Dinast¨ªa Galv¨¢n
Una familia de bailaores y cuatro formas de entender el flamenco. Los padres cultivaron lo tradicional. La hija, Pastora, estudi¨® danza cl¨¢sica, y el hijo, Israel, es la estrella del momento
Cuando se habla de dinast¨ªas en el baile flamenco suenan siempre los mismos apellidos. Est¨¢n los Farruco, los Amaya... Todos con un elemento en com¨²n: el estilo, para todos, tiene que ser el mismo. Hay un sello, unos pasos que les distinguen, un aire que todos siguen. Si te gusta uno, te gustan todos. Pero muy pocos incluyen en la lista de apellidos din¨¢sticos a una familia en la que cuatro de sus cinco miembros se han dedicado al baile, los Galv¨¢n de los Reyes. Quiz¨¢ porque cada uno de ellos posee un estilo definido y particular, una familia que, en su segunda generaci¨®n, ha dado un bailaor revolucionario que marca la entrada del siglo XXI, Israel Galv¨¢n de los Reyes, Premio Nacional de Danza 2005.
Con el tiempo, Eugenia y Jos¨¦ han aceptado lo que hace su hijo, aunque sigan sin compartir este estilo tan diferente
"Yo creo que nosotros somos un poco lo que nuestros padres no han podido ser", afirma Israel Galv¨¢n
"Para m¨ª, Israel es un fuera de serie, porque lo que ¨¦l hace no se atreve a hacerlo nadie. Es ¨²nico, especial". Las palabras de Eugenia de los Reyes, madre del bailaor, podr¨ªan sonar a amor de familia. Pero dejan de hacerlo cuando completa su opini¨®n: "Pone las posturas con mucho arte, pero a m¨ª no es lo que me llena; a m¨ª, lo que ¨¦l hace, me cuesta asimilarlo". Tanto es as¨ª que Israel decidi¨® bailar La metamorfosis, de Kafka, porque, seg¨²n ha dicho en repetidas ocasiones, se sent¨ªa como un bicho raro en su familia, la cucaracha en la que se transforma Gregor Samsa. "Cuando empez¨® a bailar raro, yo no entend¨ªa qu¨¦ quer¨ªa contar", explica Pastora, hermana de Israel. "Todo era sorpresa, todo es original, todo lo que hace es un riesgo. Creo que lo m¨¢s caracter¨ªstico suyo es su personalidad, su arte, su estilo, sus l¨ªneas".
La rareza a la que se refiere Pastora es una manera personal y ¨²nica de entender el flamenco. Israel rompe la estructura tradicional de los bailes, combina compases de palos diferentes a intervalos, baila de perfil, en escorzo, forzando la postura; baila el silencio y deja fluir cante y guitarra mientras congela una figura. Pastora recuerda las reacciones de estupor de sus padres ante los primeros espect¨¢culos que mont¨® su hermano. "Me acuerdo cuando hizo Arena en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Mi madre se tapaba la cara de verg¨¹enza". Eugenia lo corrobora: "Jos¨¦ y yo, al principio, est¨¢bamos un poco asustados, porque ¨¦l ha hecho cosas muy dif¨ªciles de asimilar".
Con el tiempo, Eugenia y Jos¨¦ han aceptado lo que hace su hijo, aunque sigan sin compartir este estilo tan diferente de lo que ellos han vivido profesionalmente. Ella, junto a su marido, Jos¨¦ Galv¨¢n, se dedicaron al baile sin ning¨²n apoyo, arrancando de cero. "Jos¨¦ trabajaba con su hermana, Loli la Chata, pero ella se fue con la compa?¨ªa de baile de Juanita Reina, as¨ª que hicimos pareja art¨ªstica", explica. "Tuve que alquilarme un traje por 500 pesetas para trabajar en la feria, fue muy duro todo".
Eran los a?os sesenta, cuando Andaluc¨ªa viv¨ªa la ¨¦poca dorada de los tablaos, donde ellos compartieron su arte y su estilo con los bailaores m¨¢s conocidos del momento: Farruco, Matilde Coral, Manuela Carrasco... "Ellos dos se complementaban como pareja de baile", explica Israel sobre el estilo de sus padres, en una conversaci¨®n con su hermana que tiene lugar en el estudio-casa que comparten en Sevilla. "Mi padre ten¨ªa mucha fuerza en los pies y mi madre, mucho arte con los brazos". En tablaos como La Trocha y La Cochera de Sevilla bailaban con el primer Farruquito (Juan Antonio Montoya Manzano), el hijo de Farruco, fallecido en un accidente de tr¨¢fico en 1974. "Yo bailaba embarazada de cinco meses de Israel, sentada en una silla, levantaba los brazos y ¨¦l bailaba al mismo comp¨¢s que yo", recuerda Eugenia.
Pastora e Israel nacieron y se criaron entre la academia familiar y los tablaos, un ambiente en el que, sin embargo, los dos peque?os desarrollaron una visi¨®n propia del baile. "A Israel me lo llevaba a los camerinos, no nos quer¨ªamos separar de ¨¦l. El due?o de La Trocha, donde trabaj¨¢bamos, le ped¨ªa a Jos¨¦ que le sacara, con dos a?itos y medio, a hacer un poquito por buler¨ªas, y se le llenaba al ni?o el tablao de billetes lila (de 5.000 pesetas)". Luego, en la academia de su padre, Israel aprend¨ªa los pasos que Jos¨¦ ense?aba a sus alumnas. "?l no se lo tomaba en serio como para ser profesional, pero cuando bailaba, se esforzaba mucho". Israel corrobora este punto: "No fui un ni?o con vocaci¨®n. Bailaba porque ten¨ªa esa facilidad, y mis padres quer¨ªan que lo hiciera".
Detr¨¢s de Israel (1974) vino Pastora (1980), predestinada desde su nacimiento. Eugenia quer¨ªa llamarle Sara, pero su padre quiso ponerle este nombre m¨¢s adecuado para una bailaora. "Ella nunca quer¨ªa ensayar en la academia", recuerda su madre. Y sin embargo, Pastora decidi¨® acudir al conservatorio y aprender ballet. Hoy es una de las promesas de su generaci¨®n, una bailaora que combina destrezas y habilidades con el arte de las gitanas m¨¢s primigenias. "Ella tiene la esencia, el aire de las bailaoras antiguas, pero con m¨¢s t¨¦cnica", dice Israel sobre su hermana. "Hace mucha falta en el baile de hoy, tiene una flamencura que no se aprende". En la pasada Bienal de Flamenco de Sevilla, celebrada en octubre, Pastora Galv¨¢n ha sido la gran triunfadora en cr¨ªtica y p¨²blico con una obra ya estrenada, pero remozada para la ocasi¨®n, Pastora, dirigida y coreografiada por su hermano Israel.
Su estilo combina la tradici¨®n con algunos intentos personales en la l¨ªnea de su hermano Israel, una suerte de estadio intermedio entre los padres y el hermano con una personalidad propia muy marcada. "En La Francesa [espect¨¢culo estrenado en 2006] hay muchas cosas del baile de Israel", explica Eugenia. "Cuando ve¨ªa las cosas que le montaba, me quejaba: ?No le pongas esas cosas a la ni?a! Y ella contestaba: 'Pues no se ve tan mal, mam¨¢". Los dos hermanos, Pastora e Israel, trabajan juntos en los montajes que ella protagoniza, aunque antes de eso Pastora tambi¨¦n hizo apariciones en algunos de los espect¨¢culos de Israel, como en Los zapatos rojos y La metamorfosis.
El trabajo entre ambos no siempre es sencillo. Ellos mismos explican que, cuando trabajaban en La Francesa, tuvieron que contratar a un intermediario porque ellos dejaron de hablarse. "Est¨¢bamos todo el d¨ªa peleando", explica Israel. "Yo le dec¨ªa al traductor: 'Dile a mi hermana que levante el brazo derecho un poquito m¨¢s', y ¨¦l le dec¨ªa a Pastora: 'Que dice tu hermano que levantes...". Pero Pastora aclara: "Es que para cuando cog¨ªa lo que ¨¦l me marcaba, ya lo hab¨ªa cambiado, para probar qu¨¦ pasos ven¨ªan mejor al baile, y claro, pensaba que realmente lo que quer¨ªa era martirizarme... ?l tiene una mentalidad muy rebuscada, ?y yo no llego!".
A pesar de esto, Pastora no quiere probar con ning¨²n otro director. "No me siento bien haciendo coreograf¨ªas", explica Pastora ante la atenta mirada de su hermano. "Mi mente no da para montar un espect¨¢culo, soy nula. Y a m¨ª el que me gusta es Israel, creo que es el mejor". El hermano no cree que sea as¨ª: "Ella podr¨ªa hacer las cosas sola, pero se acomoda a mi trabajo".
Lo que tienen en com¨²n los dos hermanos es haber ganado uno de los concursos m¨¢s prestigiosos de flamenco, el Concurso Nacional de C¨®rdoba, al que los bailaores m¨¢s j¨®venes suelen presentarse cuando arrancan sus carreras para darse a conocer. Israel lo logr¨® en 1995 y Pastora en 2001. "Antiguamente tener este premio era importante, te abr¨ªa muchas puertas", explica Israel. "Y nuestros padres nos presentaron a los dos. Ellos se presentaron tambi¨¦n en su momento, y no lo ganaron nunca. Yo creo que nosotros somos un poco lo que ellos no han podido ser". Pastora discute a Israel en este punto: "Ellos no han llegado m¨¢s lejos porque se han dedicado a nosotros", dice, pero Israel insiste: "Que no, que nosotros bailamos mejor". "Mira, yo veo a mam¨¢ bailar y la llamada que hace es mejor que la que hago yo", rebate Pastora. "Ya, pero hace una llamada, no una coreograf¨ªa. T¨² has estado m¨¢s preparada, has ido al conservatorio, has tenido m¨¢s medios...", zanja Israel.
El caso es que Eugenia, madre de ambos, reconoce en sus hijos elementos suyos y de Jos¨¦. "Pastora se parece a su padre en la fuerza, aunque algunos gestos, como el marcaje con los brazos, o la postura de la cabeza, se parecen mucho a m¨ª, y con Israel pasa igual, las posturas que ¨¦l hace m¨¢s largas son m¨ªas, yo bailaba mucho as¨ª, me doblaba...". Israel a?ade: "Creo que me parezco a mi madre en la personalidad".
Es dif¨ªcil verlos bailar juntos para comparar. Eugenia se retir¨® cuando naci¨® su tercer hijo, Jos¨¦ Antonio, y solo vuelve en ocasiones familiares. Es tan dif¨ªcil que coincidan que solamente lo han hecho, los cuatro, una vez. Fue en 2009, en el Festival de Nimes, en un encargo que le hicieron a Jos¨¦ Galv¨¢n, asiduo al festival. "Disfrutamos mucho el fin de fiesta, porque no est¨¢bamos bailando para el p¨²blico, sino para nosotros mismos", recuerda Eugenia. "Mi padre gusta mucho al p¨²blico", a?ade Israel. "Y le pidieron este espect¨¢culo, que lo hicimos a su gusto, una cosa muy poco montada... Bail¨® hasta mi hijo".
Bail¨® su hijo, Jacob, que recibe clases de ballet en el colegio, pero tambi¨¦n lo hizo el tercer hermano, Jos¨¦ Antonio, el ¨²nico que no se dedica al flamenco profesionalmente y que, tras la experiencia de N?mes, ha decidido profundizar un poco en el oficio familiar. "Es posible que se quede con la academia cuando mi padre se jubile", a?ade con una sonrisa Israel, que cuenta la an¨¦cdota de c¨®mo encontr¨®, un d¨ªa de calor de agosto, a su hermano bailando a escondidas en la casa familiar mientras los dem¨¢s disfrutaban de la playa, a la hora de la siesta. "Yo le dec¨ªa: 'Estate quieto, ver¨¢s que los vecinos me van a echar la culpa a m¨ª, ?y yo no he hecho nada!".
Qui¨¦n sabe si sea Jacob o Jos¨¦ Antonio quienes contin¨²en la saga de los Galv¨¢n... Israel bromea sobre esta posibilidad: "Yo me juego lo que quieras a que yo le monto un baile a mi hermano y las cr¨ªticas dicen que baila mejor que yo...".
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