Sundance, galer¨ªa comercial el festival de cine 'indie' sucumbe al lujo y el 'glamour'
Si hubo un tiempo en el que el Festival de Sundance, la meca del cine independiente, era m¨¢s parecido a una asamblea universitaria en medio de la nieve, con sus invitados forrados en polares, bufandas y botas, eso queda lejos. El fr¨ªo permanece en esta peque?a localidad de Park City (Utah) rodeada de monta?as y estaciones de esqu¨ª. Y en lugar de alfombra roja, kilos de sal y m¨¢quinas quitanieves flanquean la entrada a los cines donde tienen lugar las proyecciones. Pero al igual que Cannes o Venecia, Sundance aprovecha su poder de convocatoria entre los famosos para convertirse en una pasarela de moda y estilo. A su pesar, seg¨²n el director del certamen, John Cooper, que califica este aspecto del festival que fund¨® Robert Redford como "una encerrona del mercado". Pero una realidad a juzgar por la presencia cada vez mayor de marcas, fiestas y hasta de una variada oferta gastron¨®mica.
La firma m¨¢s asociada a Sundance es Kenneth Cole, que desde hace a?os proporciona 1.600 chalecos polares a los organizadores y voluntarios del festival, que hoy concluye. Este a?o se sum¨® Timberland, que, como patrocinadora, ofreci¨® botas, guantes y hasta chaquetas a los 320 invitados. Chazz Palmenteri es uno de los pocos que utiliz¨® esta prenda gratuita. Matt Dillon prefiri¨® su propio forro The North Side de color naranja. Otros invitados optaron por su propio estilo para mantenerse calientes: Terrence Howard, chaqueta de pana con forro de borreguillo en su interior para servir como jurado, y Robert Downey Jr., m¨¢s vistoso con un tres cuartos de cuero y piel.
Las chicas pusieron la nota de moda en medio del fr¨ªo con mucha bota alta y chaquetas cortas al estilo del modelo de Dolce Gabbana de Kate Bosworth, el de Donna Karan que utiliz¨® Demi Moore o la mezcla de Marc Jacobs y H&M que le sirvi¨® a Zooey Deschanel para posar guapa e indie con su barriga de embarazada para la premi¨¨re de My Idiot Brother. Con dos pel¨ªculas en Sundance, Moore fue la que dio el campanazo, pero no tanto por la val¨ªa de sus filmes (Margin Call y Another Happy Day), sino por la aparatosa ca¨ªda que sufri¨® mientras intentaba caminar en tacones de aguja por el helado pavimento del festival. Un calzado imposible para mantener el ritmo de una ciudad que durante 10 d¨ªas intenta descubrir lo ¨²ltimo del cine independiente, en medio de proyecciones de nombres desconocidos y una media de tres fiestas al d¨ªa, que este a?o pusieron en cartel a los Troubadours con Carole King o a los Honey Bross, grupo del actor y documentalista Adrian Gernie.
El cambio m¨¢s notable es la avalancha de cocineros que al olor de la fama han llegado a un festival de escasa oferta culinaria. Chefdance, por ejemplo, iniciativa puesta en marcha hace ocho a?os por Kenny Griswold y Mimi Kimero, sirvi¨® diariamente a 200 comensales un men¨² privado en el reconvertido Harry'O.
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