El Baradei: "Es hora de que Mubarak renuncie; si no, Egipto va a colapsar"
El Nobel de la Paz asegura que el cambio de Gabinete no acallar¨¢ la protesta
La revuelta popular egipcia ha confirmado que, en contra de la versi¨®n oficial, en el pa¨ªs del Nilo existe otra oposici¨®n al r¨¦gimen de Mubarak que no son los Hermanos Musulmanes. El reto ahora es canalizar ese descontento en un proyecto pol¨ªtico con suficiente apoyo para convertirlo en una alternativa de Gobierno. Como tambi¨¦n se ha visto en T¨²nez, los aut¨®cratas no dejan crecer la hierba a sus pies dificultando el cambio. Sin partidos de oposici¨®n efectivos y sin pr¨¢ctica democr¨¢tica real, los egipcios tienen sin embargo la opci¨®n de recurrir a una figura de consenso que pueda liderar su transici¨®n. Mohamed el Baradei se ha ofrecido a hacerlo. Ayer, el pol¨ªtico insisti¨® en que "es hora de que Mubarak renuncie; si no, Egipto va a colapsar" y calific¨® de "cambio de figuras" el nombramiento de dos generales como vicepresidente y primer ministro.
El pol¨ªtico rompi¨® el tab¨² de expresar abiertamente la necesidad de cambio
El reto es canalizar el descontento y convertirlo en alternativa
"Nunca le he dicho a la gente que vaya a ser su l¨ªder, pero si es eso lo que quieren, tienen que estar dispuestos a dar la cara", explic¨® El Baradei a este diario el pasado junio pocos meses despu¨¦s de su regreso a Egipto. Durante 12 a?os el diplom¨¢tico hab¨ªa estado al frente del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica, en Viena, donde se granje¨® un gran respeto por su independencia, en especial ante el dif¨ªcil dosier iran¨ª y las presiones estadounidenses. Su trabajo le vali¨® el Premio Nobel de la Paz en 2005, el cuarto egipcio en recibir un Nobel, lo que a?adi¨® una aureola de prestigio a su figura.
Aunque Egipto tiene formalmente un sistema multipartidista, el progresivo acomodo de los partidos hist¨®ricos (desde el liberal Wafd hasta el izquierdista Tagamu, pasando por los socialistas y los naseristas) al monopolio de la vida pol¨ªtica por el Partido Nacional Democr¨¢tico, les ha convertido en parte del r¨¦gimen contra el que se han levantado los ciudadanos. Los nuevos partidos surgidos a ra¨ªz del movimiento por el cambio constitucional a mediados de la pasada d¨¦cada, no han llegado a echar ra¨ªces profundas. Uno de sus dirigentes m¨¢s conocidos, Ayman Nur, que el viernes tuvo que ser hospitalizado tras recibir el impacto de un bote de humo, carece no obstante de la talla y el respaldo popular suficientes.
De hecho, la llegada de El Baradei a El Cairo hace apenas un a?o caus¨® una verdadera conmoci¨®n. Varios miles de personas acudieron a recibirle mostrando las expectativas que despertaba. Sin embargo, el entusiasmo inicial se evapor¨® casi con la misma rapidez que hab¨ªa surgido. El Baradei, que siempre ha dejado claro que no es un pol¨ªtico profesional, sino un hombre dispuesto a asumir un compromiso, no quiso entrar en el juego de enfrentarse directamente al r¨¦gimen convocando manifestaciones.
Fund¨® la Asociaci¨®n por el Cambio y opt¨® por una aproximaci¨®n paso a paso, de educaci¨®n para la democracia, recogida de firmas y algunas visitas simb¨®licas. Pero b¨¢sicamente, mantuvo sus compromisos internacionales. Desilusionados, muchos de sus iniciales valedores le dejaron de lado. Le acusaron de llevar demasiado tiempo fuera del pa¨ªs, desconocer su realidad y no estar dispuesto a comprometerse.
"Aunque la campa?a de El Baradei no ha logrado cambios pr¨¢cticos concretos, rompi¨® un tab¨² al expresar abiertamente la necesidad de cambio, sacando de su apat¨ªa pol¨ªtica a una nueva generaci¨®n familiarizada con los nuevos medios", ha escrito sin embargo Elizabeth Iskander, una investigadora especializada en Egipto de la London School of Economics.
El jueves pasado El Baradei regresaba desde su apartamento de Viena a su casa de Guiza, a las afueras de El Cairo. Habr¨¢ quien le acuse de querer subirse a un carro en marcha, pero ¨¦l mismo dej¨® claro que se sent¨ªa orgulloso del proceso desencadenado por los egipcios y no trat¨® de atribu¨ªrselo. El despliegue policial en la mezquita a la que acudi¨® a rezar el viernes dice mucho del temor que su figura despierta en el r¨¦gimen. Es cierto que El Baradei no es un pol¨ªtico con una amplia base de apoyo. Pero tambi¨¦n que concita el respeto de la mayor¨ªa. De hecho, un mill¨®n de egipcios han puesto su nombre y n¨²mero de DNI en su petici¨®n de reformas democr¨¢ticas.
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