Batasuna, al purgatorio
?Qu¨¦ pensar¨¢n en su fuero interno los dirigentes o notables de Batasuna cuyos hijos han sido detenidos en las ¨²ltimas semanas acusados de estar relacionados con estructuras del entramado de ETA? Miembros de la banda, como Ternera, ?no lamentar¨¢n en el fondo de su coraz¨®n que hijos suyos les hayan secundado en una clandestinidad sin esperanza? ?No lamentar¨¢n haber desperdiciado tantas ocasiones de poner fin a esta locura de matar por un ideal que solo podr¨ªa mantenerse mediante m¨¢s violencia? Y los encapuchados que hace diez d¨ªas leyeron la declaraci¨®n de alto el fuego permanente ?se creer¨ªan lo que dec¨ªan, sabiendo que poco antes hab¨ªan reafirmado internamente que la lucha armada es incuestionable?
?No lamentar¨¢n en el fondo de su coraz¨®n que sus hijos les hayan seguido por ese camino sin salida?
Una paradoja propia de la mentalidad terrorista, se?alada por psic¨®logos como Jarrold M. Post, es que su acercamiento a los objetivos proclamados amenaza la supervivencia del propio grupo, y de ah¨ª su tendencia a establecer fines imposibles o a modificarlos para que nunca puedan alcanzarse del todo. El principio de que la lucha armada no es cuestionable es una constante en documentos internos de ETA desde hace m¨¢s de 20 a?os. "Ello [la aceptaci¨®n de la alternativa KAS], quede claro de antemano, no implica la desaparici¨®n de la lucha armada ni de la organizaci¨®n que la practica, sino su adaptaci¨®n a las nuevas caracter¨ªsticas del combate bajo la ¨®ptica de la necesidad de la violencia revolucionaria organizada para conquistar los objetivos estrat¨¦gicos" ("Alternativa y negociaci¨®n", 1987).
Cinco a?os antes, el sector de la rama pol¨ªtico-militar contrario a la retirada que negociaba el resto del grupo se hac¨ªa la autocr¨ªtica de anteriores planteamientos y precisaba que "nosotros partimos del hecho de que la lucha armada no se negocia, todo lo m¨¢s una tregua temporal, jam¨¢s la lucha armada o la Organizaci¨®n" (Zutik 65. Julio 1982). Pese a lo cual, ese sector, los "octavos", escindido en febrero de 1982, se disolver¨ªa poco despu¨¦s en silencio, tras acogerse, como sus ex compa?eros (a los que llamaban "arrepentidos"), a la reinserci¨®n.
En su reciente entrevista por escrito (Gara, 12-1-2011), Otegi se declaraba de acuerdo con la teor¨ªa -que el entrevistador atribuye a las resoluciones de la quinta asamblea de ETA (1966-67)- de que "cada tiempo exige unas formas organizativas y de lucha espec¨ªficas". Y ahora, a?ade Otegi, para obtener los mismos objetivos ha llegado el momento de superar definitivamente el "ciclo pol¨ªtico-militar". Un texto de la ETA de los sesenta tambi¨¦n relativizaba el objetivo: "Si bien para nosotros la forma m¨¢s adecuada es la creaci¨®n de un Estado vasco, existen sin duda otras formas posibles, como una federaci¨®n, un Estado supranacional europeo, etc., compatibles con la vida de la naci¨®n vasca como tal" (Carta a los intelectuales. 1965).
La defensa del independentismo (minoritario en la poblaci¨®n) unida a la incuestionabilidad de la estrategia armada obstaculiza los intentos de Batasuna de recobrar la legalidad. Entre las razones que invoca Otegi para intentarlo figura la necesidad de competir en igualdad de condiciones con los dem¨¢s partidos. Pero, a diferencia de 2006, el Gobierno no parece dispuesto a facilitarle las cosas mientras ETA siga presente y Batasuna no est¨¦ dispuesta a enfrentarse a ella.
Esa actitud es efecto de la experiencia, pero tambi¨¦n del aval que supone la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, que aprecia la existencia de un v¨ªnculo entre ETA y Batasuna por el que la segunda act¨²a como instrumento de la estrategia terrorista. De manera que evitar su participaci¨®n no restringe la igualdad de condiciones: la mayor desigualdad es la que establece la presencia de un partido vinculado a una banda armada que ataca a los rivales de ese partido.
Es posible que exista divisi¨®n en ETA y que la inercia continuista se est¨¦ imponiendo para ganar tiempo. Pero es seguro que un factor decisivo para vencer esa inercia ser¨¢ que los de Batasuna le exijan la retirada definitiva bajo amenaza clara de ruptura: algo que no ha hecho hasta ahora. Mientras no lo hagan seguir¨¢n en el purgatorio, que, como ha dicho el Papa, no es un lugar sino un fuego interior que les consumir¨¢ pero del que, a diferencia del infierno, puede salirse. Para ello, son Otegi y compa?¨ªa quienes tienen que decir a los encapuchados que volver a Loiola como si no hubiera pasado nada es imposible: ning¨²n Gobierno, y tampoco el PNV, podr¨ªan asumir ese riesgo despu¨¦s de la T-4. Y que solo tras esa retirada definitiva podr¨¢ plantearse lo que hoy es igualmente imposible: medidas de reinserci¨®n, a las que se oponen con argumentos poderosos (no hay reconciliaci¨®n con impunidad) todas las asociaciones de v¨ªctimas.
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