Martin Parr, coleccionista de lo bizarro
El fot¨®grafo se ha ganado la gloria retratando la miseria de los pobres y el derroche de los ricos. Ahora comparte su devoci¨®n por los objetos pol¨ªticos con la revista Colors.
Martin Parr (Epsom, 1952) est¨¢ en deuda con Margaret Thatcher. Gracias a ella comenz¨® su colecci¨®n de parafernalia pol¨ªtica. O, mejor dicho, gracias al odio hacia ella. "Todo empez¨® con un plato con su cara estampada. La detestaba, por eso lo compr¨¦. Me costaba creer que alguien coleccionara cosas relacionadas con ella, as¨ª que lo hice yo. El odio es un motor excelente, tan fuerte como la admiraci¨®n, a la hora de emprender una colecci¨®n", dice desde la apacibilidad de su hogar cercano a Bristol. Al c¨¦lebre fot¨®grafo ingl¨¦s no le gusta mucho extenderse en explicaciones sobre su trabajo y no lo oculta demasiado.
El hombre que hace unos pocos a?os declar¨® que "la riqueza es la nueva pobreza" y cambi¨® el costumbrismo de las clases bajas y medias por sus series centradas en el lujo ha descubierto recientemente al mundo su faceta de coleccionista. "Me recuerdo as¨ª desde siempre. Ser fot¨®grafo es, de alguna manera, convertirte en coleccionista de tu propia memoria", argumenta. A recopilaciones infantiles de sellos, monedas, puzles, f¨®siles y nidos de p¨¢jaro le han sucedido otras: postales aburridas, libros de fotograf¨ªa (se precia de tener una de las compilaciones m¨¢s nutridas del mundo, con unos 12.000 ejemplares) o souvenirs pol¨ªticos. Muchos de estos pasaron a formar parte de Parrworld, una exposici¨®n itinerante organizada hace dos a?os y medio. "Desgraciadamente, no hay planes para llevarla a Espa?a", especifica. En ella destacan sus objetos propagand¨ªsticos de la huelga de mineros de 1984 en Gran Breta?a ("el yang de la Dama de Hierro"), sus 85 relojes de Sadam Husein ("algo muy dif¨ªcil de encontrar en estos d¨ªas") o las Nike inspiradas en Obama. "Tengo alertas puestas en eBay sobre los temas que m¨¢s me interesan", revela.
"Me costaba creer que nadie coleccionara algo sobre la Thatcher. As¨ª que lo hice yo"
Parr participa junto con un mont¨®n de coleccionistas an¨®nimos en el especial sobre el tema que acaba de editar Colors, la publicaci¨®n de Fabrica (propiedad de Benetton). "Es una revista que me encanta. Sencillamente, me enviaron un e-mail y dije que s¨ª". El fot¨®grafo asegura mantenerse alejado de Twitter y Facebook "porque no lo necesito. Si quiero contactar con alguien, le escribo un e-mail, y si me quieren encontrar, tengo una web estupenda".
Y su mujer, Susie, ?qu¨¦ tiene que decir de su af¨¢n por acumular? "Oh, desde que empez¨® la exposici¨®n est¨¢ mucho m¨¢s tranquila, ya no tengo casi nada en casa". Y en un gesto de perfecta sincron¨ªa marital, nos la pone un momento al tel¨¦fono para que explique en espa?ol el porqu¨¦ de la afici¨®n de su se?or esposo: "Es una debilidad humana". Cuando salgan estas l¨ªneas, Martin Parr estar¨¢ camino a St. Moritz (Suiza) para continuar compartiendo sus debilidades con la gente pudiente en la copa mundial de polo.
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