Las inundaciones de R¨ªo de Janeiro, primera prueba para Dilma Rousseff
Los muertos por las riadas y los deslizamientos de tierra ya superan los 400
Brasil est¨¢ de luto. M¨¢s de 400 personas han muerto por las lluvias torrenciales que han azotado las tres ciudades monta?osas del Estado de R¨ªo -Teres¨®polis, Petr¨®polis y Nova Friburgo- durante la madrugada del martes. La gravedad de las inundaciones y los deslizamientos de tierra que provocaron la mayor¨ªa de las muertes forzaron a la presidenta Dilma Rousseff a desplazarse a la zona desde Brasilia en lo que es su primera prueba desde que asumi¨® el cargo el 1 de enero.
Acompa?ada por los ministros de Defensa, Nelson Jobim, del de Sanidad, Alexandre Padihla y del de Integraci¨®n Nacional, Fernando Bezerra, nada m¨¢s aterrizar en R¨ªo, Rousseff tuvo una reuni¨®n con las autoridades locales. El gobernador del Estado de R¨ªo, S¨¦rgio Cabral, que regres¨® a toda prisa de sus vacaciones en Europa, sobrevol¨® con Rousseff las zonas afectadas. Tras el vuelo, la presidenta, visiblemente afectada, se limit¨® a decir: "La poblaci¨®n puede esperar acciones firmes por parte del Estado".
La mayor¨ªa de las v¨ªctimas murieron ahogadas o arrastradas literalmente por las aguas que en algunos r¨ªos subieron hasta siete metros. El centro de la ciudad de Nova Friburgo, la que presenta el mayor n¨²mero de muertos, estaba ayer sembrado de muebles y utensilios de todo tipo arrastrados por las aguas despu¨¦s de haber derrumbado las casas. A pesar de las llamadas de las autoridades para que las familias -m¨¢s de 5.000- abandonaran sus casas ante la amenaza de derrumbe, pocas lo hicieron: "Ten¨ªamos miedo a que nos robaran lo poco que ten¨ªamos", afirmaron a los medios. La situaci¨®n est¨¢ lejos de estar bajo control y las previsiones meteorol¨®gicas son poco halag¨¹e?as: lluvias torrenciales por lo menos hasta ma?ana. Los bomberos pudieron llegar apenas ayer a muchas zonas de las tres ciudades afectadas y gracias al uso de poderosos tractores para atravesar las monta?as de lodo y escombros amontonadas por las riadas.
El coronel Souza Vianna, comandante del batall¨®n de bomberos desplazados a Itaipava, en la localidad de Petr¨®polis -ciudad de veraneo de los reyes durante el tiempo del imperio- confes¨® a los periodistas: "Desde aqu¨ª hasta Teres¨®polis no hacemos m¨¢s que encontrar muertos. En mis 31 a?os de bombero nunca hab¨ªa vivido algo igual".
En la televisi¨®n pudo verse a una mujer corriendo con la cara desencajada por las calles de Teres¨®polis y preguntando a gritos si alguien hab¨ªa visto a su madre "viva o muerta" tras haber visto impotente c¨®mo era arrastrada por las aguas. Tambi¨¦n la imagen de una excavadora en cuya pala aparec¨ªa un bulto envuelto con mucho cuidado en una manta azul celeste: era el cad¨¢ver de un ni?o de cuatro a?os.
M¨¢s de 1.000 hombres trabajaban ayer en las tres ciudades que, vistas desde los helic¨®pteros, presentaban un aspecto desolador, muy parecido a la devastaci¨®n de un terremoto, con barrios enteros ca¨ªdos al suelo y convertidos en lagos de agua y fango. "La situaci¨®n es de desolaci¨®n", afirm¨® Luiz Fernando Pez¨®n, vicegobernador del Estado de R¨ªo y secretario de Estado de Obras, quien asegur¨® que las v¨ªctimas mortales "van a seguir creciendo", ya que existen lugares aislados donde a¨²n no han llegado los equipos de rescate. La situaci¨®n de caos en las tres ciudades, pr¨¢cticamente incomunicadas, sin luz ni tel¨¦fono fijo, hizo que las autoridades pidieran a las familias que no velaran a sus muertos para que pudieran ser enterrados lo m¨¢s r¨¢pidamente posible.
Y mientras las familias de las v¨ªctimas lloraban a sus muertos y sufr¨ªan por los heridos sin lugar en los hospitales, acomodados como pod¨ªan en el suelo, los analistas pol¨ªticos comenzaron a advertir que la tragedia no puede ser atribuida "solo a las lluvias", sino a una falta de prevenci¨®n y al descuido de pol¨ªticos locales que permiten construir en zonas de riesgo. Por ello, la cat¨¢strofe de R¨ªo ha sido calificada de "muerte anunciada".
Miriam Let?o, una analista econ¨®mica del diario O Globo, escribi¨®: "Las ciudades brasile?as no est¨¢n preparadas para el momento actual y menos para el futuro que anuncian los climat¨®logos". Seg¨²n ella, Brasil "tiene que repensar seriamente toda su pol¨ªtica de urbanismo" para frenar la especulaci¨®n inmobiliaria y paliar la falta de ocho millones de viviendas para los pobres, que acaban construyendo sus barracas en laderas de riesgo apoyados por los alcaldes que miran para otro lado para conseguir votos.
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