El vac¨ªo de poder agrava el caos egipcio
La gente est¨¢ harta de que su victoria en la calle no haya echado a Mubarak - Hay temor al desabastecimiento porque muchos bancos y comercios est¨¢n cerrados
Todo en Egipto estaba ayer en el aire: la presidencia de Hosni Mubarak, que segu¨ªa ocupando un poder imperceptible en la calle; la revoluci¨®n, que no acababa de triunfar; el futuro, tan impredecible como la v¨ªspera. Lo ¨²nico real eran las manifestaciones, durante el d¨ªa, y los saqueos, por la noche. El vac¨ªo de poder creado por el propio Mubarak, reacio a irse pero incapaz de ejercer ning¨²n tipo de autoridad, fomentaba un caos creciente: fugas de las prisiones, comercios y bancos cerrados, riesgo de desabastecimiento.
El papel del Ej¨¦rcito segu¨ªa envuelto en misterio. La reuni¨®n de Mubarak con la c¨²pula militar, encabezada por el general Sami Annan, no convenci¨® a nadie. Tampoco pareci¨® convencer el hecho de que la oposici¨®n se uniera detr¨¢s del Nobel de la Paz Mohamed el Baradei para iniciar la transici¨®n. EE UU, por su parte, exigi¨® al r¨¦gimen una "transici¨®n ordenada y pac¨ªfica hacia la democracia".
Dos cazabombarderos sobrevolaron durante una hora, a muy baja altura y con un ruido atronador, la emblem¨¢tica plaza de Tahrir, en lo que algunos interpretaron como una amenaza y otros como un gui?o de complicidad. Un helic¨®ptero militar vol¨® sobre la ciudad casi toda la jornada y en una de sus pasadas sobre la plaza, el copiloto asom¨® el brazo y salud¨® a la gente.
La confraternizaci¨®n entre manifestantes y soldados, a bordo de tanques cada vez m¨¢s numerosos en el centro de El Cairo, se mantuvo, aunque fue posible percibir ciertos signos de impaciencia: la gente empezaba a estar harta de que su victoria en la calle no se reflejara en la ca¨ªda del r¨¦gimen, y los soldados empezaban a estar hartos de abrazos, besos y esperas. No se resquebrajaba en absoluto, en cualquier caso, la convicci¨®n popular de que el Ej¨¦rcito no disparar¨ªa contra la multitud.
"El general Annan [jefe del Estado Mayor] tiene que dar ya un pu?etazo sobre la mesa y enviar a Mubarak a Tel Aviv", dijo Tarik, un electricista de 28 a?os que no se cansaba de exigir que el presidente abandone ya el pa¨ªs, reflejando una opini¨®n absolutamente mayoritaria entre los egipcios.
Mientras, Hosni Mubarak pidi¨® al nuevo primer ministro, Ahmed Shafiq, que mantenga los subsidios, controle la inflaci¨®n y cree puestos de trabajo, inform¨® la televisi¨®n estatal. "Te pido que devuelvas la confianza [a la poblaci¨®n] en nuestra econom¨ªa. Conf¨ªo en tu capacidad para aplicar pol¨ªticas econ¨®micas que se hagan eco de las preocupaciones m¨¢s perentorias de la gente", manifest¨® el rais, informa Reuters. Asimismo, durante una alocuci¨®n pronunciada en televisi¨®n, Mubarak solicit¨® a Shafiq que entable un di¨¢logo con la oposici¨®n, seg¨²n France Presse.
A las cuatro de la tarde, los soldados en Tahrir y en otras zonas recordaron con altavoces que empezaba el toque de queda -a partir de hoy lo har¨¢ una hora antes- y que todo el mundo deb¨ªa irse a casa. Lo hicieron de forma rutinaria y sin inter¨¦s de imponer la orden: precisamente en ese momento la plaza se llenaba m¨¢s que nunca, porque se avecinaba la multitudinaria oraci¨®n del anochecer. Los soldados (y la mayor¨ªa de la gente) tampoco mostraron reacci¨®n cuando, poco despu¨¦s, Mohamed el Baradei, que se perfilaba como alternativa a Mubarak, apareci¨® y lanz¨® una breve exhortaci¨®n. Tras la oraci¨®n y con la oscuridad s¨ª empez¨® a vaciarse el epicentro revolucionario de Tahrir porque la gente quer¨ªa volver a su casa y proteger sus bienes, aunque la polic¨ªa volvi¨® a las calles para impedir los saq ueos.
Para comprender la prisa bastaba dar un paseo por Zamalek, un barrio c¨¦ntrico y acomodado: numerosos comercios hab¨ªan sido saqueados la noche anterior sin ning¨²n tipo de discriminaci¨®n (se hab¨ªan llevado todas las flores de una florister¨ªa, por ejemplo), hab¨ªa un vigilante ante cada portal y solo algunas tiendas de alimentaci¨®n y dos gasolineras permanec¨ªan abiertas. "Por la noche circulan bandas, tenemos silbatos y los vigilantes nos ayudamos unos a otros; yo tengo una porra, pero otros llevan armas de fuego", coment¨® uno de los vigilantes, un joven que se cubr¨ªa la cabeza con un casco de motorista y prefiri¨® no decir su nombre. Un ciudadano estadounidense residente en el barrio asegur¨® que algunos de los vigilantes eran polic¨ªas contratados por los vecinos.
En barrios m¨¢s pobres, como Shubra y Mataria, hubo tambi¨¦n saqueos. Los vecinos acusaban a "grupos de polic¨ªas con ropas civiles, empe?ados en crear el caos". La falta de informaci¨®n oficial estimulaba la incertidumbre y el vendaval de rumores. Se sab¨ªa, por ejemplo, que en varias prisiones como la de Abu Zabal, de m¨¢xima seguridad, se hab¨ªan registrado fugas masivas, pero se desconoc¨ªa con exactitud cu¨¢ntas y c¨®mo se hab¨ªan producido. En una de ellas, seg¨²n testigos citados por la prensa local, un grupo de personas con un bulldozer hab¨ªa derribado un muro por el que salieron los reclusos. Egipto cerr¨® ayer la frontera con Gaza para impedir que los presos palestinos huidos de Abu Zabal regresen a la Franja, informa Reuters.
Los tiroteos fueron abundantes la noche anterior, pero ayer empezaron a escucharse de d¨ªa en barrios perif¨¦ricos y en las cercan¨ªas del Ministerio del Interior; francotiradores de la polic¨ªa abr¨ªan fuego cada vez que tem¨ªan que la multitud fuera a asaltar el edificio. Por toda la ciudad se ve¨ªan comisar¨ªas incendiadas.
La situaci¨®n de inseguridad generalizada se agravaba por el riesgo de desabastecimiento. La Federaci¨®n de C¨¢maras de Comercio rog¨® a los comerciantes de alimentaci¨®n que abrieran durante al menos unas horas y no acapararan para forzar subidas de precios: "Consideren el inter¨¦s de la naci¨®n en estos momentos cruciales", pidi¨® a productores, distribuidores y vendedores.
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