Toros e intenciones
A estas alturas, es de suponer que el Partido Popular ya tiene preparados, adem¨¢s de un nuevo recurso ante el Tribunal Constitucional, toda clase de iniciativas parlamentarias tanto en el Congreso como en el Senado y, probablemente, una gran manifestaci¨®n con final en Cibeles en defensa de los valores patrios arteramente mancillados. Ciudadanos-Partido de la Ciudadan¨ªa, por su parte, afila sin duda los argumentos para denunciar a don Alberto Oliart Saussol como separatista antiespa?ol que ha asestado un golpe alevoso e hip¨®crita a la fiesta nacional; s¨ª, claro que mi buen amigo Oliart es extreme?o de nacimiento y fue ministro -?de Defensa!- con la UCD, pero ?acaso no estudi¨® en la Universidad de Barcelona? Pues ah¨ª debi¨® de contagiarse, que el nacionalismo catal¨¢n es como la lepra...
No he o¨ªdo a Mayor Oreja decir que lo de RTVE sea "la expresi¨®n de la profunda crisis nacional que vive Espa?a"
Fuera del ¨¢mbito pol¨ªtico, imagino a una legi¨®n de fil¨®sofos, escritores y otros intelectuales espa?oles -e incluso franceses- redactando febrilmente la marea de art¨ªculos con que van a inundar de inmediato las p¨¢ginas de opini¨®n de los diarios para combatir tama?a muestra de aldeanismo y poner en la picota a sus catetos responsables. En fin, calculo que es cuesti¨®n de d¨ªas contemplar a piquetes de toreros y de aficionados a la tauromaquia concentrados permanentemente en los accesos a Torrespa?a, con pancartas y silbatos, mostrando su rechazo a la dram¨¢tica decisi¨®n que EL PA?S anunciaba el pasado s¨¢bado: Radiotelevisi¨®n Espa?ola (RTVE) ha resuelto vetar de su programaci¨®n las corridas de toros por considerarlas "violencia con animales" incompatible con las normas que rigen su horario de protecci¨®n de menores.
Perm¨ªtanme una aclaraci¨®n: no es mi prop¨®sito tomar parte en el debate (ya sea este moral, est¨¦tico o metaf¨ªsico) entre taurinos y antitaurinos, una pol¨¦mica que me resulta m¨¢s bien indiferente y fatigosa. Pretendo solo hacer un peque?o an¨¢lisis comparativo sobre las reacciones pol¨ªticas, sociales y medi¨¢ticas ante dos decisiones cercanas en el tiempo y semejantes en el contenido: la votaci¨®n del Parlamento catal¨¢n que, el pasado mes de julio, aboli¨® las corridas en esta comunidad, y el acuerdo reciente del v¨¦rtice de RTVE de eliminar de su parrilla los festejos taurinos. Decisiones semejantes, s¨ª, con un par de matices: la primera fue tomada por la mayor¨ªa democr¨¢tica de una asamblea salida de las urnas, y afecta a las pocas decenas de miles de espectadores que la Monumental sumaba a lo largo de toda una temporada; la segunda es obra de los gestores designados de un ente p¨²blico, y afecta potencialmente a millones de telespectadores.
Sin embargo, a pesar de las diferencias de legitimidad y de impacto entre uno y otro veto, no he o¨ªdo al eurodiputado Jaime Mayor Oreja decir que lo de RTVE sea "la expresi¨®n de la profunda crisis nacional que vive Espa?a", ni a la presidenta madrile?a Esperanza Aguirre calificarlo de "medida casposa y liberticida", ni a Alicia S¨¢nchez-Camacho hablar de "un d¨ªa triste para Espa?a", como s¨ª hicieron literalmente el pasado verano. Tampoco he le¨ªdo en los medios de la ultraderecha capitalina que Radiotelevisi¨®n Espa?ola se halle sometida -as¨ª lo afirmaron de Catalu?a a ra¨ªz de la prohibici¨®n de las corridas- a un "r¨¦gimen totalitario". Menos a¨²n he escuchado a toreros del renombre de Enrique Ponce, Curro Romero o el Juli repetir contra el presidente de RTVE, Alberto Oliart, cuanto aseguraron en julio de 2010 a prop¨®sito de la ley antitaurina catalana: que era "un ataque a Espa?a", "un atropello" movido por "intereses pol¨ªticos separatistas".
As¨ª, pues, ?hay dos raseros, dos varas de medir? Peor a¨²n. Lustros de intoxicaci¨®n goebbelsiana a cargo de la derecha y de inhibici¨®n o complicidad por parte de la izquierda han creado en Espa?a un espeso clima de prejuicio que convierte cualquier noticia pol¨ªtica procedente de Catalu?a en s¨ªntoma del separatismo que aqu¨ª se incuba. A base de repetirlo, podr¨ªa convertirse en un caso mod¨¦lico de profec¨ªa autocumplida.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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