Militares con el coraz¨®n partido
Las Fuerzas Armadas se dividen entre la lealtad al pueblo y al aliado norteamericano y la obediencia al r¨¦gimen
Si las Fuerzas Armadas tomaran claramente partido, la tremenda pugna en Egipto entre aspiraci¨®n a la libertad del pueblo y desesperada resistencia del r¨¦gimen se resolver¨ªa probablemente en cuesti¨®n de horas. Sin embargo, los militares han asumido una actitud peligrosamente ambigua y poco decidida. Una pasividad que, seg¨²n algunos analistas, refleja dificultades en alcanzar una posici¨®n com¨²n sobre qu¨¦ hacer, sobre qu¨¦ intereses priorizar.
Las Fuerzas Armadas tienen que decidir entre defender el statu quo de un r¨¦gimen del que han sido un pilar fundamental, dirigido por hombres formados en sus filas y que les ha ofrecido importantes privilegios, incluida la posibilidad de desarrollar lucrativas empresas en varios sectores; o apoyar las demandas del pueblo y satisfacer las presiones internacionales, y en especial la del aliado estadounidense, dando el ¨²ltimo empuj¨®n al r¨¦gimen.
Los analistas observan una gran brecha entre mandos y tropa
El estamento castrense mantiene fuertes intereses econ¨®micos
"Los militares han protagonizado un repentino cambio de rumbo. En un primer momento parecieron apoyar la revuelta, reconociendo la legitimidad de la protesta; pero sucesivamente, despu¨¦s del discurso de Mubarak, cambiaron su actitud, pidiendo a la gente que volviera a sus casas, impidiendo que m¨¢s personas se congregaran en el centro de la protesta y permitiendo de alguna manera que los seguidores de Mubarak llevaran a cabo actos de violencia", observa en conversaci¨®n telef¨®nica Ashraf Hegazy, director ejecutivo de la Dubai Initiative del Belfer Center de la Universidad de Harvard.
El cambio de actitud refleja la peligrosa indecisi¨®n de los militares, que primero dieron alas a la protesta, y luego permitieron el paso a la represi¨®n.
Los puntos de potencial fricci¨®n son m¨²ltiples. Por un lado, destaca la brecha entre una c¨²pula castrense muy integrada en el r¨¦gimen y una tropa -acompa?ada por los oficiales de bajo rango- que sustancialmente comparte el rechazo popular a la dictadura.
"Las Fuerzas Armadas son una instituci¨®n muy oscura, pero es muy razonable asumir que hay una distancia clara entre mando y tropa, entre la que por cierto hay gran cantidad de reclutas", dice Micheal Hanna, analista de la Century Foundation, tambi¨¦n en conversaci¨®n telef¨®nica. Algunos analistas creen que los altos oficiales dudan de que las tropas cumplan cierto tipo de ¨®rdenes.
"El problema es que desconocemos el objetivo ¨²ltimo de la c¨²pula. Ellos mismos parecen irse adaptando a la situaci¨®n. Ellos est¨¢n de alguna manera alineados con el r¨¦gimen, pero no totalmente. Podr¨ªan tener un futuro protagonista en la transici¨®n. Tienen que tomar una decisi¨®n", considera Hanna.
Varios factores juegan en la disyuntiva. Adem¨¢s del v¨ªnculo pol¨ªtico -casi todos los altos mandos del r¨¦gimen proceden de los rangos militares, especialmente de la aviaci¨®n-, la c¨²pula de las Fuerzas Armadas tiene tambi¨¦n claros intereses econ¨®micos cuya supervivencia depende en gran medida del statu quo. Las instituciones militares cuentan con numerosas y rentables empresas activas en sectores civiles, desde la construcci¨®n de infraestructuras hasta la producci¨®n de aparatos electrodom¨¦sticos y la comercializaci¨®n de alimentos. El ¨¦xito de estas empresas est¨¢ naturalmente vinculado con la benevolencia de la dictadura.
Por otra parte, tras los titubeos de las Fuerzas Armadas se perfila tambi¨¦n el conflicto entre la lealtad al r¨¦gimen y el inter¨¦s en satisfacer las presiones de Estados Unidos, que contribuye al presupuesto militar egipcio con 1.300 millones de d¨®lares (950 millones de euros) anuales. Los altos mandos militares egipcios mantienen estrechas relaciones con los estadounidenses, de los que reciben formaci¨®n adem¨¢s de dinero.
"Las autoridades estadounidenses se han expresado de manera bastante clara, la sustancia es que seg¨²n ellos Mubarak tiene que dejarlo, y la nueva posici¨®n de los militares no parece alinearse", comenta Hegazy. "Tiene que haber sido muy duro tomar una decisi¨®n que disguste al pueblo y a los aliados. Desafortunadamente desconocemos qu¨¦ pas¨® exactamente como para justificar ese cambio repentino".
Un tercer frente de posibles fricciones es el diferente grado de implicaci¨®n en el r¨¦gimen de las diversas armas. La Fuerza A¨¦rea es la que parece m¨¢s implicada. De ella proceden Hosni Mubarak, su reci¨¦n nombrado primer ministro, Ahmed Shafik, y el jefe del Estado Mayor, Sami Enan.
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