El Gobierno hace callar a Al Yazira
La plataforma estatal egipcia Nilesat deja sin se?al a la televisi¨®n catar¨ª - La cadena de noticias pan¨¢rabe ha liderado la cobertura de las revueltas
El Ministerio de Informaci¨®n egipcio orden¨® ayer a Al Yazira que suspenda la retransmisi¨®n de la revuelta popular que aspira a derrocar el r¨¦gimen del presidente Hosni Mubarak. "Se ha ordenado la suspensi¨®n de las operaciones de Al Yazira, la cancelaci¨®n de sus licencias y la retirada de la acreditaci¨®n a todos los miembros de la plantilla", indic¨® la agencia oficial de noticias egipcia, Mena.
La cadena de televisi¨®n catar¨ª, que se ha volcado con la cobertura de las protestas, primero en T¨²nez y luego en Egipto, sostuvo en un comunicado que con esta orden del Gobierno "quiere suprimir y reprimir la libertad de informar". A?adi¨® que, a pesar de la "censura" oficial, las retransmisiones continuar¨ªan a trav¨¦s de plataformas alternativas a la estatal Nilesat. Tras la suspensi¨®n, una c¨¢mara fija ofrece im¨¢genes de la plaza cairota de Tahrir, epicentro de las protestas.
"El canal proyecta las aspiraciones de los ¨¢rabes", dice un profesor liban¨¦s
Desde que la chispa de las revueltas populares saltara en T¨²nez, Al Yazira, que emite en ¨¢rabe e ingl¨¦s, se ha puesto al frente de las manifestaciones y ha hecho de las protestas su bandera. Da voz a todo el que se oponga a los reg¨ªmenes del mundo ¨¢rabe apoyados por Occidente. La cadena pan¨¢rabe se ha convertido en la voz de la disidencia que Gobiernos como el egipcio temen ante su capacidad de movilizaci¨®n, que, seg¨²n sus propias cifras, llega a 220 millones de hogares en 100 pa¨ªses.
Tras un titubeo durante el primer d¨ªa de las protestas en Egipto, la cadena ha retransmitido de forma ininterrumpida las manifestaciones a diario. No temen resultar repetitivos ni cansinos. Han ofrecido horas y horas de im¨¢genes de hombres y mujeres en las calles de El Cairo, acompa?adas de entrevistas telef¨®nicas con manifestantes, intelectuales y l¨ªderes opositores que echan le?a al fuego de las protestas. Ni presentadores ni noticias de otras partes del mundo tienen apenas cabida en la programaci¨®n monotem¨¢tica. Siete equipos de Al Yazira trabajaban en El Cairo, adem¨¢s de los reporteros repartidos por el resto del pa¨ªs, hasta el hostigamiento de ayer.
"Escuche, Mubarak, no pararemos hasta que se vaya", advert¨ªan uno tras otro los egipcios en pantalla. Tambi¨¦n los l¨ªderes religiosos han salido a la palestra y hac¨ªan llamamientos a la revoluci¨®n y a derrocar a los dirigentes que se eternizan en el poder. Yusuf al Qaradawi, l¨ªder espiritual de los Hermanos Musulmanes y prestigiosa autoridad sun¨ª, habl¨® el s¨¢bado alto y claro ante las c¨¢maras de Al Yazira: "Presidente Mubarak, le recomiendo que se vaya de Egipto". Acto seguido, acus¨® al rais de ser "ciego, sordo y tonto".
"Al Yazira se ha posicionado del lado de la gente corriente, de los ¨¢rabes de a pie frente a los Gobiernos. Lo hicieron durante la guerra de Irak y la de Gaza. Ahora son Yemen, Jordania, T¨²nez y Egipto. Lo que intentan es proyectar las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos ¨¢rabes", sostiene Mohamed Muhsen, profesor de comunicaci¨®n pol¨ªtica de la Universidad Libanesa en Beirut. "Han conseguido que los oprimidos y los desfavorecidos se sientan identificados con su mensaje y se han convertido en el gran creador de opini¨®n del mundo ¨¢rabe", a?ade Muhsen. El Gobierno egipcio no es el ¨²nico que teme la potencia de Al Yazira. La semana pasada, el presidente yemen¨ª, Ali Abdal¨¢ Saleh, pidi¨® a la cadena, tras unas protestas sin precedentes en su pa¨ªs, que evitara "acciones que alientan el caos, la violencia y el sabotaje en los pa¨ªses ¨¢rabes".
Desde que levantara el tel¨®n en 1996 de la mano del jeque Hamad bin Jalifa al Thani, emir de Catar, Al Yazira ha estado rodeada de pol¨¦mica. Peri¨®dicamente, a la cadena le llueven acusaciones de parcialidad, procedentes tanto de dentro como de fuera del mundo ¨¢rabe. Si en Occidente no gusta la complicidad de Al Yazira con los movimientos islamistas de la zona, en Oriente Pr¨®ximo la cadena se ha convertido en la bestia negra de Gobiernos como los de T¨²nez, Egipto o Palestina.
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