"Gracias a las redes sociales los tunecinos se movilizaron"
La revoluci¨®n tunecina no tiene l¨ªderes, pero busca a sus h¨¦roes y los encuentra. Son Mohamed Ben Kilani , de 37 a?os, el piloto que se neg¨® a embarcar a los familiares de Leila Trabelsi, la esposa del derrocado presidente; Slim Amamou , de 33 a?os, el bloguero que pas¨® de la c¨¢rcel al Consejo de Ministros; Hamada Ben Anoun, de 22 a?os, el rapero encarcelado por arremeter en un rap contra el jefe del Estado.
Entre ellos hay, por ahora, una sola mujer, Lina Ben Mehnni, de 27 a?os, de buena familia y de salud fr¨¢gil -tiene un ri?¨®n trasplantado-, profesora de ingl¨¦s en la Universidad de T¨²nez, que se recorri¨® el centro del pa¨ªs cuando la revuelta alcanz¨® su c¨¦nit para narrar al minuto lo que all¨ª suced¨ªa. Fue entonces cuando se hizo famosa entre sus compatriotas.
"Wikileaks solo confirm¨® lo que ya sab¨ªamos sobre la corrupci¨®n"
"Empec¨¦ a bloguear en 2007 y en tres idiomas -¨¢rabe, franc¨¦s e ingl¨¦s-, sobre temas no conflictivos como la m¨²sica, pero al a?o siguiente di un salto cualitativo", explica Menhnni desde T¨²nez. "Desde Tunisian Girl [el t¨ªtulo de su blog] denunci¨¦ la censura en Internet impuesta por el r¨¦gimen y defend¨ª los derechos humanos", recuerda por tel¨¦fono, "y entonces comenzaron los problemas".
"Mi blog fue censurado, es decir, que dej¨® de ser accesible desde T¨²nez, y al regresar de noche a casa de mis padres [d¨®nde a¨²n vive] me topaba con polic¨ªas de paisano que primero me dec¨ªan con educaci¨®n que una chica de buena familia no deb¨ªa hacer esas cosas", recuerda.
Con el tiempo "el acoso policial fue m¨¢s agresivo y un buen d¨ªa entraron en casa por la fuerza y se llevaron mis dos ordenadores y mis c¨¢maras". ?C¨®mo sabe que fue la polic¨ªa? "Los vecinos eran chivatos de la poli y ahora nos han contado que fue ella la que nos rob¨®", responde Mehnni. Nunca perdi¨® su empleo, pero era la que m¨¢s tardaba en cobrar.
Cuando estall¨® la revuelta Mehnni plant¨® a sus progenitores -"a mi padre le preocupaba mucho que me detuvieran y me privaran de la medicaci¨®n que tomo para el ri?¨®n"-, dej¨® su trabajo y se pate¨® el epicentro de la revoluci¨®n: Kasserine, la ciudad en la que hubo 50 muertos; Sidi Bouzid, donde naci¨® la revuelta y Regueb.
"All¨ª donde hab¨ªa conexi¨®n a Internet los j¨®venes lugare?os colgaban v¨ªdeos que yo completaba con mis textos y mis propias im¨¢genes", recuerda a¨²n emocionada.
"Facebook, Twitter y otras redes sociales han servido a los tunecinos para informarse de lo que suced¨ªa -los medios p¨²blicos lo ocultaban- y tambi¨¦n para movilizarse", asegura. "El r¨¦gimen reforz¨® la censura, pero los tunecinos somos unos expertos en sortearla", sostiene.
Poco antes de que estallase la revoluci¨®n los cables de la Embajada de EE UU en T¨²nez, difundidos por Wikileaks, describieron la corrupci¨®n del r¨¦gimen. ?Fueron un detonante? "No", contesta. "En Sidi Bouzid, all¨ª donde empez¨® todo, todos ignoraban esas revelaciones. Aqu¨ª, en la capital, s¨ª conoc¨ªamos su contenido, pero los informes estadounidenses solo confirmaron lo que ya sab¨ªamos".
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