¢n 800 las denuncias y los que vigilan que se cumpla la ley desaparecer¨¢n, como humo que se va.- M. Paz ?lvarez Sanch¨ªs. Madrid.
Realmente empiezo a estar asustada. Con la nueva ley antitabaco se est¨¢ llegando a unos l¨ªmites espantosos. ?C¨®mo puede una ministra animar a que la gente denuncie a los que la incumplen?
Por un momento he recordado a los que denunciaban a sus vecinos por ser rojos, nacionales, en nuestro caso, o jud¨ªos en otros pa¨ªses. ?Estamos en democracia o en un pa¨ªs dictatorial?- Margarita Cotura. Barcelona.
Al sanear una charca, aparecen en el fango seres da?inos para nuestra salud, que demuestran la necesidad de esa limpieza. En modo parecido, la reformada ley antitabaquismo est¨¢ revelando su necesidad, al revolverse indignada esa peque?a, pero muy da?ina minor¨ªa de intransigentes.
As¨ª el energ¨²meno que tuvo que ser detenido por agredir a quienes le advirtieron de que no pod¨ªa fumar en un hospital. O el que hiri¨® al due?o de un bar extreme?o que le record¨® que all¨ª no pod¨ªa fumar. O el propietario de un restaurante marbell¨ª, que vocea que quiere emigrar porque en Espa?a ya no hay libertad. En efecto, ya no se puede maltratar como antes a su perro, a su mujer, ni a su cliente. ?Buen viaje, y pobre del pa¨ªs que lo reciba.-Mart¨ªn Sagrera. Madrid.
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