La prosa de la izquierda
"La socialdemocracia es la prosa de la pol¨ªtica europea contempor¨¢nea". Lo dice Tony Judt en su c¨¦lebre ensayo p¨®stumo titulado Algo va mal. Un ensayo que recomienda a la izquierda un poco de humildad y mucho compromiso y talento a la hora de afrontar las exigencias de nuestro tiempo. La prosa es algo que uno no se da cuenta de que utiliza y, a menudo, no valora. En esa prosa del estado del bienestar sometido a las sacudidas de la crisis est¨¢n hoy instalados algunos de los principales dilemas de la pol¨ªtica. Y cierta opini¨®n p¨²blica de izquierdas parece que no quiere enterarse. En la batalla diaria por la hegemon¨ªa ideol¨®gica, parece que a una buena parte de los creadores de opini¨®n se les escapa la realidad entre los dedos. Y eso es grave porque, sin renovar los t¨¦rminos de la "conversaci¨®n p¨²blica" ser¨¢ dif¨ªcil hallar respuestas y recuperar posiciones.
No es dif¨ªcil ver que el entorno intelectual y te¨®rico progresista ha adelgazado notablemente. Y no s¨®lo el de los socialistas. La producci¨®n de ideas y el debate te¨®rico con reflejo en la sociedad viven tiempos de perplejidad e impotencia. Se ven, de hecho, alarmantemente suplantados por la mercadotecnia del eslogan y el argumentario de campa?a. Sin embargo, Judt se expres¨® con contundencia en el que se considera su testamento intelectual. "Nuestro problema", escribi¨®, "no es qu¨¦ hacer, sino c¨®mo hablar de ello". La deliberaci¨®n, ese territorio cl¨¢sico de la "acci¨®n" en el ¨¢mbito de la vida p¨²blica, emerge de nuevo como elemento sensible en un escenario de crisis global que, con su peaje de incertidumbre, parece reclamar con m¨¢s fuerza que nunca el contraste de puntos de vista y la confrontaci¨®n de alternativas.
Abrazados a la rutina de la queja o escondidos tras el paraguas disciplinar, los creadores de opini¨®n de orientaci¨®n progresista encajan, tambi¨¦n entre los valencianos, en la descripci¨®n del malogrado ensayista. "Para que se la vuelva a tomar en serio", se?al¨® Judt, "la izquierda debe hallar su propia voz. Hay mucho sobre lo que indignarse: las crecientes injusticias de clase y casta; la explotaci¨®n econ¨®mica dentro y fuera de cada pa¨ªs; la corrupci¨®n, el dinero y los privilegios que ocluyen las arterias de la democracia. pero ya no basta con identificar las deficiencias del 'sistema' y lavarse las manos como Pilatos: indiferentes a las consecuencias. La irresponsable pose ret¨®rica de las d¨¦cadas pasadas no ayud¨® en nada a la izquierda".
Todo esto no es algo vago y generalizable, aunque afecte a todas las sociedades. Tiene que ver con la necesidad concreta de volver a analizar las cosas a nuestro alrededor cuando est¨¢n ocurriendo y como est¨¢n ocurriendo. Es el servicio que la ciudadan¨ªa puede exigir a sus intelectuales: no un fatalismo de rechazos m¨¢s o menos est¨¦ticos, sino una prosa comprometida con las exigencias del presente y las amenazas del porvenir.
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