Dec¨¢logo de la islamofobia nacional
Hac¨ªan falta dos cosas para azuzar pol¨ªtica y medi¨¢ticamente la estigmatizaci¨®n de los musulmanes: crisis y elecciones. Los pr¨®ximos comicios de primavera ser¨¢n propicios para estas estrategias
Tal vez sea aqu¨ª, en nuestro propio pa¨ªs, donde menos se ha insistido en el car¨¢cter ejemplar de la reacci¨®n de la inmensa mayor¨ªa tras el 11-M. A la cordura de la calle tratando al terrorismo de terrorismo, sin concesiones a la estigmatizaci¨®n de los musulmanes, sigui¨® un juicio penal que, mal que le pese a cierto sector medi¨¢tico, fue la admiraci¨®n de la intelligentsia europea y estadounidense. A medio camino entre la sorpresa admirativa y la envidia sana, Espa?a fue, una vez m¨¢s, diferente.
La diferencia la marcaba esta vez el ciudadano de a pie, su sentido com¨²n, avezado en la brega con el terrorismo y propenso a una vivencia personal de la fe religiosa: que Espa?a es un pa¨ªs profundamente cat¨®lico que no va a misa no es ninguna paradoja. Tras demasiados a?os de nacionalcatolicismo, de eso era de lo que se trataba: de deslindar Iglesia y Estado, iglesias y naciones. A nuestro modo, entend¨ªamos mejor a nuestros nuevos vecinos musulmanes si ellos celebraban el A¨ªd y nosotros celebr¨¢bamos la Navidad. No mucho m¨¢s complicada era la relaci¨®n hasta que llegaron los c¨¢lculos electorales, los vientos del Norte y la crisis.
El PP alimentaba su discurso antiinmigraci¨®n y los extranjeros pasaban del 1,6% al 8,4% con Aznar
El problema de los islam¨®fobos es Europa misma. Quieren acabar con el Estado de bienestar
Desde siempre, por as¨ª decir, la derecha espa?ola ha coqueteado con el fantasma de la inmigraci¨®n, en uno de sus t¨ªpicos ejercicios de cinismo: a la par que el Partido Popular alimentaba cuidadosamente su discurso antiinmigraci¨®n, la poblaci¨®n extranjera pasaba del 1,6% al 8,4% durante los Gobiernos de Aznar. Por m¨¢s que el porcentaje de musulmanes apenas llegara al 16% de los inmigrantes, el salto del fantasma general de la inmigraci¨®n al fantasma particular del musulm¨¢n no presentaba dificultades: "?Qu¨¦ viene el moro!". No hac¨ªa tanto tiempo que la maurofobia y la maurofilia se debat¨ªan en el corazoncito del R¨¦gimen. El experimento fue adelante en las elecciones de 2008, con sus dudas y titubeos, pues en convocatorias anteriores no hab¨ªa dado los r¨¦ditos esperados. Los debates que ven¨ªan de Europa, avivados aqu¨ª con el ardor que nos caracteriza cuando de imitar al Norte se trata, acudieron en auxilio de los aventadores de la amenaza isl¨¢mica, derechistas en su mayor parte, aunque no faltaron oportunistas de izquierda.
Sin embargo, y pese a lo que se sostiene, no se trata precisamente de que el islam vaya a deseuropeizar Europa, sino al contrario: son las ¨¦lites europeas las que se sirven del islam para desmontar Europa, para actualizar las ideas-fuerza de unos nacionalismos que cre¨ªamos superados tras la brutalidad del siglo XX. Al paisaje suizo (?qu¨¦ es Suiza sino un paisaje?), le repugnan los alminares. Al "deber de civilizar" franc¨¦s, le sulfura ver que las hoy compatriotas de Jules Ferry llevan hiyab. En Alemania, pueblo, tierra y lengua no admiten plurales en turco, kurdo o ¨¢rabe. En los Pa¨ªses Bajos y B¨¦lgica, siglos de inestable estabilidad comunitaria no soportan el roce de unas comunidades musulmanas que buscan su lugar. La lista de agravios de las patrias europeas podr¨ªa seguir con Italia, Suecia, Reino Unido...
Pero Espa?a era diferente, su islamofobia ilustrada (esto es: intelectual, nuevorriquista, nuevoeurope¨ªsta, masoquista por negadora de la propia historia) no cuajaba en una sociedad harta de viejas esencias nacionales. Hac¨ªa falta algo m¨¢s para que ciertos sectores pol¨ªticos la lanzaran contra el votante. Faltaba la crisis, eterno r¨ªo revuelto del voto: el paro, el recorte de las prestaciones sociales, la degradaci¨®n de los servicios p¨²blicos han de tener un culpable en la calle. En tiempos de tribulaci¨®n, el desprecio a lo distinto se quita la careta y sale de caza. El viejo mundo frentista, el nosotros/ellos tan espa?ol, que en lo tocante a la herencia isl¨¢mica ya dio pie a la divisi¨®n entre "albornocistas y castristas", halla nueva formulaci¨®n: el ellos por excelencia, los musulmanes, es una sobrecarga para "nuestro" Estado de bienestar, con tanto trabajo conseguido, se dice, fundamental para el futuro de "nuestros" hijos, se remacha.
Empaquetar pol¨ªtica y medi¨¢ticamente la islamofobia intelectual es f¨¢cil. Solo hacen falta dos cosas: crisis y elecciones. Acabamos de salir de los comicios catalanes. En primavera aguardan las auton¨®micas y municipales, siempre m¨¢s propicias que las generales a este tipo de estrategias.
Ciertas televisiones, ciertas radios y ciertos peri¨®dicos ya han puesto en circulaci¨®n la cantinela:
1. El islam es una amenaza para Europa, afirman. Seg¨²n este aserto, no hay que descuidarse. Espa?a a¨²n convive con la primera generaci¨®n de inmigrantes musulmanes, pero nos resistimos a aprender la lecci¨®n. Nos faltan recursos intelectuales y valor pol¨ªtico para hacer frente a la amenaza isl¨¢mica.
2. Occidente es superior al islam. La grandeza civilizacional de Occidente frente al islam es dogma de fe. La civilizaci¨®n isl¨¢mica, si alg¨²n d¨ªa fue grande, se fue por el desag¨¹e de la historia.
3. El islam no ha tenido Reforma ni Ilustraci¨®n, ni puede tenerlas. Es arcaico, no evoluciona, su doctrina se clausur¨® con la tr¨ªada Cor¨¢n/Mahoma/char¨ªa. Lo isl¨¢mico es refractario a la historia, a la disidencia y a la cultura.
4. El islam es incompatible con la democracia. Niega la libertad individual, la pluralidad y los matices. Es un sistema totalitario. Regula hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle de la vida. Posterga al individuo en favor de la comunidad. Los musulmanes no saben gestionarse.
5. El islam atenta contra la dignidad de la mujer. La considera inferior, la aparta de la vida p¨²blica y la recluye tras el velo. Las musulmanas aceptan gustosas esta sumisi¨®n.
6. Los musulmanes son, intr¨ªnsecamente, unos radicales. La inmigraci¨®n musulmana es un semillero de delincuencia y salafismo.
7. De todos los inmigrantes, los musulmanes son los m¨¢s reacios a la integraci¨®n: ?ni los chinos ni los negros ponen tantos reparos!
8. La culpa es del laicismo. El laicismo anticat¨®lico beneficia al islam. Se carga contra la Iglesia y se contemporiza con el islam. El relativismo cultural y la multiculturalidad son una plaga.
9. La culpa es del buenismo, que alimenta los vicios de los musulmanes y les da alas. El buenismo les anima al proselitismo y a la reivindicaci¨®n del derecho a la diferencia.
10. Catalu?a es la cabeza de puente de la islamizaci¨®n de Espa?a. Catalu?a ampara a los musulmanes contra Espa?a. Se les quiere dar el derecho al voto para que voten contra Espa?a. Que el inmigrante musulm¨¢n no sea hispanohablante, es ¨²til en el combate contra el castellano. Los musulmanes son manipulables...
Como todo dec¨¢logo, este de la islamofobia nacional tiene su corolario: quien no reconozca las anteriores verdades, no es un buen espa?ol, es un alma c¨¢ndida desinformada o un islamista de tapadillo. Por lo general son las derechas quienes profesan estas ideas, pero tienen tambi¨¦n seguidores entre la izquierda, con un lenguaje m¨¢s disimulado o tibio. Son ideas que atentan contra los derechos individuales en nombre de la igualdad, y contra la igualdad en nombre de la libertad.
Si bien no es esta la ocasi¨®n de abordar las conexiones estructurales entre islamofobia y racismo, no deber¨ªan dejarse de lado, puesto que el islam no es la religi¨®n ni el modo de vida del hombre blanco europeo. Como ya sab¨ªa Angela Davis, el retorno del racismo es siempre algo voluntario, no el estallido de algo reprimido. La islamofobia crea y resuelve un problema, su propio problema. Que no es, por descontado, la gesti¨®n de la presencia de los musulmanes en Europa. El problema de los islam¨®fobos es Europa misma, la Europa de la socializaci¨®n a trav¨¦s del trabajo y de la escuela, la Europa de la ciudadan¨ªa y el espacio p¨²blico abiertos y compartidos, la Europa propulsada por "la burgues¨ªa librepensadora y el movimiento obrero", en palabras de Daniel Bensa?d. Porque el hecho indisimulable es que se quiere desmontar el Estado de bienestar y la universalidad de los derechos en que Europa se sustenta.
Luz G¨®mez Garc¨ªa es profesora de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Su ¨²ltimo libro publicado es Diccionario de islam e islamismo (Espasa).
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