20 a?os, 20 lecciones
1 He aprendido que la ficci¨®n no tiene por qu¨¦ ser la forma superior de la literatura narrativa. Quiz¨¢s una novela s¨®lo deba escribirse cuando no queda m¨¢s remedio: cuando lo que hace falta decir s¨®lo puede ser dicho inventando.
2 He aprendido las ilimitadas posibilidades expresivas que contiene el relato estricto de ciertos hechos: muchas de las mejores p¨¢ginas de literatura que he le¨ªdo en este tiempo pertenecen a libros de historia, a memorias, a biograf¨ªas, a textos de divulgaci¨®n cient¨ªfica, a art¨ªculos o reportajes de peri¨®dico.
3 He aprendido las ventajas de sumergirse en otro idioma: en el viaje de ida se descubre la m¨²sica propia de otras lenguas y la voz verdadera de escritores a los que uno crey¨® conocer bien leyendo traducidos; en el viaje de vuelta uno se vuelve m¨¢s sensible a la poes¨ªa impl¨ªcita en su propia lengua, que antes no siempre advert¨ªa.
Nada m¨¢s terminado un libro ya empieza a convertirse en un remordimiento que unas veces se cura con el tiempo y otras no
4 He aprendido algo que le o¨ª decir a Salman Rushdie en Granada, en 1995: mientras escribe una novela un escritor de prosa debe leer mucha poes¨ªa, para aprender de su disciplina verbal y no dejarse llevar por la autoindulgencia palabrera. En la poes¨ªa se aprende precisi¨®n.
5 He aprendido a desconfiar del estilo, que cuando no es sino el sonido singular de la propia voz puede convertirse en una colecci¨®n de muletillas, automatismos y parodias de lo que uno mismo ya ha escrito.
6 He aprendido que uno debe desconfiar de sus facultades, reales o presuntas, y sacar todo el provecho que pueda de sus limitaciones.
7 He aprendido que escribir es empe?arse y es dejarse llevar en la misma medida en que es contar algo que se sabe y tambi¨¦n aventurarse en lo que no se sabe y no habr¨¢ manera de que llegue a saberse si no es mediante la escritura misma.
8 He aprendido que la percepci¨®n del lector com¨²n aficionado a la literatura tiende a ser m¨¢s aguda y m¨¢s libre de prejuicios que la de la media de los expertos, cr¨ªticos o profesores.
9 He aprendido que los prejuicios y los malentendidos lo influyen a uno mucho m¨¢s de lo que cree, de modo que hace falta estar en guardia siempre contra ellos: quiz¨¢s si Virginia Woolf no hubiera sido una mujer yo no habr¨ªa tenido que llegar a los cincuenta a?os para descubrir la radicalidad est¨¦tica y la hondura humana de novelas como Mrs. Dalloway o To The Lighthouse.
10 He aprendido que por muchos a?os que uno cumpla y mucha familiaridad crea tener con la literatura siempre est¨¢ haciendo descubrimientos jubilosos que lo deslumbran, como un ge¨®grafo o un explorador al que le fuera dado descubrir una nueva monta?a, un nuevo continente: as¨ª encontr¨¦ hace unos a?os Vida y destino, de Vasili Grossman, que era como un Everest en el que casi nadie hubiera reparado, o Under the Volcano, que deb¨ª haber le¨ªdo cuando era m¨¢s joven, pero que tal vez por la edad a la que llegu¨¦ a ella me hizo una impresi¨®n todav¨ªa m¨¢s profunda.
11 He aprendido que en la m¨²sica o en la pintura -y en la fotograf¨ªa, y en el dibujo- se contienen lecciones fundamentales para mi oficio de escribir: en la m¨²sica un sentido de la composici¨®n y del flujo del tiempo que organiza el relato de una manera m¨¢s flexible y menos evidente que la trama argumental; de la pintura, una disciplina de la observaci¨®n y el espacio. En el dibujo y en la m¨²sica de jazz hay un aprendizaje espec¨ªfico, o tal vez s¨®lo un prop¨®sito: el instante atrapado en un instante; el acto mismo de la escritura como momento supremo, presente soberano que no exist¨ªa antes ni ser¨¢ posible, al menos de la misma forma, un minuto despu¨¦s.
12 He aprendido que los ¨²nicos estimulantes que necesito para escribir est¨¢n dentro de m¨ª mismo, en la org¨ªa electroqu¨ªmica de los neurotransmisores que combinan s¨²bitamente im¨¢genes del recuerdo o de la fantas¨ªa en un sue?o l¨²cido. Por comparaci¨®n con esa efervescencia el efecto de cualquier droga, de la nicotina o del alcohol es una bagatela, un gasto in¨²til de energ¨ªa f¨ªsica y mental.
13 He aprendido que el ejercicio f¨ªsico y las tareas pr¨¢cticas ayudan a que se dispare la imaginaci¨®n y a que las ideas, las im¨¢genes, las conexiones, las palabras, surjan m¨¢s velozmente. Gracias a la ebriedad de ox¨ªgeno de una carrera o de una buena caminata o a la atenci¨®n alerta y la multiplicidad de peque?as tareas necesarias para cocinar un arroz he inventado personajes o situaciones o giros argumentales que de otra manera no habr¨ªan surgido.
14 He aprendido que una parte muy grande del trabajo de escribir un libro se ha ido haciendo sin que uno se diera cuenta mucho antes de que comience la escritura. El proyecto de una novela o de cualquier texto narrativo s¨®lo vale algo cuando es el resultado de la cristalizaci¨®n de experiencias, lecturas, im¨¢genes, recuerdos, deseos, que de pronto se hacen visibles y se vinculan entre s¨ª como en un mapa de conexiones neuronales.
15 He aprendido que ninguna vivencia, ninguna historia, es en s¨ª misma tan particular o tan local que no pueda hacerse universalmente inteligible; y tambi¨¦n que nada hay tan provinciano como ciertas formas enf¨¢ticas de cosmopolitismo.
16 He aprendido que en cada generaci¨®n hay un cierto n¨²mero de escritores j¨®venes que llegan a convencerse, con la ayuda de algunos periodistas y cr¨ªticos, de que su juventud no es un hecho transitorio y bastante frecuente, sino un rasgo absoluto de originalidad y talento.
17 He aprendido que de todos los personajes que inventa un novelista el menos s¨®lido, el menos verdadero, el m¨¢s convencional, suele ser el personaje p¨²blico en el que se convierte a s¨ª mismo.
18 He aprendido a convivir con la inseguridad y con el desaliento, con la incertidumbre irremediable sobre el valor de lo que he hecho, con la vulnerabilidad ante los juicios negativos y la sospecha de que puedan ser menos infundados que algunos elogios.
19 He aprendido que nada m¨¢s terminado un libro ya empieza a convertirse en un remordimiento que unas veces se cura con el tiempo y otras no, y para el que solo existe el ant¨ªdoto de empezar otro libro en el que ser¨¢ posible no cometer los mismos errores: si hay suerte, se cometer¨¢n errores distintos.
20 He aprendido que todo lo que me gusta me gusta todav¨ªa m¨¢s que hace veinte a?os: escribir, leer, mirar cuadros o pel¨ªculas, escuchar m¨²sica, pasearme por las ciudades que amo, estar cerca de las personas queridas, acordarme de las que se fueron, que a veces vuelven en los sue?os; y me pregunto qu¨¦ cosas que ahora ni sospecho aprender¨¦ si vivo otros veinte a?os, qu¨¦ historias de las que ahora no s¨¦ nada surgir¨¢n en la imaginaci¨®n y se convertir¨¢n en libros, no necesariamente novelas, libros que se parezcan tan poco a los que he escrito ahora como mi vida presente a la de hace veinte a?os.
antoniomu?ozmolina.es
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