Baby Doc, el tirano hedonista
El ex dictador haitiano Jean-Claude Duvalier, menos asesino que su padre a juzgar por el n¨²mero de calaveras atribuidas a su satrap¨ªa (1971-1986), desembarc¨® el domingo en la primera rep¨²blica negra de Am¨¦rica "para ayudar", seg¨²n declar¨®, a la reconstrucci¨®n de un pa¨ªs destrozado por las calamidades naturales y pol¨ªticas desde que, en 1697, comenzara la explotaci¨®n de los negreros franceses. Procedente de Martinica, Baby Doc, de 59 a?os, se aloja en un hotel de Peti¨®nville, en los altos residenciales de Puerto Pr¨ªncipe, domicilio de la burgues¨ªa, negra o mulata, hist¨®ricamente asociada al saqueo nacional perpetrado por los 22 tiranos que se sucedieron en el trono de la capital antillana hasta la invasi¨®n estadounidense de 1915.
Sin el sanguinario perfil de su padre, Fran?ois Duvalier, Pap¨¢ Doc, cuyos escuadrones de la muerte, los Tonton Macoute, degollaron a destajo entre los a?os 1957 y 1971, el aut¨®crata expulsado hace 25 a?os por revueltas callejeras antigubernamentales fue recibido amistosamente por la desesperaci¨®n y el analfabetismo, es decir, por los rescoldos de las tiran¨ªas y por los haitianos convencidos de que solo la mano dura de un capataz en palacio habr¨¢ de enderezar el curso de una naci¨®n siempre a tumbos. La rep¨²blica no ha levantado cabeza desde que, el 1 de enero de 1804, el revolucionario Jean-Jacques Desssalines proclamase la independencia del yugo colonial galo. El autogobierno se demostr¨® fallido desde su arranque.
Al igual que los hacendados extranjeros esquilmaron durante siglos las riquezas de la porci¨®n occidental de la isla La Espa?ola, la mayor¨ªa de los padres de la patria, los caudillos negros victoriosamente alzados contra Francia, heredaron las ¨ªnfulas de los generales napole¨®nicos y la voracidad de la metr¨®poli colonial y sus encomenderos en las Antillas. La dictadura de Jean-Claude Duvalier, a quien su padre cedi¨® el poder de por vida, depred¨® la hacienda p¨²blica a velocidad del crucero y escenific¨® unas elecciones legislativas en 1984, que fueron seguidas por la oposici¨®n desde las c¨¢rceles, los potros de tortura o el pared¨®n. El partido oficial, el Comit¨¦ de Acci¨®n Jeanclaudista (CAJ), cop¨® los esca?os parlamentarios
M¨¢s proclive que su padre a los placeres mundanos y al garbeo en deportivo, pero del mismo palo, Baby Doc no descuid¨® la simplicidad del machetazo en la represi¨®n de la disidencia. "Debe prepararse para responder por sus numerosos cr¨ªmenes", dijo a la agencia France Presse Pierre Esperance, miembro de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos. Duvalier abri¨® su reinado con la bandera de la liberalizaci¨®n y el acercamiento a Estados Unidos, que reanud¨® la ayuda econ¨®mica. La entrada de inversiones esboz¨® una prosperidad econ¨®mica que apenas tuvo recorrido, puesto que la corrupci¨®n y la impericia gubernamentales frustraron su desarrollo
Jean-Claude Duvalier abort¨®, en 1981 y 1982, dos golpes promovidos por compatriotas en el exilio; la represi¨®n y la miseria imperantes empujaron a la emigraci¨®n a cientos de miles y, en un pa¨ªs con una renta personal de apenas 150 euros anuales, amas¨® una fortuna que el Gobierno del cura Jean-Bertrand Aristide calcul¨® en m¨¢s de 500 millones de euros. Progresivamente, tras las violentas manifestaciones contra su autocracia, huy¨® de Hait¨ª en 1986 con un s¨¦quito de 19 personas.
Durante a?os, el pr¨®fugo y su esposa despilfarraron millones en la Costa Azul francesa, cientos de miles de euros en una ma?ana de compras en Par¨ªs. No hubo capricho imposible hasta el bloqueo de sus cuentas a principios de los noventa, cuando el matrimonio ya se hab¨ªa divorciado. France Telecom desconect¨® el tel¨¦fono del ex dictador en 1994 por impago de una factura superior a los 10.000 euros y Jean-Claude Duvalier se acomod¨® a la austeridad del empobrecido. Inquilino humilde en los Alpes franceses, conduc¨ªa un utilitario cuando decidi¨® "ayudar" a la reconstrucci¨®n de Hait¨ª, hecho trizas por los terremotos y, fundamentalmente, por el desgobierno de delincuentes de su cala?a.
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