Un clan de depredadores
La familia presidencial tunecina acapar¨® en 23 a?os 9.000 millones de euros
Leila Trabelsi, de 53 a?os, la esposa del derrocado presidente tunecino Zine el Abidine Ben Ali, no podr¨¢ disfrutar del pisazo que adquiri¨® en septiembre en la prestigiosa avenida Foch, de Par¨ªs, y que puso a nombre de su hijo Mohamed, de cinco a?os, seg¨²n el diario Le Figaro. Fue su ¨²ltima gran compra.
Desde que accedi¨® al poder, en 1987, Ben Ali, de 72 a?os, ha acumulado una fortuna de 3.700 millones de euros, seg¨²n la revista Forbes, a los que hay que a?adir la riqueza adquirida por sus esposas, sobre todo la segunda, y sus 10 hermanos. En total alcanzar¨ªa los 9.000 millones.
Las cantidades parecen modestas comparadas con el patrimonio del rey de Marruecos y los soberanos del golfo P¨¦rsico, pero hay que tener en cuenta que esos monarcas recibieron una gran herencia mientras que los Ben Ali pr¨¢cticamente partieron de cero. Leila Trabelsi era peluquera cuando conoci¨® a Ben Ali y antes fue vendedora ambulante para ayudar a su numerosa familia.
Ben Ali cas¨® a las tres hijas —Dorsaf, Cyrine y Chazaoua— de su primer matrimonio con Naima Kefi con otros tantos empresarios cuyos negocios progresaron r¨¢pidamente. "Slim Chiboub, el marido de Dorsaf, instal¨®, por ejemplo, el hipermercado Carrefour en un terreno que el Estado le vendi¨® por un precio simb¨®lico", explica Catherine Gaciet, autora del libro La regenta de Cartago (editorial La D¨¦couverte, Par¨ªs), que ahora se vende como rosquillas en T¨²nez.
En 1992 el presidente se cas¨® con Leila, con la que tuvo dos hijas y Mohamed, su primer var¨®n. "Tras cuatro a?os de pugna con las descendientes del primer matrimonio, Leila acab¨® margin¨¢ndolas a todas", se?ala Graciet durante una conversaci¨®n telef¨®nica.
"Sectores enteros de la econom¨ªa, desde los m¨¢s prestigiosos hasta los m¨¢s humildes, cayeron en manos de Leila y de sus hermanos aprovechando las privatizaciones o la b¨²squeda, por inversores extranjeros, de socios locales bien relacionados", prosigue Graciet.
"El principal depredador era Belhassen, el primog¨¦nito de los Trabelsi, pero hasta la hermana peque?a de Leila se hizo", seg¨²n Graciet, "con el control de los quioscos de bocadillos y refrescos de colegios y universidades".
Con las ganancias generadas dentro se invert¨ªa fuera. Los Ben Ali-Trabelsi poseen propiedades inmobiliarias en Francia, Malta, Argentina y Dub¨¢i y abultadas cuentas corrientes en algunos de esos lugares y en Suiza.
"Este enriquecimiento fulgurante era m¨¢s o menos conocido por la poblaci¨®n", asegura Graciet. "De ah¨ª la virulencia de la revuelta", a?ade. "Los tunecinos se vengan de la corrupci¨®n y arrasan las propiedades de los hermanos de Leila".
Por si les cab¨ªa alguna duda los cables de Robert Godec, embajador de EE UU en T¨²nez hasta 2009, revelados por Wikileaks, hacen una descripci¨®n pormenorizada de la familia presidencial, a la que tacha de "cuasi mafia".
A los Ben Ali no les ser¨¢ f¨¢cil disfrutar de sus haberes dentro e incluso fuera de T¨²nez. La justicia tunecina abri¨® el pasado mi¨¦rcoles una investigaci¨®n por "adquisici¨®n ilegal de bienes mobiliarios e inmobiliarios" y "exportaci¨®n ilegal de divisas".
El Ministerio de Econom¨ªa franc¨¦s orden¨® a Tracfin, la unidad antiblanqueo, que vigile los movimientos sospechosos mientras que la presidenta suiza, Micheline Calmy-Rey, anunci¨® el bloqueo de las cuentas de una treintena de tunecinos. Dos ONG, Transparency International y Sherpa, han pedido adem¨¢s a la justicia francesa que congele los haberes de los Ben Ali.
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