Abierto por reformas
Seg¨²n Carmen Alcaide, ex presidenta del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, dos peculiaridades de nuestro sistema econ¨®mico que suscitan la incomprensi¨®n y desconfianza de los mercados y analistas internacionales son el "funcionamiento y estado de las Cajas de ahorros y la financiaci¨®n y resultados de las comunidades aut¨®nomas" (EL PA?S-Negocios, 26-12-2010). Sobre las cajas, que ponen en manos de los gobiernos auton¨®micos el control de entidades que gestionan el 50% del sector bancario, est¨¢ en marcha una reforma hacia su bancarizaci¨®n; sobre las autonom¨ªas y su financiaci¨®n existe un debate desde hace d¨¦cadas que se afila cuando hay crisis.
Los dos principales partidos han percibido que la situaci¨®n actual empuja a la b¨²squeda de culpables y que entre estos siempre est¨¢n los pol¨ªticos, cuyo cr¨¦dito se sit¨²a para muchos por debajo del de los pianistas de prost¨ªbulo, y las autonom¨ªas, a las que se reprocha cl¨¢sicamente despilfarro y duplicidades. En relaci¨®n a los primeros, un estudio del CIS sobre Indicadores de la Calidad de la Democracia registra que el 68,2% de los consultados considera que a los pol¨ªticos s¨®lo les preocupan sus propios intereses, frente a un 18% que cree que buscan el inter¨¦s de todos.
Reformar para garantizar el futuro del Estado de bienestar y la viabilidad del Estado auton¨®mico
Respecto a las comunidades aut¨®nomas, un informe encargado por la vicepresidencia que dirige Chaves constata que si bien el 80% prefiere el modelo auton¨®mico a sus alternativas (Estado centralizado, independencia), desde 2005 ha bajado en 19 puntos (del 74% al 55%) la adhesi¨®n al funcionamiento del Estado de las Autonom¨ªas. Esto se interpreta en el sentido de que el sistema auton¨®mico no ha respondido como se esperaba a las prioridades derivadas de la crisis.
Bruselas ha advertido de la necesidad de controlar el gasto auton¨®mico, de cuyos excesos los expertos citan como ejemplo los relacionados con la autoafirmaci¨®n comunitaria (no ser menos que nadie): televisiones p¨²blicas car¨ªsimas, universidades en casi cada provincia y proyectos de prestigio local como la construcci¨®n de aeropuertos de imposible viabilidad. Pero la opini¨®n p¨²blica es sensible tambi¨¦n a gastos relacionados con el clientelismo, como la contrataci¨®n de asesores de dudosa necesidad o el encargo a los pr¨®ximos de informes manifiestamente in¨²tiles.
Entre las peculiaridades de nuestro sistema pol¨ªtico que tambi¨¦n deber¨ªan causar asombro de mercados y analistas figura el hecho de que los dos principales partidos mantienen las mayores controversias en torno a los temas sobre los que est¨¢n m¨¢s de acuerdo (m¨¢s que cualquiera de ellos con los dem¨¢s partidos). Un ejemplo obvio fue el de la pol¨ªtica antiterrorista, y otro el de las pensiones; pero el m¨¢s llamativo del momento es la discusi¨®n sobre si la fijaci¨®n por ley de un tope m¨¢ximo de gasto p¨²blico auton¨®mico debe hacerla el Gobierno central o el de cada comunidad. Y, en un sentido m¨¢s general, los reproches cruzados sobre la propuesta, b¨¢sicamente compartida, de examinar las ineficiencias del sistema auton¨®mico detectadas a fin de introducir las reformas de funcionamiento necesarias para garantizar su continuidad. Es decir, lo mismo que se considera l¨®gico respecto al Estado de bienestar.
Ambos aspectos est¨¢n relacionados, dada la asunci¨®n por parte de las comunidades de las principales competencias sociales: educaci¨®n, ense?anza, servicios asistenciales. La consecuencia ser¨ªa partir de las inevitables medidas de austeridad para suprimir organismos superfluos o redundantes, ajustar el personal, establecer prioridades m¨¢s acordes con las necesidades reales y mejorar la coordinaci¨®n con otras administraciones (para la compra de medicamentos, por ejemplo). Pero, de entrada, un sector del nacionalismo ha interpretado la menci¨®n a la contenci¨®n del gasto auton¨®mico y a la racionalizaci¨®n de las competencias compartidas como un intento recentralizaci¨®n. Lo que ha sido aprovechado por arbitristas varios para decir que el error fue la generalizaci¨®n auton¨®mica, en lugar de haberla limitado a las tres nacionalidades que la demandaban: Catalu?a, Pa¨ªs Vasco, Galicia.
Lo que la experiencia de la Rep¨²blica indica y la de los ¨²ltimos 30 a?os confirma es que dif¨ªcilmente hubiera podido evitarse esa generalizaci¨®n sin crear un problema de agravio comparativo mucho m¨¢s grave que los planteados por el modelo actual. Hay una cierta contradicci¨®n en quienes por una parte sostienen que debe mantenerse indefinidamente vigente el principio dispositivo (que permite a cada territorio fijar su nivel de autonom¨ªa) y a la vez critican la equiparaci¨®n competencial b¨¢sica: si puede elegir, ninguna comunidad elegir¨¢ menos competencias que la vecina. Y, en todo caso, una vez producida esa equiparaci¨®n, la vuelta atr¨¢s es imposible.
Lo posible es hacer una auditor¨ªa (digamos) de los problemas concretos planteados por el despliegue auton¨®mico. No siempre la proximidad garantiza un mejor servicio. Los especialistas reconocen por ejemplo que la transferencia ¨ªntegra de las competencias de protecci¨®n civil fue un error (que se ha intentado paliar con la creaci¨®n de la Unidad Militar de Emergencias). Admitiendo que pueda ser vital contar con un IPC propio, ?lo es tambi¨¦n disponer de un servicio meteorol¨®gico aut¨®nomo? ?Por qu¨¦ son necesarios recortes de gasto en todas las partidas presupuestarias pero no puede recortarse ni en un euro la destinada a la financiaci¨®n de la comunidad propia? Y si se entera de esto, ?qu¨¦ pensar¨¢ de nosotros do?a Angela Merkel?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.