Maria Schneider, la actriz de 'El ¨²ltimo tango en Par¨ªs'
La int¨¦rprete reneg¨® toda su vida de su personaje en el cl¨¢sico de Bernardo Bertolucci, que "destroz¨®" su carrera
"Su muerte ha llegado demasiado pronto. Me hubiera gustado volver a abrazarla y al menos por una vez pedirle perd¨®n. Es cierto que, adem¨¢s, Brando se refugi¨® en su vida privada y Maria y yo sostuvimos todo el peso de la promoci¨®n del filme". Ayer el director italiano Bernardo Bertolucci se confes¨® a coraz¨®n abierto cuando le anunciaron la muerte de Maria Schneider, la protagonista de su El ¨²ltimo tango en Par¨ªs, que falleci¨® v¨ªctima de un c¨¢ncer en la capital francesa -su ciudad natal- a los 58 a?os. Para entender a Bertolucci hay que situarse en la ¨¦poca, en 1972, cuando el cineasta contrata a una incipiente actriz con 19 a?os y la encierra en un piso junto a un viudo desesperado al que da vida Marlon Brando. "Yo era un beb¨¦ de 19 a?os. No ten¨ªa novios, era virgen. No es bueno ser famosa a esa edad. Destroz¨® mi carrera. He hecho 50 pel¨ªculas y El ¨²ltimo tango en Par¨ªs ha envejecido mal. No creo que el p¨²blico me identifique con ese personaje", dijo en su visita al festival de Las Palmas en 2004. Craso error. Para el espa?olito de a pie, esa pel¨ªcula, censurada principalmente por su secuencia de sexo anal con mantequilla -"la improvis¨¦ con Marlon, y aunque el acto era fingido, las l¨¢grimas de sorpresa eran reales"-, fue el principal motivo para que viajaran a los cines de Perpi?¨¢n y San Juan de Luz. "Bertolucci me utiliz¨®".
Actu¨® en medio centenar de pel¨ªculas y recibi¨® varios premios
Y es cierto que Schneider, hija del actor franc¨¦s Daniel G¨¦lin, actu¨® en m¨¢s de medio centenar de pel¨ªculas y recibi¨® premios por algunas de ellas, pero pocos cin¨¦filos la recuerdan m¨¢s all¨¢ del filme de Bertolucci y de El reportero (1975), de Michelangelo Antonioni, junto a Jack Nicholson. En esa d¨¦cada, sus adicciones a la coca¨ªna y a la hero¨ªna la llevan a entrar y salir voluntariamente de hospitales y psiqui¨¢tricos. Enamorada, lleg¨® a jugarse su futuro al final de esa d¨¦cada cuando, tras una crisis nerviosa de su pareja, Joan Towsend -la hija del due?o de Avis-, en un aeropuerto de Roma, Schneider se ofreci¨® como paciente voluntaria para hacerle m¨¢s llevadera la estancia en un manicomio. Son a?os en los que incluso se plantea abandonar la actuaci¨®n y pasarse a la m¨²sica. En 1980 gan¨® el C¨¦sar a la mejor actriz secundaria con Toda una mujer, de Daniel Duval. En esa d¨¦cada picotea entre cine y televisi¨®n, y en los noventa vuelve a la gran pantalla en pel¨ªculas de mayor calidad: Las noches salvajes, La condena; Jane Eyre de Charlotte Bront?, o Los actores, de Bertrand Blier, en la que encarn¨® a una actriz maldita, en un papel muy cercano a su vida. Hace tres a?os actu¨® por ¨²ltima vez en el cine, en La cliente, de Josiane Balasko.
Hoy ser¨¢ enterrada en el cementerio parisiense de P¨¨re-Lachaise, lugar de descanso de otros artistas malditos y un camposanto adecuado para la personalidad dif¨ªcil y quebrada de Schneider.
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