El canon digital

Como creador, socio de la SGAE, consumidor e internauta -s¨ª, se puede ser las cuatro cosas a la vez- quisiera hacer una serie de aclaraciones al art¨ªculo firmado por Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra titulado Canon digital. Parte de la premisa el se?or Ibarra de que Espa?a, dentro de los pa¨ªses que integran la Uni¨®n Europea, est¨¢ por debajo de la media en el grado de implantaci¨®n de Internet y que somos los creadores, en concreto, la SGAE, los culpables de ello. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Por poner varios ejemplos evidentes: desde hace a?os, la SGAE te da la posibilidad de dar de alta las nuevas obras desde un ordenador, tambi¨¦n puedo promocionar mis obras a trav¨¦s de sus herramientas digitales de comunicaci¨®n (red social, web...) o acceder a cursos de formaci¨®n que organizan sobre las aplicaciones de Internet al mundo de la creaci¨®n. Asimismo, tiene acuerdos con m¨¢s de 200 tiendas digitales, como las que cita, Itunes o Spotify. M¨¢s all¨¢ de eso, el canon digital, que tampoco frena el desarrollo de la sociedad del conocimiento, es una m¨ªnima compensaci¨®n que recibimos los autores, artistas y productores, por las copias que se hacen de nuestras obras en el ¨¢mbito dom¨¦stico.

Esos pa¨ªses desarrollados a los que alude, por donde circulan los contenidos con mayor rapidez y donde se usa en mayor medida la Red, cuentan con autopistas de la informaci¨®n m¨¢s seguras jur¨ªdicamente, ya que se han preocupado -tambi¨¦n en mayor medida que en nuestro pa¨ªs- por los obreros que ponen el hormig¨®n de esas carreteras virtuales, los creadores, y de su salario, la propiedad intelectual.