El deterioro auton¨®mico
Fue Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar el que en Valladolid, hace una semana, dijo que el actual estado de las autonom¨ªas "es inviable". Lleg¨®, luego, el pleno del Senado en el que se utilizaron, indistintamente, el castellano, el gallego, el euskera y el catal¨¢n o valenciano y que provoc¨® sarpullidos en el nacionalismo espa?olista. "Esto, en un pa¨ªs normal, no se produce", sentenci¨® Mariano Rajoy. "Hay formas mejores de gastarse el dinero", apuntal¨® la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Y aqu¨ª, en casa, fue el consejero de Gobernaci¨®n, Seraf¨ªn Castellano, el que remat¨®: "Hay temas m¨¢s importantes, hay que priorizar cuestiones". Qu¨¦ entiende Rajoy por "un pa¨ªs normal" es un acertijo envuelto dentro de un misterio en un enigma. Pero algunas pistas puede dar el comportamiento hist¨®rico de su partido en lo que al Estado de las Autonom¨ªas se refiere. Fue Alianza Popular la que se opuso al t¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n hasta el punto de no votar favor de la misma y fue Mariano Rajoy el que, no hace mucho, propuso recuperar para el Estado competencias cedidas a las autonom¨ªas. La voluntad pol¨ªtica del PP de recortar el poder perif¨¦rico existe desde que se redact¨® la Constituci¨®n.
Los cambios sociales experimentados desde que se redact¨® la Constituci¨®n, la misma democracia, hacen que muchos de los valores que hicieron posible la transici¨®n y que se consideraban poco menos que intocables sean objeto de revisi¨®n. El debate surgido en torno al Estatuto de Catalu?a ha sido la excusa perfecta para que el nacionalismo espa?olista vuelva poner sobre la mesa la revisi¨®n del modelo de estado. La crisis econ¨®mica y el comportamiento irresponsable de algunos gobiernos auton¨®micos, despilfarrando dinero y utilizando los impuestos cedidos para hacer demagogia y despu¨¦s no pagar a los proveedores han deteriorado la imagen del Estado de las autonom¨ªas mucho m¨¢s que las teor¨ªas pol¨ªticas m¨¢s conservadoras. Esta es la paradoja de la derecha valenciana. Su pol¨ªtica de gasto sin tasa, bajada de impuestos y discursos trufados de conceptos propios de un nacionalismo paleto ha hecho que la sociedad se identificara con su proyecto; pero los elementos con que ha construido esa imagen identitaria son los que van minando la credibilidad del modelo. El mensaje que queda es tan falso como preocupante: El Estado de las autonom¨ªas es el culpable de la crisis, ergo "es inviable".
El deterioro de las instituciones de autogobierno valencianas es un hecho que admite pocas discusiones. El abuso partidista que hace el PP del Consell y de las Cortes Valencianas no contribuye en nada a mejorar la imagen del modelo auton¨®mico ante los ciudadanos. Las constantes dejaciones de responsabilidad (todo lo malo que ocurre en la Comunidad Valenciana es culpa de Madrid) no hacen sino depreciar el valor de la autonom¨ªa. Las continuas revisiones que se pretenden del Estatut se pregonan ante la indiferencia de los ciudadanos, que empiezan a sentir que el gobierno valenciano m¨¢s que una soluci¨®n es un problema. Y el responsable de esa situaci¨®n no es Zapatero, por m¨¢s que as¨ª lo manifieste el presidente Camps para escapar, una vez m¨¢s, de sus obligaciones. Joan Lerma, en una conferencia pronunciada en un foro socialista, reclam¨® hace unos meses un rearme moral de las instituciones para reforzar su capacidad negociadora y una voluntad de repartir las cargas equitativamente. ?Lo har¨¢n quienes creen que el actual Estado de las autonom¨ªas es inviable? Dif¨ªcilmente.
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