Omar Suleim¨¢n, el 'sumo sacerdote'
El vicepresidente y ex jefe del espionaje era el interlocutor de EE UU e Israel
Muchos egipcios hubieran apostado a que el general Omar Suleim¨¢n terminar¨ªa siendo el heredero pol¨ªtico de Mubarak, pero no de esta forma. A pesar de su apariencia sobria y discreta durante el juramento como vicepresidente el pasado s¨¢bado, el confidente de El Fara¨®n ya era el segundo hombre m¨¢s poderoso de Egipto en su calidad de jefe del espionaje. Con su nombramiento, Mubarak no trata tanto de tranquilizar a la calle como de asegurar la continuidad del r¨¦gimen: si ¨¦l llegara a faltar, ser¨¢ su sumo sacerdote quien ejerza.
Pol¨ªticos y analistas egipcios coinciden en que Suleim¨¢n es el hombre m¨¢s cercano y de confianza de Mubarak. Su amistad de a?os se reforz¨® sin duda en 1995, cuando la previsi¨®n del viejo esp¨ªa evit¨® la muerte del presidente en un atentado en Addis Abeba. En el momento del ataque, estaban juntos en el coche blindado que Suleim¨¢n se empe?¨® en hacer llevar desde El Cairo. Pero adem¨¢s, ambos recelan de los Hermanos Musulmanes, desconf¨ªan de Ir¨¢n, y desean buenas relaciones con Israel y Estados Unidos. Suleim¨¢n (Quena, 1935) escap¨® de la pobreza de su Alto Egipto natal entrando con 19 a?os en la Academia Militar de El Cairo. Como tantos otros oficiales de su ¨¦poca, ampli¨® su formaci¨®n castrense en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y particip¨® en las guerras contra Israel de 1967 y 1973. En los a?os siguientes se licenci¨® en Ciencias Pol¨ªticas por la Universidad de El Cairo, a la vez que empezaba a trabajar para los servicios de informaci¨®n del Ej¨¦rcito.
Su carrera profesional da un vuelco a partir de mediados de los a?os ochenta del siglo pasado cuando, en su calidad de vicejefe del espionaje militar, entra en contacto directo con Mubarak. En 1991, asciende a director de ese servicio y dos a?os m¨¢s tarde, el presidente le nombra responsable de la Direcci¨®n General de Inteligencia Egipcia, la agencia nacional de espionaje. No es precisamente un caramelo. Egipto afronta entonces una oleada de atentados y asesinatos de los islamistas de Gamaa al Islamiya y Yihad.
Se conocer¨¢n antes sus ¨¦xitos en ese combate que su nombre. En l¨ªnea con lo que era habitual hasta entonces, la identidad del jefe de los esp¨ªas egipcios no se revela oficialmente hasta el a?o 2000. A partir de entonces, su trabajo adquiere una mayor proyecci¨®n p¨²blica. Mubarak le encarga que trate de mediar entre Israel y los palestinos durante la segunda Intifada (logra un alto el fuego en 2003) o entre los diferentes grupos palestinos tras la retirada israel¨ª de Gaza. Su discreci¨®n le da fama de arreglalotodo en la sombra y empieza a rumorearse que podr¨ªa ser un relevo para Mubarak m¨¢s aceptable (por el Ej¨¦rcito) que su hijo Gamal.
Pero la direcci¨®n de una de las agencias de espionaje m¨¢s poderosas de Oriente Pr¨®ximo tambi¨¦n tiene un lado oscuro. Tal como revela la periodista Jane Mayer en su libro The Dark Side: The Inside Story of How the War on Terror Turned into a War on American Ideals, Suleim¨¢n tambi¨¦n ha sido el interlocutor de la CIA para su programa de rendiciones extraordinarias, las entregas secretas de sospechosos de terrorismo para que pudieran ser interrogados sin las limitaciones que imponen las leyes estadounidenses. No parece la experiencia m¨¢s acorde con las exigencias de transparencia de los manifestantes egipcios.
Otras voces cr¨ªticas tambi¨¦n apuntan que a pesar de su buen ingl¨¦s y sus dotes diplom¨¢ticas, el sumo sacerdote de Mubarak carece de experiencia econ¨®mica o en la gesti¨®n p¨²blica. Su conocimiento y compromiso con la lucha antiterrorista tal vez le convierta en una figura fiable para Israel y EE UU, pero los egipcios necesitan adem¨¢s alguien capaz de inocularles esperanza en el futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.