Cajas a ritmo de v¨¦rtigo
Inyectar dinero p¨²blico desde marzo es la ¨²nica forma de aumentar la confianza en su solvencia
La reforma de las cajas de ahorros se ha demorado durante m¨¢s de dos a?os, a pesar de que muchas voces reclamaban un cambio urgente, conscientes de que la debilidad de las cajas iba a pesar gravemente sobre la solvencia del sistema bancario y, al fin y a la postre, sobre la fiabilidad de la deuda espa?ola. En los ¨²ltimos dos a?os se ha cerrado un proceso de fusiones formales, que ha reducido el n¨²mero de cajas de 40 a 17. Pero quedaba pendiente la operaci¨®n principal: recapitalizar las entidades, lastradas por activos inmobiliarios muy da?ados. El Gobierno, molesto por tanta pereza, ha establecido unas condiciones muy duras de recapitalizaci¨®n con el fin de despejar todas las dudas sobre la solidez bancaria espa?ola. Bancos y cajas tendr¨¢n que contar con un 8% de capital b¨¢sico; las entidades que no coticen en Bolsa (cajas) deber¨¢n subir el porcentaje hasta un nivel de entre el 9% y el 10%, y las que no puedan cumplir el requisito de solvencia recibir¨¢n capital p¨²blico en forma de acciones, para lo cual tendr¨¢n que convertirse en bancos. Es lo que se ha definido como "nacionalizaci¨®n", aunque conviene precisar que tiene una caducidad de cinco a?os.
Este plan de rescate merec¨ªa aplausos, por la decisi¨®n de acabar de una vez por todas con una historia interminable, y algunos reproches de mayor cuant¨ªa. El primero y m¨¢s de fondo es que el deterioro de los balances de las cajas no se produjo de la noche a la ma?ana; fue avanzando bajo la mirada de las autoridades bancarias, que poco o nada hicieron para evitarlo, salvo las advertencias ret¨®ricas de rigor. Muy pocas cumplen hoy con los requisitos de capital b¨¢sico del 8%. El Gobierno y el Banco de Espa?a merecen una segunda reconvenci¨®n, que es la de no tener en cuenta que el mercado financiero no est¨¢ en situaci¨®n de facilitar capital fresco, y m¨¢s para entidades comprometidas con prestamos dudosos (o mal precisados) en la burbuja inmobiliaria. Las condiciones oficialmente establecidas equival¨ªan a una inyecci¨®n obligada de capital p¨²blico en casi todas las fusiones virtuales. Es un contrasentido suponer que los mercados, cuyas dificultades han contribuido a causar la crisis financiera, fueran a responder con capital para restaurar las condiciones de solvencia de las cajas.
Incluso cab¨ªa un tercer reproche, ahora innecesario, puesto que el Gobierno hab¨ªa aplazado hasta septiembre la aplicaci¨®n de los procesos de recapitalizaci¨®n. Pero no ten¨ªa sentido que, conociendo la imposibilidad real de obtener recursos en el mercado, se sometiese a las cajas a ocho meses de b¨²squeda torturante de agua en un desierto. Parece que el Gobierno ha rectificado e iniciar¨¢ la recapitalizaci¨®n con dinero p¨²blico a partir de marzo. Es una buena decisi¨®n; la inyecci¨®n de capital aumentar¨¢ la credibilidad de las cajas en los mercados y atraer¨¢ capitales. La Caixa y Catalunya Caixa ya han anunciado su decisi¨®n de convertirse en bancos, prueba de que las cajas empiezan a entender la importancia del tiempo. El Gobierno y el Banco no tienen margen ya para m¨¢s errores.
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