Arenas se instala en la victoria
- El PP andaluz est¨¢ convencido de que gobernar¨¢ la comunidad en 2012 - Los populares carecen de un plan B para prever otra marcha de su l¨ªder
El PP andaluz vive en un estado de levitaci¨®n. A m¨¢s de un a?o vista de los comicios auton¨®micos, el partido de Javier Arenas ha ganado ya 12 veces, las mismas 12 veces que las encuestas le han colocado en el v¨¦rtice de la pir¨¢mide. Tantos visos de verosimilitud han adquirido los triunfos virtuales en los medios de comunicaci¨®n, que si en el futuro se estudiara esta etapa merced a lo que se cuenta (y se comenta) de los trabajos demosc¨®picos, la conclusi¨®n ser¨ªa que Arenas gobierna Andaluc¨ªa desde finales de 2009, cuando los sondeos empezaron a caer uno tras otro como manzanas maduras.
La convenci¨®n nacional del pasado fin de semana en Sevilla -ubicaci¨®n que es todo un gui?o a la apuesta de Mariano Rajoy por su hombre fuerte- ha terminado de desatar la apoteosis.
"Javier tiene la certeza de que esta vez ser¨¢ la definitiva", dice un dirigente
En 1996, despu¨¦s de perder, Arenas dijo que no se ir¨ªa a Madrid, pero se fue
Aunque el l¨ªder andaluz intenta tirar del globo para abajo y atemperar la euforia que ha prendido de ra¨ªz en su partido, quienes est¨¢n cerca de ¨¦l aseguran que se trata m¨¢s de un gesto de humildad impuesto por la prudencia que exige el manual pol¨ªtico que de un convencimiento real. Tambi¨¦n hay algo de prevenci¨®n supersticiosa, y de pudor. "Tiene la certeza de que esta ocasi¨®n ser¨¢ la definitiva, se va a sentar en San Telmo", sostiene un dirigente, y agrega: "En Andaluc¨ªa es el momento del PP".
La sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu con 1996, en las postrimer¨ªas de la llamada legislatura de la pinza, es inevitable. No solo Javier Arenas repite como un candidato clonado de s¨ª mismo calcadas estrategias, iniciativas, frases y juramentos; el escenario de fondo tiene mimbres muy similares: el PSOE estaba entonces en horas baj¨ªsimas y el PP surcaba los mares de Espa?a viento en popa a toda vela con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como mascar¨®n de proa.
Arenas daba por hecho que ganar¨ªa porque es lo que dec¨ªan todas las encuestas, y la ¨²nica duda -recibida como un apunte un tanto agorero, igual que ahora- era si llegar¨ªa a alcanzar la mayor¨ªa absoluta. Una circunstancia que en aquella ¨¦poca no era tan determinante, ya que cab¨ªa la posibilidad de que Izquierda Unida se negara a coaligarse con el PSOE para formar gobierno. De hecho, es lo que hizo en 1994, al inicio de la legislatura, espoleada por su l¨ªder nacional, Julio Anguita, quien andaba paseando la teor¨ªa del sorpasso y la necesidad de aislar al felipismo.
En 2012, sin embargo, la mayor¨ªa absoluta resulta imprescindible, habida cuenta de que el pacto de la izquierda PSOE-IU est¨¢ garantizado. Y los sondeos en este punto est¨¢n muy abiertos. ?Qu¨¦ har¨¢ Javier Arenas si no consigue la presidencia de la Junta? ?Se queda a intentarlo de nuevo o se va con Rajoy si este conquista la Moncloa? En el PP andaluz no quieren ni o¨ªr hablar de un plan B. Dicen que no existe, y de puertas para afuera sostienen que Arenas ha dejado m¨¢s que claro que su intenci¨®n es anclarse en Andaluc¨ªa, que no se va a Madrid. Eso tambi¨¦n lo asegur¨® en 1996, incluso cuando ya hab¨ªa perdido. "Siento mucha responsabilidad con el mill¨®n y medio de ciudadanos que me han votado y me quedo en la pol¨ªtica andaluza", se?al¨® tras la reuni¨®n de la ejecutiva que analiz¨® la derrota. En una entrevista de unos d¨ªas despu¨¦s se mostr¨® a¨²n m¨¢s rotundo: "Aguantar¨¦ en la oposici¨®n, tengo h¨¢bito de oposici¨®n y no temo el achicharramiento". Pero se fue: Aznar le ofreci¨® la cartera de Trabajo en su primer Gobierno y la cogi¨®.
"Es pronto para este tipo de an¨¢lisis, de momento la ¨²nica carta que juega Javier es la de la victoria, no piensa nada m¨¢s", reflexiona un miembro del comit¨¦ ejecutivo regional, quien reconoce que la "vocaci¨®n nacional" de Arenas es muy fuerte. Otro dirigente da menos rodeos para expresar la misma idea: "A Javier le aburre un poco la pol¨ªtica de Andaluc¨ªa, es la mano derecha de Rajoy, y si aqu¨ª no gobierna y ¨¦l le quiere en el Consejo de Ministros, se va". Este mismo dirigente a?ade que la sucesi¨®n de Arenas, en el caso de que se marchara, ser¨ªa muy a largo plazo.
La realidad es que ni el m¨¢s descre¨ªdo de los militantes del PP est¨¢ en eso. En opini¨®n de la mayor¨ªa de los dirigentes consultados, el parecido con 1996 es relativo: la decepci¨®n y abatimiento en torno al PSOE es colosal, sin contar con que el miedo a la derecha que funcion¨® hace 15 a?os se ha ido diluyendo. Mientras, Arenas -que controla hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de su partido- se mantiene al margen de los compromisos con una distancia calculadamente ambigua para aprovechar las ganancias de todas las cr¨ªticas al Gobierno de Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n. Saca r¨¦ditos de una postura y la contraria, aunque, en asuntos econ¨®micos, las m¨¢s de la veces su posici¨®n es coincidente con la del PSOE.
"No es necesario ir mucho a lo concreto, basta con no meter la pata, que somos muy aficionados", se?ala un miembro de la c¨²pula del partido. Un riesgo cierto. Arenas tiende a empatizar en exceso con el ambiente que le rodea y a dejarse llevar por arengas f¨¢ciles con tal de conectar. Hace unos d¨ªas resucit¨® la teor¨ªa de la conspiraci¨®n del 11-M, ante la perplejidad de sus propios compa?eros. Luego intent¨® deshacer la mara?a. Los an¨¢lisis que se hicieron de los comicios de 1996 apuntaban a que uno de los desencadenantes del fracaso del PP fue que el entonces l¨ªder emergente se hab¨ªa pasado de rosca con la envolvente a IU (que termin¨® por transferir siete esca?os al PSOE). Ahora, seg¨²n dicen sus allegados, el reto es dominar el subid¨®n.
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