La impostura de un fumador
DEFENSORA DEL LECTOR. Un art¨ªculo contra la nueva ley antitabaco provoca quejas de los lectores. Las licencias literarias no pueden amparar la mentira en una tribuna de opini¨®n
Francisco Rico, miembro de la Real Academia Espa?ola, public¨® el pasado martes d¨ªa 11 un art¨ªculo calificado como furibundo por algunos lectores, en el que, con el t¨ªtulo de Teor¨ªa y realidad de la ley contra el fumador, considera que la modificaci¨®n legal es "un golpe bajo a la libertad, una muestra de estolidez y una vileza". Tras afirmar que "no pocos de los argumentos contra el tabaco carecen de rigor cient¨ªfico y son simple fruto del desconocimiento, por las actuales insuficiencias de la investigaci¨®n", concluye que "domina la ley el esp¨ªritu persecutorio" y que "con absoluta desestima de los datos, de la voluntad y el sufrimiento ajeno, sacrifica al individuo cercano en el altar de un remoto ideal gen¨¦rico". Y termina: "P. S. En mi vida he fumado un solo cigarrillo".
El autor de un art¨ªculo no puede hacerse pasar por lo que no es
R¨¢pidamente llegaron al correo de la Defensora cartas de protesta, en su mayor¨ªa de m¨¦dicos. Aparte de algunas consideraciones acerca de si el tono y el contenido del art¨ªculo estaban a la altura del nivel habitual de la secci¨®n de Opini¨®n, buena parte de las r¨¦plicas pueden inscribirse en el marco de la encendida controversia que suele acompa?ar este tipo de medidas. Pero algunos lectores plantean una cuesti¨®n embarazosa: ?Minti¨® el autor del art¨ªculo?
"El se?or Rico", escribe Daniel Gil P¨¦rez, "se despide asegurando no haber fumado en su vida un solo cigarrillo. Sin embargo, la periodista Karmentxu Mar¨ªn le define, en una entrevista publicada por su peri¨®dico el 30 de marzo de 2008, como alguien que 'fuma como una chimenea'. Su condici¨®n de fumador o no ser¨ªa solo una an¨¦cdota si no fuera ¨¦l mismo el que la utiliza como un claro recurso para dotar de mayor legitimidad a su posicionamiento. ?Ser¨ªa posible que nos aclarara la verdad sobre el tabaquismo actual o pasado, activo o pasivo, del se?or Rico? Ayudar¨ªa a contextualizar su dur¨ªsimo art¨ªculo".
Pablo Blanco no quiere "polemizar con el autor del texto, al que ampara su libertad de expresi¨®n para realizar todas las afirmaciones sin fundamento que estime oportunas, sino resolver una duda sobre el argumento final que emplea para convencer al lector de la maldad de la ley, cuando dice "en mi vida he fumado un solo cigarrillo", pues habiendo comprobado que la afirmaci¨®n es falsa, "la cuesti¨®n es si escribir en la secci¨®n de Opini¨®n faculta para intentar una manipulaci¨®n tan burda".
Manel Nebot, de la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona, y Esteve Fern¨¢ndez, del Instituto Catal¨¢n de Oncolog¨ªa, insisten tambi¨¦n en esta cuesti¨®n, pues el hecho de ser fumador "contradice su aparente falta de conflictos de inter¨¦s". "Entiendo que EL PA?S debiera informar a sus lectores de esa falsedad", escribe Carlos Tarazona.A nadie se le oculta que en el debate sobre los efectos del tabaquismo han jugado un papel muy importante las maniobras de desinformaci¨®n de quienes m¨¢s tienen que perder, las empresas tabaqueras. Su principal estrategia ha sido cuestionar la validez de los estudios sobre los efectos nocivos del tabaco. Por eso, en la crispada controversia que suele acompa?ar las medidas antitabaco, puede entenderse como un refuerzo argumental el hecho de que quien opina est¨¦ libre de conflicto de inter¨¦s, es decir, que no tenga v¨ªnculos con la industria tabaquera o que no sea fumador. La condici¨®n de "no fumador" dar¨ªa mayor legitimidad al profesor Rico en su defensa de la libertad de los fumadores. En este sentido interpretaron los lectores la frase final, y en ese sentido la interpreto yo tambi¨¦n.
Pronto comprob¨¦ que los lectores ten¨ªan raz¨®n: el profesor Rico tiene un largo historial de fumador empedernido. ?C¨®mo era pues posible que hubiera hecho esa afirmaci¨®n? ?Se hab¨ªa producido alg¨²n error? No. La frase fue escrita tal cual ha sido publicada. De modo que solo quedaba preguntar al profesor Rico por la razones de esa falsedad. Y esta es su respuesta:
"Am¨¦n de darle al conjunto una nota de color, el post scr¨ªptum quiere decir varias de las cosas que literalmente dice, y sobre todo otra no literal, pero obvia: que "Je est un autre" (Rimbaud), la escritura no es la autobiograf¨ªa y "la verdad es la verdad d¨ªgala Agamen¨®n o su porquero" (A. Machado). El P. S. me ha producido la triste satisfacci¨®n de comprobar lo que yo diagnosticaba: que la ley es una escuela de malsines. Porque casi todos los que se pronuncian contra mi art¨ªculo lo hacen buscando hurgar en mi vida y costumbres, espiando a mis amigos y buscando antecedentes incriminatorios. En mis argumentos apenas se entra. En otro lugar he dado una prueba del escaso rigor cient¨ªfico que a menudo gobierna la campa?a antitabaco. Pero nadie roza siquiera mis dos puntos principales: la estolidez ("Falta total de raz¨®n y discurso", DRAE) del legislador y la vileza que suponen algunos puntos de la ley, notablemente el veto de fumar a los enfermos hospitalizados y, en especial, terminales".
Le advierto al profesor Rico que su respuesta es tan cr¨ªptica que corre el riesgo de que no se le entienda. Es perfectamente consciente: "No quiero a?adir nada m¨¢s. Si usted quiere interpretarla, es muy libre". Lo har¨¦ a partir de la conversaci¨®n telef¨®nica que mantuve con ¨¦l. Sostiene el profesor Rico que la frase puede tener diversas lecturas, pero incluso para quienes interpreten que asegura no haber fumado nunca, eso no quiere decir que se refiriera a ¨¦l mismo, autor del art¨ªculo. El "yo escritor", afirma, no tiene por qu¨¦ coincidir con el "yo biogr¨¢fico". Es decir, que quien escribe el art¨ªculo es su personaje y no ¨¦l mismo y, por tanto, para reforzar su posici¨®n, puede afirmar tranquilamente que nunca ha fumado.
En el ¨¢mbito de la literatura, este recurso estil¨ªstico ha dado lugar a notables obras literarias. Sus autores transitan deliberadamente entre la realidad y la ficci¨®n, hablan en primera persona y trufan relatos aparentemente autobiogr¨¢ficos con datos y acontecimientos reales. En esta "literatura sobre la literatura", el lector no puede discernir qu¨¦ es realidad y qu¨¦ es ficci¨®n, si los autores hablan de ellos mismos o no, lo cual agranda el misterio y su aureola, pero tambi¨¦n comporta ciertos riesgos, como nos advierte el escritor Juan Goytisolo en un art¨ªculo titulado Je est un autre.
Pero si este nuevo g¨¦nero narrativo presenta problemas en la literatura, su aplicaci¨®n en periodismo puede tener efectos catastr¨®ficos. Un art¨ªculo de opini¨®n no es una pieza literaria con elementos de ficci¨®n, y menos un texto tan pol¨ªtico como el del profesor Rico. De modo que lo que en principio parec¨ªa un simple error o un problema de expresi¨®n, se ha convertido en algo m¨¢s importante: un asunto de verdad o mentira. Porque al final, lo que se plantea en este caso es hasta qu¨¦ punto es l¨ªcito recurrir a una mentira para defender una verdad. Si el autor de un art¨ªculo de opini¨®n puede permitirse faltar a la verdad haci¨¦ndose pasar por lo que no es y utilizar esa ficci¨®n-mentira como argumento de autoridad, ?qu¨¦ cr¨¦dito podemos dar a la verdad que pretende defender?
Si el periodismo no se atiene siempre a la verdad, pierde credibilidad, tanto en el g¨¦nero informativo como en el de opini¨®n. Si el profesor Rico quer¨ªa hacer un ejercicio literario, deber¨ªa haberse publicado en otra secci¨®n y no en la de Opini¨®n. Porque el diario no puede dejar de tomarse en serio cuestiones tan serias como el tabaquismo y sus efectos sobre la salud. Conviene no mezclar literatura y periodismo.
En fin, queridos lectores, me hab¨ªa propuesto tratar en este art¨ªculo diversos temas, pero ya ven por qu¨¦ vericuetos ha transcurrido. Solo me queda decirles que he continuado recibiendo una gran cantidad de cartas de queja por la portada y el art¨ªculo que El Pa¨ªs Semanal dedic¨® a Bel¨¦n Esteban, que trat¨¦ en mi art¨ªculo anterior (pueden encontrar una muestra de ellas en la p¨¢gina de la Defensora, en ELPAIS.com). Algunos me recriminan no haber sido m¨¢s contundente en mi cr¨ªtica al diario. Cre¨ªa haberlo sido. En todo caso, quede constancia de esta cr¨ªtica.
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