Las curvas antes que el curr¨ªculo
La mujer italiana es reh¨¦n de la imagen fr¨ªvola que transmiten sus l¨ªderes y los medios - En plena causa por prostituci¨®n contra Berlusconi, cada vez m¨¢s voces rompen el silencio ante el machismo
"?Es su hija la nueva novia de Berlusconi?", le pregunta a un se?or de mediana edad el reportero, ansioso por encontrar a la misteriosa pareja que Il Cavaliere declar¨® tener, como prueba de que no se acuesta con prostitutas menores de edad. "Ojal¨¢ lo fuera", contesta el hombre. Una chica de veintipocos a?os y un hombre de 74. No es precisamente lo que un padre so?ar¨ªa para su hija. Pero en Italia, a veces, los deseos naturales -que una hija estudie, encuentre un buen trabajo, crezca sana, se enamore, sea feliz...- se tuercen de forma perversa.
La investigaci¨®n de la fiscal¨ªa milanesa a Il Cavaliere por delitos de prostituci¨®n de menores agravada y abuso de poder sobre un funcionario ha dejado al descubierto el estereotipo femenino del Belpaese: mujeres esbeltas, con curvas bien posicionadas, bolsos de Louis Vuitton grandes como maletas, gafas de sol que cubren medio rostro. "Piensan que el ¨¦xito es eso. Lo piensan porque es lo que han visto y o¨ªdo, es lo que proponen el ejemplo del poder, su televisi¨®n y sus l¨ªderes", comenta Concita de Gregorio, directora del diario izquierdista L'Unit¨¤.
La publicidad hace de la mujer un producto. En Italia la pol¨ªtica tambi¨¦n
"Las nuevas generaciones han sido envenenadas por la televisi¨®n"
La mujer real no existe en la esfera p¨²blica. Pero existe. Y se indigna
"Nosotros tambi¨¦n vivimos atrapados en un estereotipo", dice un activista
Con la telebasura de Mediaset, con los chistes machistas utilizados como declaraciones p¨²blicas e instrumento de consenso electoral, con una conducta privada salpicada de esc¨¢ndalos, Silvio Berlusconi est¨¢ detr¨¢s de una denigraci¨®n y frivolizaci¨®n de la imagen de la mujer que la ha convertido en su reh¨¦n. Y, en los ¨²ltimos tiempos, ha logrado agitar el movimiento de gentes que dicen ?Basta ya! Un vivero de colectivos y asociaciones femeninas se ha plantado y ha iniciado un rescate cotidiano, lejos de las c¨¢maras, que sit¨²a de nuevo el debate sobre la identidad de g¨¦nero en el centro de la actualidad.
"Quiz¨¢ en forma menor, pero tambi¨¦n en otros pa¨ªses, la publicidad transforma a la mujer en producto. El problema es que en Italia la pol¨ªtica misma es marketing. No existe otro modelo, ni exterior ni de valores", considera Michela Marzano, profesora de ?tica en la Universidad parisina Ren¨¦ Descartes, autora de Sii bella e stai zitta (S¨¦ guapa y c¨¢llate). "La est¨¦tica se ha moralizado: construyes tu identidad, tu posici¨®n social, sobre tu f¨ªsico, puedes triunfar solo si eres atractiva, si eres un cuerpo acallado, complaciente, que se amolda a presuntas fantas¨ªas masculinas". Y la pol¨ªtica funciona como la televisi¨®n.
En este casting continuo no valen mucho la preparaci¨®n, las habilidades, las horas de estudio, las becas, los saltos mortales para llegar a recoger a los ni?os, hacer la compra y entregar un informe en el trabajo. "Las mujeres vienen elegidas y premiadas no conforme al m¨¦rito, sino a otros factores que poco tienen que ver con la profesionalidad, el empe?o, la inteligencia", se indigna Giulia Bongiorno, abogada, madre, presidenta de la comisi¨®n de Justicia en el Congreso, en una carta al diario La Repubblica. Es algo que subrayaba Sofia Ventura, analista de Fare Futuro (web-magazine cercana al derechista Gianfranco Fini) cuando en 2009 lanz¨® su j'accuse a la pol¨ªtica y a su vicio de elegir a velinas (bailarinas) para cargos importantes: "El uso instrumental del cuerpo femenino denota un escaso respeto para los que se han ganado un espacio con sus capacidades y trabajo", escribi¨®.
"Las nuevas generaciones han sido envenenadas por lo que llegaba de la televisi¨®n. Mientras, con el mismo esquema est¨¦tico-moral se hac¨ªa pol¨ªtica", sostiene Lorella Zanardo, autora del documental El cuerpo de las mujeres, emitido en canales nacionales, 20 minutos de cuerpos casi desnudos, la mujer como mero objeto de deseo. "Se ha impuesto un ideal homologado. Alguien se considera guapa si es igual a las otras, si es de pl¨¢stico. La cirug¨ªa garantiza el acceso al ¨¦xito", glosa Tommaso Ariemme, profesor de Est¨¦tica en Perugia y Lecce y autor del ensayo Contra la falsa belleza.
Sepultada bajo la mujer de pl¨¢stico, que exhibe su boca hinchada como se esgrime el diploma de un m¨¢ster o el certificado de conocimiento de un idioma extranjero, a la italiana de carne y hueso le cuesta marcar sus pautas. Le cuesta que la pol¨ªtica atienda sus necesidades y le cuesta que en la cultura colectiva, se aprenda a tratarla con justicia.
En Italia, una de cada dos mujeres no trabaja fuera de casa y tiene menos hijos que en el resto de Europa (1,3 frente a 1,51 de media), porque hay que esperar a?os para que el empleo sea estable. Y, cuando llega el primer beb¨¦, una de cada tres debe abandonar su puesto. No hay guarder¨ªas, as¨ª que mejor que siga trabajando el hombre, que gana m¨¢s.
El Eurobar¨®metro de 2008 y otros indicadores dan m¨¢s argumentos sobre la primac¨ªa en este pa¨ªs de estereotipos machistas. Los italianos, indica la encuesta europea, se sentir¨ªan menos c¨®modos con una primera ministra. Y, seg¨²n el World Values Survey, el 80% de la poblaci¨®n piensa que el hijo sufre si la madre trabaja mientras el peque?o no va al cole. Pero hay otro dato significativo. En Italia, puntera en el mundo por las luchas feministas de los setenta, los peri¨®dicos, los telediarios, y los ciudadanos, siguen hablando de "m¨®vil pasional" en los cr¨ªmenes de violencia machista.
"Son problemas institucionales y culturales: llevamos 20 a?os sin pol¨ªticas serias de conciliaci¨®n e igualdad y la gente no acepta la efectiva emancipaci¨®n, en el hogar y en el empleo", dice Daniela Delboca, economista de la Universidad de Tur¨ªn, quien asesor¨® a Gabinetes de centroizquierda.
Los datos retratan a la italiana en una situaci¨®n laboral y familiar que parece un cuadro antiguo. "La tasa de ocupaci¨®n femenina es del 46% (seg¨²n el Istat, el INE italiano), dice Paola Profeta, catedr¨¢tica de la Universidad Bocconi. En Espa?a es del 55%. "Somos las ¨²ltimas en Europa, solo Malta lo hace peor". Esta cifra creci¨® hasta los noventa, se estabiliz¨® con el nuevo milenio, en los ¨²ltimos dos a?os ha bajado: las mujeres no solo no entran en el mercado del trabajo, sino que salen de ¨¦l. Sin embargo, est¨¢n m¨¢s preparadas que los varones, como precisa Profeta. "De cada 100 j¨®venes que acaban la carrera, 60 son chicas". Pero es algo que no se refleja en los puestos directivos. "Entre las empresas cotizadas [en Bolsa], solo el 5% tiene un miembro femenino en los consejos de administraci¨®n; en el Congreso y en el Senado alcanza un escaso 20% -en Espa?a es el 36% y 28% respectivamente- y de los 24 ministerios, cinco est¨¢n en manos femeninas [Juventud, Turismo, Medio Ambiente, Igualdad y Educaci¨®n]". Con el embarazo, el 27% de las mujeres abandona su carrera, porque ni el 13% de los beb¨¦s acude a una guarder¨ªa. El Estado social delega en la familia. Trabajan las que tienen cerca a los abuelos. "El pa¨ªs est¨¢ paralizado porque excluye a la mitad de sus ciudadanos del mundo laboral. Si se colmara la diferencia de g¨¦nero, el PIB italiano aumentar¨ªa un 22%", resume Delboca, experta en econom¨ªa de g¨¦nero.
La imagen de una mujer sometida al hombre de poder, reh¨¦n de la apariencia, de valores ef¨ªmeros y superficiales, ahoga a la mujer real. Las chicas que seg¨²n la fiscal¨ªa se prostitu¨ªan en la mansi¨®n milanesa de Il Cavaliere han zanjado a su manera las reivindicaciones de igualdad: utilizan su cuerpo en lugar que su cabeza. La otra mujer, la de carne y hueso, no se ve, aunque est¨¢ en el supermercado, en el pupitre de la universidad, en la cola del cine. La pol¨ªtica se olvida de ella, en la cr¨®nica es un fantasma, en la publicidad una quimera. Pero existe. En este culebr¨®n de bajo presupuesto, se indigna, vuelve a formar redes, anima debates, levanta la cabeza y estira la espalda.
La mortificaci¨®n de la dignidad femenina, herencia m¨¢s sangrante del berlusconismo, est¨¢ siendo el motor de una nueva participaci¨®n colectiva. Un transversal tropel de mujeres y, tambi¨¦n de hombres, vuelve a poner sobre la mesa la identidad de g¨¦nero, se empe?a en proporcionar una alternativa. En los ¨²ltimos meses han nacido muchos grupos. Se re¨²nen en teatros prestados en la noche del cierre semanal, en librer¨ªas independientes que se llenan en pocos minutos. Son mujeres que compaginan casa, trabajo y ni?os, que lanzan sus peticiones en blogs y en Facebook. Parecen conspiradoras, empe?adas en un proyecto de urdidores clandestinos. Pero son sencillamente ciudadanas que no se conforman.
"Nos juntamos por una com¨²n desorientaci¨®n: el pa¨ªs ha dejado de interpretarnos y representarnos. No se nos parece en nada", cuenta Renata Pepicelli del grupo Filomena, nacido en Roma hace a?o y medio. "No hay pol¨ªticas para la mujer y, adem¨¢s, se proyecta de ella una imagen unidireccional, infame. Pensamos que era necesario dar visibilidad a las mujeres reales". Las componentes de Filomena, estudiantes, profesoras, periodistas, aut¨®nomas, de distintas edades y origen pol¨ªtico-cultural, han difundido un videomanifiesto: "Numerosas mujeres contribuyen a la historia del pa¨ªs y le dan un alto perfil. Cada d¨ªa escriben historias de dignidad y esperanza, pero quedan en la sombra. Aqu¨ª van algunas: Rita Levi Montalcini, premio Nobel de Medicina; Tina Anselmi, pol¨ªtica; Elsa Morante, escritora; Emily, que para cuidar de mi anciana madre ha dejado a su hija en Filipinas; Mar¨ªa, que ha tenido que renunciar a su trabajo porque la guarder¨ªa era cara...". Una larga lista de nombres, famosos y desconocidos, "para decir que existe otra cara. Hay que ense?arla a los j¨®venes", dice Pepicelli.
En la Red se persiguen peticiones. La impresi¨®n es que Ruby Robacorazones representa la ¨²ltima gota en un vaso ya repleto. Las diputadas y votantes del Partido Democr¨¢tico (principal fuerza de oposici¨®n de centro-izquierda) piden la dimisi¨®n del primer ministro. La misma apelaci¨®n llega de grupos de Mil¨¢n, Tur¨ªn, N¨¢poles, Bolonia, donde el colectivo Donnepensanti ha lanzado su campa?a.
La tribuna de la directora de L'Unit¨¤ ha logrado ya 37.000 adhesiones. 15.000 han compartido en pocas horas el art¨ªculo de Bongiorno, diputada elegida en el partido del premier (ahora con Fini). Algo se agrieta hasta en las s¨®lidas filas del berlusconiano Pueblo de la Libertad. Sara Giudice, 25 a?os, concejal de un barrio milan¨¦s desde 2006, recolecta firmas por "una c¨²pula del partido m¨¢s ¨¦tica". El independiente El Cuerpo de las Mujeres se ha convertido en todo un fen¨®meno. Su autora no para de recorrer la pen¨ªnsula para debates p¨²blicos y encuentros.
"Las mujeres vigilan la salud del pa¨ªs", reflexiona la profesora Profeta, que fund¨® otro grupo, Pari o Dispare, que presiona al Gobierno para que apruebe la ley de cuotas femeninas que est¨¢ en el Parlamento. Actrices y rostros del espect¨¢culo -pero no solo- dieron vida a Di Nuovo: "En Italia no existe igualdad de g¨¦nero. Mientras vemos a chicas que se forran por menear sus muslos, las mujeres normales trabajan, cuidan de los ni?os, de los ancianos, de la casa: estamos agotadas", dice Cristina Comencini, directora de cine, guionista y escritora. Seg¨²n el Istat, en Italia una mujer trabaja 80 minutos m¨¢s que un hombre cada d¨ªa. En Espa?a, 54.
"Los hombres tambi¨¦n debatimos sobre el uso del cuerpo femenino. Y no para sostener a las mujeres, sino porque nos sentimos ofendidos en primera persona", dice Stefano Ciccone, fundador de Maschile Plurale (Masculino Plural), que tiene grupos en las principales ciudades y organiza talleres en las escuelas. Si la imagen de ella est¨¢ pisoteada, le pasa lo mismo a la de ¨¦l: forzadamente machote, hom¨®fobo, fr¨ªvolo, siempre -con cualquier edad y situaci¨®n sentimental- lig¨®n y sexualmente hambriento.
El documental Sisters of Italy, en el que los periodistas suizos Lorenzo Buccella y Vito Robbiani entrevistan a 101 mujeres desde Mil¨¢n hasta Bari, ejemplifica este esquema en su arranque: dos chicas de Arcore -el pueblo en las afueras de Mil¨¢n donde Berlusconi tiene su mansi¨®n- cuentan haberlo encontrado un s¨¢bado por la tarde en el centro comercial. "?l se acerca, nos aprieta las manos, sonr¨ªe y exclama: 'Hola, guapas', y se va".
"?Qu¨¦ le ha pasado al hombre? ?De veras aspira a una pareja muda? Yo sue?o con una sexualidad que no se configure como relaci¨®n de poder, sino como encuentro del deseo emancipado de otra persona", explica Ciccone. "La reacci¨®n moralista es lo que m¨¢s me molesta", contin¨²a. "Se dice: 'todo el mundo desea a una chica joven, de pecho generoso, que cuando la llamo viene corriendo, o, mejor, me la traen a casa los amigos, sin perder tiempo en cortejos. Somos todos como ¨¦l en el fondo. Yo no hago estas cosas porque no puedo (y entonces soy un pringado) o porque soy bueno (s¨¦ controlarme)".
Ciccone parafrasea un razonamiento que circula en la televisi¨®n de media tarde, en los reportajes de calle de los diarios y en la cafeter¨ªa de la vuelta de la esquina. "Nos venden ese c¨®digo como resultado de libertad e inhibici¨®n, pero a m¨ª me suena falso, impuesto, me transmite un gran sentido de soledad y tristeza. No todos los hombres buscamos una sexualidad autista. Nosotros tambi¨¦n vivimos atrapados en un estereotipo. Yo, y centenares de miles como yo, no somos as¨ª".
Yo no soy as¨ª: un mantra, un amuleto verbal, que se repite estos d¨ªas en la boca de muchos italianos. E italianas.

Lo que dice la ley
- Violencia machista. No existe este delito ni una ley espec¨ªfica. El actual Gobierno introdujo un delito llamado stalking: acoso o persecuci¨®n.
- Sin paridad. No existe una norma que obligue a partidos o empresas a fichar mujeres. Se debate sobre una ley de cuotas rosas desde hace a?os y existe un proyecto que no viene mencionado entre las prioridades de la legislatura.
- Aborto. Es libre en los primeros tres meses de gestaci¨®n por la ley de 1978. La p¨ªldora poscoital solo es legal desde 2010.
- Fecundaci¨®n asistida. Solo se permite a parejas casadas y con el esperma del marido, sin donaci¨®n de un donante ajeno a la pareja. Tampoco es posible congelar los embriones.
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