El viejo Gainsbourg ha vuelto
Nuevas ediciones, filmes e in¨¦ditos recuerdan dos d¨¦cadas de la muerte del cantante
Basta acercarse a su casa parisiense de siempre, vac¨ªa desde hace 20 a?os, en Saint-Germain-des-Pr¨¦s, para darse cuenta de que Serge Gainsbourg sigue contando: las persianas, la verja, las paredes, la puerta... todo est¨¢ abarrotado de pintadas, de grafitis, de dibujos, de frases ("eras el mejor, eras guapo, eras un artista"). Muchos son recientes, y todos pertenecen a seguidores de este artista feo y orej¨®n, que sedujo a las mujeres m¨¢s bellas de la ¨¦poca, Brigitte Bardot entre ellas, t¨ªmido hasta la enfermedad en sus comienzos y provocador obsceno y chabacano al final de su carrera, que muri¨® solo mientras se echaba la siesta en esa misma casa el 2 de marzo de 1991. Francia se prepara para celebrar el 20? aniversario: todas sus canciones se editar¨¢n de nuevo en una serie de 20 CD que saldr¨¢ a la venta el 28 de febrero. Antes, una antolog¨ªa de sus textos se publicar¨¢ en un volumen de 700 p¨¢ginas llevada a cabo por su bi¨®grafo de referencia, Gilles Verlant. Paralelamente se exhuman y se radian viejos temas pretendidamente in¨¦ditos: una versi¨®n en la que acompa?a en un ensayo a la cantante Dani, para la que compuso la canci¨®n Como un boomerang.
Todas sus canciones se editar¨¢n en 20 discos que saldr¨¢n a la venta en febrero
Cinco imprescindibles del mito feo y orej¨®n
El viejo Gainsbourg ha vuelto, pues, con su Gitanes y su c¨®ctel de algo en la mano, al lado siempre de la m¨¢s guapa. La verdad es que Gainsbourg ya estaba ah¨ª. El a?o pasado, una pel¨ªcula del cineasta Joann Sfar (Gainsbourg, vida de un h¨¦roe), le devolvi¨® parte de su fama y desde entonces, como en los buenos tiempos, no se ha bajado de las p¨¢ginas de los peri¨®dicos franceses o de las pantallas de la televisi¨®n.
Gainsbourg, conocido en Espa?a sobre todo por su c¨¦lebre -y escandalosa en su tiempo- Je t'aime... moi non plus, interpretada junto a Jane Birkin, el tema m¨¢s expl¨ªcitamente sexual que se ha compuesto nunca, naci¨® en Par¨ªs, en 1928. Su territorio de infancia fue Montmartre. Quiso ser pintor, pero para ganarse la vida tocaba el piano en un tugurio de travest¨ªs de Pigalle. Obsesionado por triunfar, por ganar dinero, fama y reconocimiento, comenz¨® a componer. Por entonces ofreci¨® a Juliette Gr¨¦co una joya en forma de canci¨®n titulada La Javanaise, que ¨¦l tambi¨¦n interpret¨® en su tiempo con su estilo algo acomplejado y timorato de entonces. Su primera grabaci¨®n en televisi¨®n data de 1957 y al recordarla, en un documental emitido hace meses por France 2 titulado Gainsbourg caras ocultas, Gr¨¦co se echaba las manos a la cabeza, asegurando: "era espantoso". Tras algunos a?os de aparecer a lo Jacques Brel, sin ganar ni fama ni dinero, abandon¨® el escenario y se dedic¨® a componer canciones para otros. En 1965 escribe para la casi adolescente France Gall Poup¨¦e de cire, poup¨¦e de son con la que esta gana el Festival de Eurovisi¨®n de 1965. Adi¨®s a los trajes y al existencialismo: bienvenido al mundo yey¨¦, mucho m¨¢s lucrativo y alegre
En 1967 conoci¨® a Bardot. Se enamoraron en un restaurante. Ella le pidi¨® una noche, seg¨²n la leyenda, que le compusiera la canci¨®n de amor m¨¢s bonita del mundo y ¨¦l rescat¨® una melod¨ªa que hab¨ªa utilizado a?os atr¨¢s para una banda sonora y escribi¨® Je t'aime... moi non plus. La grabaron juntos. La versi¨®n de Bardot es m¨¢s explosiva que la de Birkin. Tanto que la actriz, casada por entonces, al ver el esc¨¢ndalo monumental que se organiz¨® en la Francia de la ¨¦poca, rog¨® a su amante que la retirara del mercado. Gainsbourg, tan feo como caballeroso, accedi¨®. Dos a?os despu¨¦s lo volver¨ªa a grabar, esta vez con su mujer de entonces, la cantante y actriz Jane Birkin. La canci¨®n les catapult¨® a los dos para siempre.
Gainsbourg grab¨® m¨¢s de 19 ¨¢lbumes, dirigi¨® cuatro pel¨ªculas, particip¨® como actor en muchas m¨¢s, compuso cientos de canciones y vivi¨® un momento extra?o de gloria y redenci¨®n: en 1979, en un recital en Estrasburgo, un grupo de militares franceses y miembros de la extrema derecha m¨¢s feroz ocuparon las primeras filas de la sala. Ven¨ªan dispuestos a impedir que Gainsbourg interpretara su ¨²ltimo ¨¦xito, Aux armes et caetera, una versi¨®n reggae de La Marsellesa, considerada por muchos un ultraje. Al ver el panorama, el cantante orden¨® a sus m¨²sicos rastas que no se bajaran del autob¨²s. Subi¨® al escenario solo a pesar de que el due?o de la sala le advirti¨® del peligro. Y dijo: "los que han impedido el concierto han devuelto a La Marsellesa su sentido inicial". Despu¨¦s, este hombre apol¨ªtico, con fama de chulo y de degenerado, probablemente borracho, levant¨® el brazo derecho -el del cigarro- y adquiriendo una dignidad y una grandeza inesperada, comenz¨® a cantar, en solitario, el himno de Francia. Los militares que le observaban at¨®nitos no pudieron hacer otra cosa que cuadrarse.
Alcoholizado, hundido psicol¨®gicamente, abandonado por Birkin, deprimido, enflaquecido, sus ¨²ltimos a?os fueron una pesadilla a veces retransmitida por televisi¨®n, donde segu¨ªa interpretando el personaje provocador que se hab¨ªa creado: lleg¨® a quemar un billete de 500 francos en directo para protestar por los impuestos que pagaba o a proponer a Whitney Houston que se acostara con ¨¦l.
Muri¨® a los 63 a?os, en su casa de siempre, la que compr¨® para vivir con Brigitte Bardot y en la que vivi¨® con Jane Birkin, despu¨¦s de haber tratado in¨²tilmente de deshacerse del alcohol y el tabaco. Ya entonces sus admiradores escrib¨ªan frases en su puerta.
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