Berlusconi resiste
El primer ministro italiano, pese al calibre de los esc¨¢ndalos, aguanta en el poder y en las encuestas, mientras la oposici¨®n pierde enteros. Estas son las razones
El 13 de enero de 2011, hace dos semanas, Nicole Minetti, ex higienista dental de Silvio Berlusconi, de 25 a?os, ahora diputada regional en Lombard¨ªa y acusada de inducci¨®n a la prostituci¨®n por los fiscales, manda un mensaje sms a Florina Marincea, una de las j¨®venes asistentes a las fiestas de Arcore.
Minetti: "Amor, ¨¦l est¨¢ el s¨¢bado... Debemos ir sea como sea. ?Tienes alguna amiga mona que podamos llevar?".
Marincea: "Hecho. Mi amiga del alma. Muy fiable... Bella fica (t¨ªa buena)".
Al d¨ªa siguiente, el esc¨¢ndalo emerge en todos los diarios del mundo. Org¨ªas, una menor de edad, abuso de poder. Los m¨¢s osados recrean las noches de bunga bunga y crean el apodo de El Sult¨¢n de Arcore; los cl¨¢sicos se remontan a Tiberio. Los editoriales se preguntan si tambi¨¦n esta vez sobrevivir¨¢ el gracioso que pon¨ªa los cuernos en las fotos de familia de las cumbres internacionales. El que salud¨® el hist¨®rico triunfo de Obama diciendo "es joven y bronceado". El compadre de farras y negocios de Putin y Gaddafi.
"El drama del pa¨ªs es la izquierda. Y no debemos equivocarnos: Berlusconi es la consecuencia de esa dejadez, y no la causa".
"Su desprecio a la mujer ha ido demasiado lejos. Es su aspecto m¨¢s siniestro", afirma el fil¨®sofo Chiurco
Berlusconi dice que es el pol¨ªtico "m¨¢s perseguido de la historia" y que la fiscal¨ªa ha violado su intimidad
El mi¨¦rcoles llam¨® a un programa de televisi¨®n e insult¨® al director, llam¨¢ndole "despreciable y repugnante"
La Iglesia, presionada por las bases, muestra su cara m¨¢s c¨ªnica y pragm¨¢tica, y tratar de justificar lo que parece imposible
"Es un benefactor al que le gusta la carne fresca", opina la ex cantante Iva Zanicchi sobre el primer ministro
Berlusconi responde con su virulencia habitual. Dice que es el pol¨ªtico "m¨¢s perseguido de la historia" (16 juicios, cuatro en curso, tres absoluciones, nueve salvado in extremis por leyes a medida o indultos). Niega que haga org¨ªas en sus residencias, dice que son "solo cenas elegantes y normales", que la fiscal¨ªa ha violado su intimidad y de paso la Constituci¨®n, que le ha tratado como a un camorrista controlando a sus visitas durante todo un a?o.
Su reacci¨®n parte a Italia en dos mitades, como siempre en los ¨²ltimos 17 a?os. Guerra a todo campo: pol¨ªtica, judicial, institucional, medi¨¢tica y cultural. El primer ministro contra los sospechosos habituales, los fiscales comunistas de Mil¨¢n. La libertad, la privacidad y la impunidad, contra el lema "la ley es igual para todos" y la publicaci¨®n masiva de las escuchas.
Los peri¨®dicos se frotan las manos y publican cada detalle (en Italia se aboli¨® el secreto de sumario en 1987) sin pararse a cribar si son o no constitutivas de delito. Algunos dan 12 p¨¢ginas diarias. Berlusconi organiza el contragolpe en las televisiones, que silencian los indicios del auto, lanza videomensajes, manda a su ej¨¦rcito de velinas, con la joven Ruby por delante, a contar la versi¨®n oficial, y cuando el despliegue flojea irrumpe ¨¦l mismo por tel¨¦fono en los programas de debate.
El mi¨¦rcoles llama a L'Infidele (El infiel, La 7) e insulta en riguroso directo al director, Gad Lerner, llam¨¢ndole "despreciable y repugnante", y a?adiendo que su programa es "prostibulario". El periodista le contesta que es un cafone (un paleto) y que se presente ante los jueces. El soberano sufre, la audiencia sube, el pueblo se olvida de la crisis, en el ¨¢gora medi¨¢tica e hiperveloz y la confusi¨®n es total. Nadie sabe lo que es verdad y mentira, d¨®nde est¨¢ el bien y d¨®nde el mal. Es un reality, y el espect¨¢culo debe continuar.
"Entender lo que est¨¢ pasando en Italia parece simple y es en realidad una cosa muy compleja", analizaba el pasado viernes Roberto Saviano en su art¨ªculo de La Repubblica, titulado El fango sobre todos nosotros. "Hace falta un esfuerzo y coincide con la ¨²ltima posibilidad de no sufrir la barbarie. Porque, como siempre pasa, el fango llega. La m¨¢quina del fango escupe contra todo aquel que el Gobierno considere su enemigo. El objetivo es comunicar un mensaje simple: sois todos iguales, todos est¨¢is sucios. En el pa¨ªs de los inmundos no se puede criticar, denunciar. La m¨¢quina del fango, cuando te tritura en su engranaje, te hace bajar al nivel m¨¢s bajo. Donde, record¨¦moslo, estamos todos. Aqu¨ª no hay nadie bueno, todos tienen defectos o cr¨ªmenes que esconder".
De momento, el primer objetivo se ha conseguido. La potente maquinaria medi¨¢tica iguala delitos graves y faltas leves; la facci¨®n pol¨ªtica hace pi?a y la Junta de Autorizaciones del Parlamento decide devolver el sumario a Mil¨¢n sin decidir si da o no permiso a los fiscales a registrar el despacho del contable, Giuseppe Spinelli. La mayor¨ªa pol¨ªtica afirma que la fiscal¨ªa no es leg¨ªtima, que la causa debe ser trasladada al Tribunal de los Ministros, porque el primer ministro actu¨® por motivos institucionales cuando presion¨® a la polic¨ªa de Mil¨¢n para que liberaran a la joven Ruby cuando estaba detenida, "ya que pensaba que era la sobrina de Hosni Mubarak".
A sus 74 a?os, El Caim¨¢n que dibuj¨® Nanni Moretti en la prof¨¦tica secuencia final de su pel¨ªcula, sale de la pantalla e inunda la escena: investido del poder del pueblo, por encima de una justicia politizada. Ni el continuo goteo de revelaciones cada vez m¨¢s comprometedoras le hace retroceder. La fiscal¨ªa informa de que la polic¨ªa se incaut¨® en agosto de 12 kilos de coca¨ªna que eran del novio de su vestal dominicana Marysthell Garc¨ªa Polanco. Que una segunda prostituta brasile?a, Iris Berardi, particip¨® en las fiestas siendo menor. Que su protegida Nicole Minetti ha dicho hace unos d¨ªas sobre Berlusconi: "Ahora finge que no recibe las llamadas, pero cuando se cague encima por Ruby llamar¨¢ y se acordar¨¢ de nosotras". O tambi¨¦n: "Le es c¨®modo meternos a ti (Barbara Fagioli, otra velina) y a m¨ª en el Parlamento porque dice: 'Bueno, ya me las he quitado de encima, el sueldo lo paga el Estado".
Nada de eso le pasa factura aparente. Los italianos le apoyan mayoritariamente, aunque las encuestas revelan que si se votara hoy Berlusconi ganar¨ªa en la C¨¢mara, pero no en el Senado, con lo cual no podr¨ªa volver a ser primer ministro, y aunque un 50% de la poblaci¨®n sigue pensando que deber¨ªa dimitir por haber llevado a menores a sus fiestas (Noemi, Ruby, Iris). Los datos muestran que la oposici¨®n del Partido Democr¨¢tico est¨¢ a cinco puntos del Pueblo de la Libertad (30% contra el 25%). Y bajando.
El mundo se pregunta c¨®mo es posible, qu¨¦ les pasa a los italianos, si est¨¢n rincoglioniti (atontados) o han perdido la raz¨®n. Mientras los emigrados escriben indignados a las webs y los blogs, los que viven dentro oscilan entre la consternaci¨®n, la sonrisa estupefacta, la incultura del todo vale y la defensa a sangre y fuego del l¨ªder. Otros se indignan no solo con Berlusconi, sino tambi¨¦n con la oposici¨®n, la clase pol¨ªtica en general, con la patronal que protege el statu quo, con una Iglesia que consideran c¨®mplice y, en gran medida, con ellos mismos.
Muchos otros creen, ahora con m¨¢s raz¨®n, que Berlusconi es un m¨¢rtir de la justicia. En la p¨¢gina web de los Promotores de la Libertad, movimiento de cachorros del PDL, la presidenta y ministra de Turismo Michella Brambilla escribe: "La nueva investigaci¨®n sobre Berlusconi se funda sobre acusaciones absurdas e inveros¨ªmiles. (...) Pero los italianos ya han entendido. Tambi¨¦n esta iniciativa, como todas las dem¨¢s, ser¨¢ un bumer¨¢n para el Partido de las Fiscal¨ªas".
Incluso en la presunta izquierda, gente como Domenico Cacopardo, af¨ªn a Massimo D'Alema, jefe del aparato del PD, se muestra cr¨ªtico con la justicia: "El proceso a Berlusconi se ha celebrado ya en la plaza p¨²blica y ha acabado con su condena, lesionando de paso los derechos humanos de algunos implicados que no han cometido ning¨²n delito", escribe.
Mientras tanto, la jerarqu¨ªa de una Iglesia presionada por las bases, y abandonada a su suerte por una oposici¨®n desaparecida en las castas fiestas de los salones romanos, se ve forzada a mostrar su cara m¨¢s c¨ªnica y pragm¨¢tica, y a tratar de justificar lo que parece imposible. Los que siempre apoyaron al pol¨ªtico ateo saltan al campo sin tapujos, animados por Vittorio Messori -"mejor un putero que haga buenas leyes para la Iglesia que uno catoliqu¨ªsimo que nos perjudique"-, mientras el Vaticano y la Conferencia Episcopal Italiana conciertan mansas amonestaciones, imploran "sobriedad y decoro", y prorratean entre tirios y troyanos la culpa de lo que Angelo Bagnasco, l¨ªder de los obispos, define como acumulaci¨®n de "situaciones anormales" y "cat¨¢strofe antropol¨®gica".
Queda claro que el berlusconismo se asienta en las dos estructuras fundamentales del pa¨ªs: por un lado, la Iglesia, o mejor dicho esa treintena de obispos (sobre 255) que todav¨ªa ven en el octogenario y ultra Camillo Ruini a su padre espiritual; y, por otro lado, las familias, categor¨ªa amplia que incluye, seg¨²n el fil¨®sofo Carlo Cuchio, a las mafias del sur, cruciales en toda elecci¨®n; y seg¨²n Eugenio Scalfari, fundador de La Repubblica, a "ese tercio de ciudadanos pasotas y desinformados que han dado un cheque en blanco a Berlusconi y son capaces de perdonarle cualquier cosa".
El vaticanista Sandro Magister, autor del blog chiesa.it, cercano a las posiciones del gran cofrade de Berlusconi, el potente movimiento Comuni¨®n y Liberaci¨®n, opina: "No es cierto que sean los negocios lo que mueve a la jerarqu¨ªa cat¨®lica a apoyarle, sino el pragmatismo, la conciencia de que el Gobierno de centro derecha garantiza m¨¢s y mejor que la oposici¨®n las cosas que importan m¨¢s a la Iglesia: la defensa de la vida, el aborto, la eutanasia, la educaci¨®n libre".
"Naturalmente", a?ade, "la Iglesia no es feliz con ese estilo de vida intolerable para la moral cat¨®lica, pero eso no compromete el programa del Gobierno, es una inmoralidad privada y la Iglesia no la juzga salvo en el confesionario. Por eso Bagnasco ha resistido la presi¨®n de las bases que ped¨ªan una clara petici¨®n de dimisi¨®n. Por eso y porque la Iglesia no es un tribunal y cree en el arrepentimiento y el perd¨®n. Y porque teme que la batalla contra la familia que se lucha en Europa se pueda traducir en leyes peligrosas".
?Mejor entonces un buen legislador de dudosa o evidente inmoralidad, pues, que uno intachable que no garantice su apoyo? "Dicho de un modo ¨¢spero, es as¨ª. La Iglesia cree que el actual Gobierno no tiene una alternativa capaz de liberar al pa¨ªs de la fragmentaci¨®n social, de ese desastre antropol¨®gico", afirma Magister.
El sacerdote y militante del centro izquierda Filippo di Giacomo lo ve de otro modo, y lo explica as¨ª: "Si la Iglesia no se divorcia de Berlusconi es porque sigue vivo el sistema que lleva 20 a?os haciendo negocios con ¨¦l. A Comuni¨®n y Facturaci¨®n la doctrina les importa cuando implica una ganancia. Partiendo de la Lombard¨ªa del emir Roberto Formigoni (el gobernador regional), su gigantesca maquinaria electoral, medi¨¢tica y econ¨®mica arropa cualquier desnudo del sult¨¢n".
Pero Di Giacomo llama tambi¨¦n la atenci¨®n sobre el abandono en el que el centro izquierda ha dejado a sus votantes. "A estas alturas sabemos bien lo que podemos esperar de nuestra izquierda. Cero. Cuando ha tenido el poder, D'Alema ha sido c¨®mplice de Berlusconi, y su rival Walter Veltroni ha competido con ¨¦l en ver qui¨¦n era m¨¢s c¨®mplice. Esa es la realidad. Ya no tienen credibilidad. Los privilegios, la corrupci¨®n, el amiguismo, la riqueza, el conflicto de intereses, repiten uno a uno todos los vicios del emperador. La imagen de Veltroni reapareciendo de la nada en Tur¨ªn ante tres filas de sesentones reci¨¦n bronceados en sus villas de Kenia y Tailandia mientras los obreros de la Fiat firmaban la renuncia a sus derechos de enfermedad y huelga define a la izquierda italiana".
Un dato ayuda a entender mejor por qu¨¦ la Iglesia no se atreve a condenar a la hoguera a su procaz aliado. Desde que estall¨® el esc¨¢ndalo, el Partido Democr¨¢tico ha bajado entre dos y tres puntos su intenci¨®n de voto. El PDL se ha quedado igual.
Osvaldo Napoli, diputado del Pueblo de la Libertad, miembro de Forza Italia desde 1995, y uno de los grandes defensores del Cavaliere, cree en cambio que el elemento crucial es otro: "Silvio resiste porque los italianos no son ningunos idiotas y tampoco unos puritanos. Los italianos se fijan en lo concreto, no en lo que pasa en la vida privada, y ven que en el pa¨ªs no hay una oposici¨®n capaz de suplir con garant¨ªas a Berlusconi".
"Cr¨¦ame si le digo que eso no es un bien siquiera para nosotros", a?ade el diputado del PDL, "porque en estos a?os el centro izquierda no ha logrado encontrar un l¨ªder del carisma de Berlusconi y no ha encontrado una alternativa, y todo pa¨ªs necesita una oposici¨®n seria. Si no hay propuestas ni ideas al otro lado, la pol¨ªtica y el clima social se resienten. Y en Italia no hay nadie al otro lado".
Cat¨®lico, director de una empresa farmac¨¦utica y alcalde de Valgioie, provincia de Tur¨ªn, Napoli razona y act¨²a como un pol¨ªtico de raza. Como buen cat¨®lico, est¨¢ dispuesto a perdonar a su adorado l¨ªder y a echar pelillos a la mar con el asunto de las menores afirmando que "desde luego est¨¢ mal", matizando "que ahora las ni?as de 17 a?os no son ni?as" y reiterando el eslogan favorito de la derecha, es decir, que "la justicia persigue encarnizadamente a Berlusconi desde que entr¨® en pol¨ªtica".
El periodista Giancarlo Santalmassi, ex director de Radio 24, rebate la mayor: "El magnate entr¨® en pol¨ªtica precisamente para evitar ser condenado, y de hecho no se hubiera librado si el Parlamento no hubiera aprobado amnist¨ªas, acortado prescripciones y confeccionado leyes a medida".
En todo caso, la conversaci¨®n con Napoli ense?a algunas cosas. Mientras responde a la entrevista resuelve cuatro problemas que alguien le plantea. Su estilo es agresivo, hiperactivo, y se nota que estar¨ªa dispuesto a matar por su jefe. Justo lo contrario de la desuni¨®n, la displicencia y la arrogancia de los elegantes y finos dirigentes del centro izquierda, siempre dispuestos a darse navajazos entre ellos y a arrugarse si el que se pone delante es Berlusconi.
La agon¨ªa atroz de esa izquierda radical chic, seg¨²n la bautiz¨® el infalible Indro Montanelli (que era un tipo de derechas pero fue tambi¨¦n el primero que alert¨® sobre los riesgos del berlusconismo), es una de las claves de la milagrosa supervivencia de su te¨®rico gran rival. "Los chicos de la sinistra son capaces", explica Santalmassi, "capaces de hacer bellos discursos pero totalmente incapaces de renovarse, de cambiar. El verdadero drama del pa¨ªs es esa izquierda. Y no debemos equivocarnos: Berlusconi es la consecuencia de esa dejadez, y no la causa".
Napoli y Santalmassi, viniendo de corrientes opuestas (el segundo es un informador de corte brit¨¢nico que fue purgado de la radio de la patronal por Berlusconi), coinciden en la esencia, y son del todo actuales: "La Iglesia no solo ha criticado a Berlusconi el otro d¨ªa", recuerda Napoli. "Critic¨® a la pol¨ªtica en general. Vino a decir que quien est¨¦ libre de pecado tire la primera piedra. Y que tenemos que volver a un sistema de valores que hemos perdido".
"Berlusconi ya sabemos lo que es: los que tienen que volver son los otros", a?ade Santalmassi. "Solo hay que mirar la chapuza que ha hecho el Partido Democr¨¢tico en N¨¢poles esta semana".
Conviene detenerse un momento en esa tragicomedia que ha sido fagocitada por la publicaci¨®n de los m¨¢s de 500 folios de la instrucci¨®n de la causa contra Berlusconi. Mientras el esc¨¢ndalo sexual tocaba su c¨¦nit, el PD celebraba en N¨¢poles las primarias para elegir candidato a las municipales de primavera. Por hacerlo breve, el aparato del partido apost¨® todo contra el aspirante de Nichi Vendola, l¨ªder de Izquierda, Ecolog¨ªa y Libertad, un peque?o partido emergente que trata de renovar el PD desde fuera y que hace dos meses ya gan¨® por sorpresa las primarias a la alcald¨ªa de Mil¨¢n.
Votaron casi 45.000 personas, cifra asombrosa. Sobre todo para N¨¢poles. En unas horas se supo que un candidato puso en la cola a ciudadanos chinos. Y que otro pagaba cinco euros por sufragio. Una fiesta. El escritor Roberto Saviano pidi¨® la anulaci¨®n de las primarias por pucherazo de estilo camorrista; la c¨²pula de Roma ha pedido, sin ¨¦xito, repetir la votaci¨®n. Y ha aplazado el congreso nacional del partido que deb¨ªa celebrarse en N¨¢poles en febrero.
En cualquier caso, las autolesiones del PD explican una parte del enigma del serial Las ocho vidas de B. Pero no todo. ?Por qu¨¦ los italianos le prefieren? ?Qu¨¦ es el berlusconismo, o dicho de un modo m¨¢s l¨²dico y l¨²brico, el berlusconismo-velinismo?
Para el periodista estadounidense Alexander Stille, autor del libro Citizen Berlusconi, el sistema consiste "en la concentraci¨®n sin precedentes del poder en las manos de un hombre solo", y ha ido cambiando de forma con el tiempo. "Primero fue el uso del poder para fines personales, como las leyes que frenaron las investigaciones sobre su hermano y las empresas de la familia; luego la confusi¨®n total entre privado y p¨²blico, durante la cual Berlusconi envi¨® al Parlamento a decenas de dirigentes, abogados, periodistas y empresarios que eran empleados suyos (sobre todo si estaban imputados). Despu¨¦s se situ¨® por encima de la ley: despenalizando delitos y con decenas de intentos de escapar de la justicia con fuller¨ªas y leyes a medida".
Con las elecciones de 2008 entr¨® en la ¨²ltima fase, que Stille define como "la etapa del sult¨¢n", definida "por las candidaturas de velinas poco o nada preparadas", lo cual produjo la rotura matrimonial de 2009 en la que Veronica Lario le defin¨® como un "hombre enfermo que frecuenta a menores".
Para quienes todav¨ªa se preguntan si Berlusconi es simplemente un populista vac¨ªo, o si hay algo m¨¢s detr¨¢s, el libro Silvio Berlusconi. El ser y la nada en la Italia del Cavaliere (Ediciones Ombre Corte, a la venta el 9 de febrero) ofrece algunas conclusiones interesantes. Lo ha coordinado el fil¨®sofo Carlo Chiurco, de 39 a?os, profesor contratado de Historia de la Filosof¨ªa Medieval en la Universidad de Verona, una ciudad s¨ªmbolo de la Italia de hoy: fue una de las cunas del feminismo y tiene una larga tradici¨®n en los estudios de g¨¦nero; ahora su alcalde y su presidente regional son de la Liga del Norte.
El volumen re¨²ne una decena de ensayos de investigadores j¨®venes que disecciona los resortes que mueven el berlusconismo. "Bajo su apariencia de pol¨ªtica espect¨¢culo, y su puesta en escena simp¨¢tica y aparentemente ca¨®tica, el sistema es justo lo contrario del caos", explica Chiurco. "?l toca culos, pone cuernos, y nos hace sonre¨ªr, pero atenci¨®n: es solo una actuaci¨®n. Su poder ha sido proyectado y ejecutado con sumo cuidado, y esconde una filosof¨ªa, una estructura de pensamiento cient¨ªfica, muy racional y precisa. Es parad¨®jico, porque el berlusconismo vive de paradojas. La sociedad y la realidad que impone son l¨ªquidas, pero ¨¦l no aspira a gobernar esa realidad. Lo que quiere es imponernos su relato, que su relato sea el nuestro. Por eso ¨¦l odia el debate, porque es una fotograf¨ªa que fija los objetos y acaba con las interpretaciones, con su forma de decir esta silla es una mesa y esta mesa es una l¨¢mpara. Nuestra vida debe ser un espect¨¢culo y el relato de su vida debe ser el relato de la vida de todos".
"Uno de los secretos de la supervivencia de Berlusconi son los medios: sus esc¨¢ndalos se devoran unos a otros", prosigue el fil¨®sofo de Verona. "Y eso explica en parte la falta de reacci¨®n de la ciudadan¨ªa, que asiste con la boca abierta al circo. Visto desde arriba, su m¨¦todo es hipn¨®tico: refleja lo que la sociedad sabe que es pero no quiere asumir que es. Y por eso es una catarsis: lo necesitamos, nos libera de nuestras obligaciones de ciudadanos.
"Pero el contenido pol¨ªtico del berlusconismo", a?ade Chiurco, "es igual a cero. ?l no quiere cambiar el mundo como el fascismo o el comunismo. ?l solo aspira a consumir la realidad. Es un consumidor insaciable. Consume cuerpos, abogados, oposici¨®n, no le basta la mayor¨ªa m¨¢s amplia de la historia republicana, quiere consumir la Constituci¨®n y el Quirinal, el Supremo y el Parlamento. Es una carrera sin meta. Por el mero gusto de consumir. Y eso es lo aterrador", concluye: "No se trata de un fen¨®meno italiano, aunque tenga peculiaridades culturales propias; se trata de la forma en que Italia refleja el nihilismo contempor¨¢neo. Por eso es peligroso: Berlusconi es la vanguardia de un Estado social global".
Humano, demasiado humano, nadie es capaz de anticipar cu¨¢ndo y c¨®mo acabar¨¢ este periodo. Algunos s¨ªntomas sugieren, sin embargo, que se ha abierto una falla que podr¨ªa ser definitiva. Las mujeres italianas se han visto humilladas ante el mundo por esta frase de Iva Zanicchi, la ex cantante y supuesta defensora del primer ministro: "Es un benefactor al que le gusta la carne fresca". Muchas italianas han dicho basta y se est¨¢n rebelando. Cada vez son m¨¢s quienes creen que la s¨¦ptima econom¨ªa del mundo no puede presentarse m¨¢s ante la comunidad internacional como el para¨ªso de la misoginia y de lo que Paolo Guzzanti, un ex diputado del PDL, llam¨® prof¨¦ticamente la mignotocrazia (la putocracia).
"El poder femenino es central en la sociedad moderna, y el sistema de poder de Berlusconi es inatacable salvo en ese punto", concluye el fil¨®sofo Carlo Chiurco. "Su desprecio a la mujer ha ido demasiado lejos. Es su aspecto m¨¢s siniestro. No es un macho patriarcal; los machistas dan un rol aunque sea secundario a la mujer. ?l niega todo rol a la mujer y hace el amor consigo mismo a trav¨¦s de sus cuerpos. La mujer queda suprimida, reducida a un cuerpo yacente, de usar y tirar: un cad¨¢ver. "Adelante, la pr¨®xima. Adelante, la pr¨®xima", narraba una vestal el otro d¨ªa. El sistema est¨¢ cayendo por donde ¨¦l nunca habr¨ªa pensado que lo har¨ªa. Es una revuelta de palacio, de la parte m¨¢s escondida e inaccesible del palacio: el har¨¦n. El peligro no estaba fuera, no eran los jueces ni el Constitucional; estaba en casa, y eran las mujeres".
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