ETA no quiere
Si la estrategia pol¨ªtico-militar es innegociable, Batasuna tendr¨¢ que enfrentarse con la banda
Los datos ahora conocidos sobre el debate que ha precedido a la difusi¨®n del comunicado etarra del pasado lunes indican que la direcci¨®n de la banda no renuncia a seguir condicionando la pol¨ªtica vasca mediante la violencia o la amenaza de usarla. En su b¨²squeda incesante de pretextos para no cejar, y ante la presi¨®n de su brazo pol¨ªtico, ha optado por aceptar la tregua que le ped¨ªan, pero condicionando su conversi¨®n en definitiva a la aceptaci¨®n por los dem¨¢s partidos de una negociaci¨®n para "consensuar la formulaci¨®n" de su programa de siempre: autodeterminaci¨®n y Navarra. De forma que si esa demanda no es atendida, se considerar¨¢ liberada de su compromiso y legitimada para volver a la lucha armada.
A la luz de ese planteamiento pierden sentido algunos de los debates (y elucubraciones) que han seguido a la publicaci¨®n del comunicado, como el sugerido por la propia Batasuna de que su contenido se hab¨ªa interpretado mal y que en realidad la banda no impone condiciones sino que plantea aspiraciones. Si el punto de partida es que la "estrategia pol¨ªtico-militar es innegociable" queda clara la funci¨®n de la tregua para ETA. Y Batasuna ha perdido la oportunidad de hacer lo que le habr¨ªa dado la credibilidad que reclama: renunciar en todo caso a participar en cualquier negociaci¨®n pol¨ªtica planteada como contrapartida a la retirada de ETA. Esa s¨ª que ser¨ªa una iniciativa eficaz para que la banda desistiera de seguir condicionando la pol¨ªtica vasca.
Tambi¨¦n se ha planteado que la legalizaci¨®n del nuevo partido que va a presentar Batasuna con vistas a su participaci¨®n en las elecciones de mayo podr¨ªa favorecer nuevos pasos del brazo pol¨ªtico. Es una opini¨®n defendible, pero hasta ahora ha ocurrido lo contrario: ha sido la negativa a rebajar el nivel de exigencia lo que ha forzado a Batasuna a dar pasos que sin esa firmeza hubieran sido impensables; si el alto el fuego se considerase suficiente aval para la legalizaci¨®n, esa evoluci¨®n del brazo pol¨ªtico se interrumpir¨ªa y desaparecer¨ªa el principal incentivo que tiene Batasuna para enfrentarse a ETA.
Bastar¨ªa que el Ministerio del Interior no rechazase la inscripci¨®n para que el partido fuera legal. Sin embargo, es m¨¢s veros¨ªmil que inste a la fiscal¨ªa a oponerse, con lo que la decisi¨®n quedar¨¢ en manos de los tribunales, que deber¨¢n decidir con criterios jur¨ªdicos, valorando en particular si la vinculaci¨®n con ETA que motiv¨® la ilegalizaci¨®n ha desaparecido.
Lo que carece de sentido es considerar que si Batasuna participa en las elecciones quedar¨¢ demostrado que el Gobierno est¨¢ negociando con ETA, como sostiene, en contra del criterio de la direcci¨®n de su partido, el eurodiputado del PP Mayor Oreja. Su teor¨ªa se ha ido convirtiendo en obsesi¨®n y ahora incluye la insinuaci¨®n de que el comunicado ha podido ser pactado con el Gobierno y que ETA solo se disolver¨¢ cuando alcance el objetivo de la independencia: lo que m¨¢s anhelaba escuchar la banda para sentirse invencible.
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