El pintor que falsificaba gratis
Mark Landis, un enamorado del arte, pintaba cuadros que ced¨ªa como originales a los museos
Esta es la historia de alguien que no puede ser juzgado. Ni por la ley ni por nadie que, tras conocer a su extra?o protagonista, tenga un m¨ªnimo de piedad. Es la historia de uno de los mayores falsificadores que ha conocido EE UU. Un llanero solitario con talento art¨ªstico, trastornos de personalidad, hambriento de cari?o e incapaz de estafar econ¨®micamente a nadie, aunque algunos museos se quejen de haber perdido dinero analizando las obras que han recibido gratuitamente de sus manos durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Todas eran falsas. Una heterog¨¦nea gama de peque?os cuadros aparentemente creados por pintores no excesivamente conocidos pero s¨ª reputados como el impresionista Charles Curtney Curran, el paisajista Alfred Jacob Miller, el fauvista Valtalt o incluso por iconos de Hollywood como Walt Disney, quien firm¨® dos dibujos del perro Goofy y el Pato Donald, que acabaron en los archivos de la Grummond Children's Literatura Collection de la Universidad del Sur de Misisipi. La realidad es que todas las obras que han llegado hasta los fondos y salas de casi treinta museos estadounidenses por v¨ªa de este generoso donante que ¨²ltimamente se presentaba bajo una sotana de jesuita y se hac¨ªa llamar padre Arthur Scott, las hab¨ªa pintado o dibujado ¨¦l mismo. Eso s¨ª, jam¨¢s pidi¨® ni un solo d¨®lar por ellas.
A Landis se le ocurri¨® un d¨ªa comenzar a donar obras falsas para que sus padres fueran recordados
"Cuando mi padre muri¨® me afect¨® mucho. Y cuando muri¨® mi madre... no s¨¦ si llegar¨¦ a superarlo nunca. Me encantar¨ªa que un museo llevara su nombre, pero no soy millonario. Mucha gente tiene cuadros en museos en honor de sus seres queridos. Todo el mundo tiene una l¨¢pida, pero eso no significa nada. Pero ?un cuadro en un museo? Eso s¨ª tiene significado". Solo un aut¨¦ntico enamorado del arte puede pensar as¨ª. Y esas son sus palabras, recogidas en una entrevista publicada recientemente por el diario Financial Times y escrita por John Gapper que, al contrario que los detractores del artista, parece no haber tenido problema en encontrar al padre Arthur Scott en un pueblo de Luisiana llamado Laurel.
El falso jesuita, menudo, de aspecto fr¨¢gil y enfermizo, como dejan entrever las fotograf¨ªas, en realidad se llama Mark Landis, el mismo nombre que aparece en el correo electr¨®nico que el pasado oto?o corri¨® como la p¨®lvora entre los miembros de la Asociaci¨®n Americana de Conservadores de Museos y el Museum Security Network. Lo envi¨® Mark Tullos, director del Hilliard University Art Museum de Lafayette (Luisiana), la ¨²ltima v¨ªctima del padre Arthur Scott. El jesuita, con su sotana y un pin de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en la solapa, desembarc¨® frente al museo el pasado septiembre en un Cadillac rojo tras haber intercambiado varias cartas con Tullos en las que le ofrec¨ªa una pintura al pastel de Charles Curtney Curran. "Todo parec¨ªa normal. Nos explic¨® que su madre era una coleccionista adinerada que hab¨ªa fallecido recientemente y nos ofreci¨® una obra de ese artista y adem¨¢s prometi¨® donar m¨¢s", explica Tullos en entrevista telef¨®nica.
Los museos estadounidenses est¨¢n llenos de cuadros junto a los que dice "un regalo de...", y pocas cosas pueden hacer m¨¢s felices a sus directores que recibirlos. "Adem¨¢s, las donaciones suelen venir acompa?adas de dinero, lo que permite que los museos podamos conservarlas en buen estado", a?ade. Y aunque el padre Arthur Scott trat¨® sospechosamente de evitar entrar en detalles sobre su familia, al pasearse por el museo mostr¨® tener un amplio conocimiento del mundo del arte. "Por eso, a pesar de ciertos modales exc¨¦ntricos, que por otro lado suelen ser comunes entre la gente adinerada que solemos frecuentar, nada nos llam¨® especialmente la atenci¨®n", recuerda. La despedida incluy¨® una bendici¨®n en lat¨ªn y despu¨¦s el padre desapareci¨® raudo en su Cadillac rojo. No obstante, la conservadora del museo Joyce Penn no tard¨® ni una hora en descubrir que aquel Curran no era aut¨¦ntico. Tras pasarlo por la luz ultravioleta y bajo la lupa del microscopio, la pintura desvel¨® que se hab¨ªa realizado sobre el patr¨®n de puntos de una reproducci¨®n. El fraude hizo pensar a Penn en otro encuentro anterior con otro falsificador. Rebusc¨® en sus archivos y all¨ª encontr¨® una fotograf¨ªa con el nombre de Mark Landis y el rostro del padre Arthur Scott: un a?o antes hab¨ªa tratado de donar otro cuadro en otra instituci¨®n en la que ella hab¨ªa trabajado.
"Empec¨¦ a pintar en el colegio. No hab¨ªa nada mejor que hacer. Sol¨ªa copiar las pinturas de los libros y, en fin, una cosa lleva a la otra", relat¨® el elusivo Landis en la entrevista con John Gapper, el ¨²nico que ha hablado con el falsificador sobre su sorprendente adicci¨®n. "Lo busqu¨¦ en la casa en la que vivi¨® su madre y all¨ª estaba. Me pareci¨® coherente e inteligente, muy preparado art¨ªsticamente y con sincero amor por el arte. Un d¨ªa se le ocurri¨® comenzar a donar obras falsas para que sus padres fueran recordados y lo convirti¨® en su forma de vida. No tiene problemas econ¨®micos as¨ª que se lo puede permitir. Le divierte la experiencia de visitar museos y hablar de arte con sus responsables. Creo que lo ve como algo inocente, aunque sin duda es un tipo algo extra?o", explic¨® Gapper a este diario.
Landis tuvo un brote esquizofr¨¦nico a los 17 a?os, tras la muerte de su padre, y pas¨® m¨¢s de un a?o hospitalizado, seg¨²n descubri¨® Gapper. En su amor desmedido por sus padres parece estar el origen de una carrera como falsificador que ya tiene incluso un enemigo oficial: Matthew Leininger, conservador jefe del Museo de Arte de Cincinnati. Le pisa los talones desde 2007, cuando Landis don¨® al Museo de Arte de Oklahoma City en el que entonces trabaja Leininger cinco obras falsas. Al descubrir el fraude Leininger se puso en contacto con otras instituciones y comenz¨® a elaborar una carpeta tan s¨®lida como la que podr¨ªa tener el FBI si se hubiera puesto a investigar el caso. "El problema es que Landis no ha violado ninguna ley", explicaba Leininger en una entrevista concedida a The Art Newspaper.
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