M¨¢s ambiguos que nunca
Sus rasgos f¨ªsicos no dejaban hueco alguno a la interpretaci¨®n: melena rubia, labios carnosos y figura filiforme. Los asistentes al ¨²ltimo desfile de Raf Simons asumieron sin dudarlo que Andrej Pejic era una serbia de 19 a?os (otra m¨¢s). No era la primera vez que un dise?ador de ropa masculina usaba a una mujer como modelo. Pero ella era ¨¦l. Un chico la mar de guapa. Cuatro meses despu¨¦s, ese limbo f¨ªsico llamado androginia se saluda como la ¨²ltima sensaci¨®n. Una realidad capaz de alimentar titulares. Las pasarelas son el nuevo monte Olimpo y la moda ha saldado cuentas con el mito plat¨®nico que planteaba su asalto por parte de los seres ambiguos. En realidad es algo que viene haciendo con intermitencia. La fascinaci¨®n que provocan aquellas personas de g¨¦nero difuso (se resuelva en rechazo o atracci¨®n) es una constante en esta industria. La espa?ola Bimba Bos¨¦ o la brit¨¢nica Stella Tennant fueron el reverso femenino de este fen¨®meno a principios de la d¨¦cada de 2000, igual que en los a?os noventa la firma Calvin Klein se erig¨ªa en abanderada del unisex.
"Creo que la glamurizaci¨®n de la transversalidad es otro avance hacia la normalizaci¨®n", opina Luis Venegas
Pejic es claro a la hora de explicarse a s¨ª mismo: "En plena crisis, lo l¨®gico es que prime lo convencional sobre lo excepcional, m¨¢s que nada porque resulta mucho m¨¢s viable. Supongo que yo soy un riesgo calculado por parte de la industria porque tengo lo mejor de ambos sexos", explica por tel¨¦fono. Los andr¨®ginos: un conjunto vac¨ªo dentro del canon de belleza. Son lo que uno quiera que sean. Asumen la carga que proyectemos en ellos, sea masculina o femenina. El triunfo?de Pejic confirma que a¨²n somos sensibles a las dosis de misterio. Impresionables.
Y para a?adir m¨¢s pluralidad al poder de lo er¨®tico, hay otra tendencia que ha empujado la frontera entre los g¨¦neros un poco m¨¢s all¨¢: la de la transversalidad. No es casualidad que, seg¨²n The New York Times, 2010 vaya a ser recordado como el a?o en el que la moda se ha volcado con el cross-dressing. Y no nos referimos a Lady Gaga (que tambi¨¦n. Al fin y al cabo, ella es un David Bowie en versi¨®n era Facebook). Mientras el dise?ador Ricardo Tisci apuesta por su amiga y ex asistente la transexual Lea T como imagen para sus campa?as, la revista de estilo en cuya portada aparece el actor James Franco vestido de mujer fatal ha agotado su edici¨®n (1.000 ejemplares). Hablamos de Candy. Su editor, el espa?ol Luis Venegas, habla de "algo que estaba en el aire". Y a?ade: "Creo que la glamurizaci¨®n de los transexuales y travestis es otro avance hacia la normalizaci¨®n. Yo siempre he querido que Candy sea como Vogue, no como una revista combativa. Perdido -m¨¢s bien superado- el componente reivindicativo, tratar este tema desde lo que podr¨ªa ser considerado como un punto de vista fr¨ªvolo es un s¨ªntoma de madurez".
La brasile?a Lea T es la ¨²ltima revelaci¨®n de una estirpe de modelos con aura de iconos pop que, como los andr¨®ginos, han ido teniendo un sitio a lo largo de la historia.
En la d¨¦cada de 1960, Warhol hizo de la transexual Candy Darling (Venegas bautiz¨® as¨ª su revista en su honor) una de sus superestrellas. Y cuando a las superestrellas se las empez¨® a llamar it-girls, el dise?ador Stephen Sprouse convirti¨® a Teri Toye en una.
Seg¨²n Venegas, "Espa?a siempre ha sido un pa¨ªs con mucha tradici¨®n travesti. Ah¨ª est¨¢ Moncho Borrajo". Y ah¨ª est¨¢n tambi¨¦n los padres de familia que en Navidad atestan el centro de Madrid con la peluca puesta. Pero es que en ambos casos estamos hablando de un tr¨¢nsito al otro g¨¦nero que tiene en la risa su coartada. Con tanta atenci¨®n puesta en este fen¨®meno, queda por ver si es el principio de algo o un punto y seguido hasta nuevo aviso.?
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