Hierve Egipto
Egipto conoce el mayor desaf¨ªo en 30 a?os al r¨¦gimen policiaco de Hosni Mubarak. La mecha de la libertad prendida en T¨²nez alcanza con distinta intensidad a numerosos pa¨ªses ¨¢rabes. Pero es en Egipto (El Cairo, Suez, Alejandr¨ªa) donde, pese al miedo a la brutalidad policial, se suceden manifestaciones de amplitud sin precedentes, con muertos y centenares de detenidos, exigiendo la renuncia del octogenario dictador, que guarda un fara¨®nico silencio. La jornada de hoy, viernes, puede resultar determinante, a juzgar por las convocatorias de las redes sociales. A la protesta promete sumarse Mohamed el Baradei, ex jefe del OIEA, que aspira a capitalizar la ira popular y convertirse en alternativa pol¨ªtica.
Egipto no es T¨²nez, ni es como ninguno de los otros pa¨ªses donde se refleja estos d¨ªas la frustraci¨®n de unas sociedades abrumadoramente j¨®venes, sin expectativas y bajo dictaduras oscurantistas o cleptocr¨¢ticas. Con sus 80 millones, se trata de la naci¨®n m¨¢s poblada e influyente del mundo ¨¢rabe, baluarte para el mantenimiento del statu quo y aliado privilegiado de Estados Unidos, que entrega a su Ej¨¦rcito, espina dorsal del r¨¦gimen, m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares anuales. Washington, alarmado, ha pedido a Mubarak una respuesta a las aspiraciones de los egipcios, asumiendo que las repercusiones de un vuelco incontrolado ser¨ªan incalculables en la regi¨®n.
Mubarak ha hecho todo lo necesario para colocarse al borde del precipicio. No solo pretende hacerse reelegir, en septiembre, o hacer presidente a su hijo Gamal. Ha falsificado una tras otra sucesivas elecciones, fabricado un Parlamento con sise?ores del partido gobernante y cegado cualquier posibilidad de expresi¨®n a los Hermanos Musulmanes, el mayor y m¨¢s disciplinado grupo opositor. La escala y gravedad de los acontecimientos exigen inmediatas reformas democr¨¢ticas en Egipto, comenzando por la sucesi¨®n ordenada del presidente Mubarak.
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