La piqueta fulmina el imperio de Los Gordos
Cae el principal clan que dominaba el tr¨¢fico de drogas en la Ca?ada Real

Del clan de Los Gordos ya se habla en pasado:
-Eso se acab¨®. Si vas por su zona solo vas a ver ruinas. No queda nada. Hazte a un lado con el coche, anda. Tengo de todo aqu¨ª: coca base, coca para esnifar, caballo... vamos, lo que quieras. Te dejo que la pruebes, con toda tranquilidad, y t¨² decides cu¨¢nto te quieres llevar.
No hace ni una semana que la polic¨ªa detuvo a la familia que mov¨ªa las mayores cantidades de droga en el poblado de Valdeming¨®mez. La carretera de acceso al vertedero sigue llena de baches. Los contenedores arden a los lados. Los adictos se pinchan a la vista de todo el mundo. De lejos, se ve la parroquia de Santo Domingo, ¨²nico referente espiritual en un lugar carcomido por el tr¨¢fico de drogas. Mujeres en bata y zapatillas de casa ofrecen papelinas a todo el que pasa. A rey muerto, rey puesto: "Qu¨¦date por aqu¨ª, no vas a encontrar nada mejor", dice un hombre con gafas de sol y un bast¨®n con ribetes dorados. Lo hace rodeado de mujeres a la entrada de su chabola. Efectivamente. El b¨²nker de Los Gordos, una fortaleza blindada, cerrojos y barras que hac¨ªan de contrafuerte, ha sido derruida por el Ayuntamiento. Un gran solar lleno de escombros es lo que queda de una familia que dej¨® Extremadura en los a?os sesenta para comerciar en los mercadillos de la capital. El patriarca descubri¨® despu¨¦s negocios m¨¢s rentables.
Los agentes entraron a la fuerza y hallaron la oposici¨®n de dos matones del este
"Que vayan con Dios", resumen en los puntos de venta que eran su competencia cuando se les pregunta por Los Gordos. No ca¨ªan bien. En el ¨²ltimo lustro hab¨ªan acaparado el negocio y hab¨ªan levantado antipat¨ªas en las otras familias. Las ri?as que protagonizaban habitualmente tampoco les ayudaba a ser muy populares.Hace un a?o la polic¨ªa entr¨® en su guarida, que se asemejaba a unos grandes almacenes donde se despachaba droga las 24 horas. Mil toxic¨®manos acud¨ªan cada d¨ªa. Los agentes de la Polic¨ªa Judicial de Villa de Vallecas llevaban tras la pista desde entonces. A principios de a?o se pill¨® a varios colaboradores de Los Gordos con grandes cantidades de coca¨ªna. La familia, se supo, hab¨ªa acuartelado su refugio. Para prevenirse ante las redadas, manten¨ªan encendidas unas estufas a las que pod¨ªan arrojar toda la mercanc¨ªa. El fumadero, el lugar de la entrada donde aparcan los coches y consumen de paso los toxic¨®manos, continuaba funcionando a todo gas. El golpe no hab¨ªa amedrentado a Los Gordos que, lejos de disminuir su presencia, la hab¨ªan aumentado.
La polic¨ªa decidi¨® entrar el pasado mi¨¦rcoles en su b¨²nker. A la fuerza. Se encontr¨® al principio con la oposici¨®n de un par de matones, de origen croata y b¨²lgaro, que vigilaban la entrada, seg¨²n informaron fuentes de la investigaci¨®n. Se utilizaron gatos hidr¨¢ulicos y tenazas para reventar los cerrojos de las puertas blindadas que los agentes iban encontrando a su paso. En esos tres o cuatro minutos que tardaron en acceder al interior, creen los investigadores, al clan le dio tiempo a deshacerse de la mayor¨ªa de la droga que guardaba en ese momento. Los agentes encontraron 500 euros, cuchillos y ¨²tiles para el corte y almacenamiento de la coca¨ªna.
En total hay 20 detenidos, ocho emparentados entre s¨ª. Se apellidan Vargas y Montoya. Guardan parentesco con Antonio Motos, el patriarca extreme?o que lleg¨® del sur hace d¨¦cadas para dedicarse a la venta ambulante y acab¨® en el negocio de la droga. Un buen n¨²mero de arrestados naci¨® en los setenta y los ochenta, por lo que se trata de la tercera generaci¨®n. La familia ten¨ªa a sueldo a una docena de matones que vigilaban la entrada. Estos cobraban en met¨¢lico o a cambio de papelinas. El negocio se controlaba al mil¨ªmetro. En un papel se detallan los precios de cada micra o gramo.
Durante la operaci¨®n cayeron tambi¨¦n tres mujeres que manejaban directamente el negocio, pero no dos hombres que la investigaci¨®n coloca en la c¨²pula del clan. Uno de ellos se dedica a recoger todo el dinero generado por la venta y el otro hace de enlace con otras mafias para conseguir la mercanc¨ªa. Ambos viven "como se?oritos", alejados del vertedero y su ruinosa realidad.
No son pocos los que se han alegrado del fin del dominio de Los Gordos. Aunque hab¨ªan recibido un mazazo policial el a?o pasado, consiguieron mantener su influencia en el vertedero por la extensa red de colaboradores que hab¨ªan generado durante a?os. Las familias rivales hab¨ªan visto desaparecer de buenas a primeras grandes cantidades de clientes desde que ellos llegaron al lugar. Esta saga familiar ha rotado por la mayor¨ªa de los poblados marginales asentados por la periferia de la M-30. En ocasiones, sus miembros han sido agraciados con pisos de protecci¨®n oficial, pero el narcotr¨¢fico no funciona en edificaciones en vertical.
La vida, sin embargo, no ha cambiado mucho en la Ca?ada Real. Aunque han desaparecido Los Gordos, nombre que se les puso por el buen comer de sus miembros, el ajetreo de clientes en busca de sus dosis es constante. Un tipo con traje se baja de su coche de empresa, se pierde en el interior de un punto de venta y sale al cabo de unos segundos. Despu¨¦s se marcha a toda velocidad a bordo de su veh¨ªculo.

?D¨®nde est¨¢ el dinero?
El tipo que se dedicaba a recoger el dinero que se generaba en el b¨²nker de Los Gordos viajaba en un viejo coche destartalado. Ni siquiera estaba a su nombre. La investigaci¨®n patrimonial de los sospechosos de mover la mayor cantidad de droga de Valdeming¨®mez, el supermercado del narcotr¨¢fico en Madrid, revela que los inculpados carecen de propiedades. No tienen cuentan abiertas en los bancos ni viviendas ni extensiones de terreno que demuestren en qu¨¦ invierten el dinero que genera el negocio de la droga. Los dos hombres que la polic¨ªa de Villa de Vallecas sit¨²a como los capos del clan, que se encuentran en busca y captura, llevaban una vida discreta, alejada de gastos pomposos. De hecho, al no tener vivienda habitual, se mov¨ªan entre casas de familiares.
Los agentes han estado tiempo intentando seguir la pista del dinero. Consideran que las ganancias de Los Gordos se han invertido en propiedades que han sido puestas a nombre de parientes. Utilizan testaferros para pasar inadvertidos. Las anteriores detenciones y las pruebas que se han presentado en su contra les han servido para tomar precauciones en cuanto a su patrimonio. De todos los detenidos en la ¨²ltima operaci¨®n, no hay ni uno que tenga un bien a su nombre, ni siquiera ese antiguo coche que viajaba cada noche cargado de dinero. Es conocido que un patriarca detenido hace a?os llevaba 50.000 euros en el bolsillo en el momento de su detenci¨®n. La historia corre como la p¨®lvora en el vertedero.
La experiencia curte a los narcotraficantes. Hace a?os, nada m¨¢s escuchar la patada en la puerta de la polic¨ªa, utilizaban el desag¨¹e para deshacerse de la droga. Los agentes empezaron a poner mallas para taponar las tuber¨ªas. M¨¢s tarde, se les ocurri¨® utilizar lavadoras que pon¨ªan en funcionamiento para borrar las pruebas. Ahora, la moda es tener un brasero siempre encendido que sirve como v¨ªa de escape ante una redada. La droga acaba ardiendo dentro del contenedor.
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