Adi¨®s, de nuevo, Armstrong

Lance Armstrong, de 39 a?os, dio ayer sus ¨²ltimas pedaladas en una carrera fuera de Estados Unidos. Fue sintom¨¢ticamente en Australia, donde unos d¨ªas antes hab¨ªa declarado, en una especie de testamento deportivo, que cre¨ªa que hab¨ªa "revolucionado el ciclismo, los m¨¦todos de entrenamiento, c¨®mo correr, c¨®mo vender el deporte, c¨®mo construir sus narraciones".

Quiz¨¢s, como en la noticia de la muerte de Mark Twain, haya algo exagerado en la afirmaci¨®n de Armstrong. Por ejemplo, en su forma de correr, agresiva, y en ganar arrasadoramente los Tours tuvo tanto que ver su filosof¨ªa como el hecho de que por cada etapa que ganara, por cada d¨ªa que vistiera de amarillo, recib¨ªa una gran recompensa econ¨®mica -en 2001: 75.000 d¨®lares por etapa, 50.000 por lograr el amarillo, 15.000 por d¨ªa visti¨¦ndolo- que premiaba su bulimia. Eso, en tiempos de Miguel Indurain, a quien se critic¨® que en sus cinco Tours victoriosos no ganara ni una etapa en l¨ªnea -no le interesaba, prefer¨ªa que las ganaran sus rivales-, no exist¨ªa: quien iba a ganar el Tour solo recib¨ªa el premio por ganar el Tour, no etapas.

Cuanto m¨¢s global es este deporte, m¨¢s asunto de la familia McQuaid parece

Sin embargo, en otras cosas tiene raz¨®n el viejo Armstrong. Con sus siete Tours consigui¨®, sobre todo, transformar la imagen del ciclismo, el viejo deporte de la vieja Europa, en algo moderno, cool, fashion, en el nuevo mundo anglosaj¨®n, en Estados Unidos, en Australia, hasta en Reino Unido. Como s¨ªntoma, se?al y s¨ªmbolo, un detalle: de los 22 equipos del pr¨®ximo Tour, cuatro son estadounidenses y uno brit¨¢nico. De Espa?a, el pa¨ªs m¨¢s dominador en el siglo XXI, solo dos. No est¨¢ entre ellos el Geox, de Carlos Sastre, que no fue admitido en la Primera Divisi¨®n por falta de puntos -"s¨ª que contaron los de Sastre, no hubo error burocr¨¢tico, pero ni con ellos llegamos", rectifica el director del Geox, Josean Matxin, la informaci¨®n del viernes de EL PA?S- y por falta de voluntad de la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), cuyo presidente desde 2005, como no pod¨ªa ser de otra manera, se expresa en ingl¨¦s mejor que en otros idiomas, pues es irland¨¦s y se llama Pat McQuaid, quien en su mandato ha conseguido con gran facilidad instaurar una ley en apariencia contradictoria: cuanto m¨¢s global es el ciclismo, m¨¢s asunto de familia parece, de su familia, la familia McQuaid, precisamente.

Uno de sus hijos, Andrew McQuaid, abogado, mont¨® en 2009 una empresa, Azzurri Sports Management, dedicada a representar ciclistas, que suministra preferentemente a los nuevos equipos anglosajones. En sus comienzos recibi¨® la ayuda de su padre, como lo muestra un correo electr¨®nico que escribi¨® el 27 de mayo de 2009 a una persona que actuaba en nombre de un ciclista chino, Haijun Ma, y que hab¨ªa pedido al presidente de la UCI que le ayudara para que el r¨¦gimen chino le permitiera salir del pa¨ªs. "La raz¨®n de este email es que mi padre, Pat McQuaid, me reenvi¨® un email que usted le hab¨ªa enviado en relaci¨®n con Haijun Ma", escribe Andrew en el segundo p¨¢rrafo. Y en el pen¨²ltimo: "Me gustar¨ªa convertirme en el representante de Haijun, pues veo un gran potencial en ¨¦l y me gustar¨ªa ayudarle a concretarlo". Del potencial del ciclista chino no se ha sabido mucho, pero s¨ª del de Andrew McQuaid, que tiene actualmente en cartera una veintena de corredores -Richie Porte, Nicholas Roche, Daniel Martin...- que proporciona a los nuevos equipos anglosajones.

Su hermano David se dedica a las carreras. Iba a ser el director del intento de renacimiento de la Vuelta a Valencia, que no tendr¨¢ lugar definitivamente en 2011, y dirige un par de carreras en India, como el Tour de Mumbai, en el que participar¨¢, en febrero, el RadioShack, el equipo de Armstrong.

En su papel de profeta del ciclismo, Armstrong, justamente, corri¨® en 2009 la Vuelta a Irlanda, una carrera de tercera que organizaba otro McQuaid, Darach, cuya ¨²ltima aventura comercial es la candidatura de Richmond (Estados Unidos) a organizar el Mundial de 2015. La elecci¨®n corresponde, claro, a la UCI, el organismo que preside su hermano Pat.