Ir¨¢n pide a Egipto la instauraci¨®n de un r¨¦gimen isl¨¢mico

El l¨ªder supremo iran¨ª, Ali Jamene¨ª, anim¨® ayer a los egipcios a instaurar un r¨¦gimen isl¨¢mico tras el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak. Tambi¨¦n pidi¨® a los ulemas de Al Azhar y al Ej¨¦rcito egipcio que respalden la revuelta popular. Jamene¨ª, que interven¨ªa durante el serm¨®n de la plegaria del viernes, atribuy¨® ese levantamiento, como el resto de los que se est¨¢n produciendo en el mundo ¨¢rabe, a un despertar isl¨¢mico a imagen de la revoluci¨®n iran¨ª, de la que el pr¨®ximo viernes se cumple el 32? aniversario.

"No acept¨¦is menos que un r¨¦gimen independiente, popular y basado en el islam", anim¨® Jamene¨ª dirigi¨¦ndose en ¨¢rabe a los egipcios. "Lo que hoy sucede es el eco de la revoluci¨®n isl¨¢mica iran¨ª", hab¨ªa afirmado antes en persa durante la primera parte de su alocuci¨®n. Pero sabedor de la fractura que existe entre los ¨¢rabes, mayoritariamente sun¨ªes, y el Ir¨¢n chi¨ª, enseguida traslad¨® los argumentos al familiar terreno de la enemistad com¨²n hacia Israel.

"Los dirigentes de Israel son los m¨¢s preocupados por lo que sucede en Egipto; saben que si Egipto denuncia su alianza, se producir¨¢ una gran transformaci¨®n en la zona", declar¨® en medio de los imprescindibles "muerte a Am¨¦rica" y "muerte a Israel" que coreaban los asistentes. "Mubarak es un lacayo del r¨¦gimen sionista. Ayud¨® a los israel¨ªes en Gaza", a?adi¨® en medio de exclamaciones de aprobaci¨®n.

Los dirigentes iran¨ªes, a quienes pill¨® por sorpresa la revuelta de T¨²nez, un pa¨ªs con el que manten¨ªan buenas relaciones, no han ocultado su satisfacci¨®n por las dificultades que afronta Mubarak. Teher¨¢n rompi¨® relaciones con El Cairo poco despu¨¦s del triunfo de la revoluci¨®n isl¨¢mica en 1979 debido a los acuerdos de Camp David que Egipto hab¨ªa firmado un a?o antes con Israel. M¨¢s all¨¢ de la calle que Teher¨¢n tiene dedicada al asesino de Sadat, Mubarak siempre ha visto como una interferencia en los asuntos ¨¢rabes la influencia iran¨ª en L¨ªbano y Palestina.

Tampoco el derrocado presidente tunecino se salv¨® de la quema. "Ben Ali estaba contra la religi¨®n", manifest¨® Jamene¨ª antes de afirmar que despu¨¦s de su salida del pa¨ªs las universitarias tunecinas est¨¢n reclamando el uso del hiyab. Es posible que llegara a esa conclusi¨®n tras ver la televisi¨®n iran¨ª, que, en su cobertura de las revueltas, solo entrevista a mujeres con velo y hombres con barba, aunque detr¨¢s haya pancartas a favor de la revoluci¨®n ¨¢rabe y socialista.

La cita en el campus de la Universidad de Teher¨¢n fue una exhibici¨®n de unidad del r¨¦gimen. Las c¨¢maras mostraron la presencia de los altos cargos del pa¨ªs. All¨ª estaban el jefe del Gobierno, Mahmud Ahmadineyad, y el presidente del Parlamento, Ali Lariyan¨ª, uno al lado del otro a pesar de su rivalidad pol¨ªtica. Una vez m¨¢s, llam¨® la atenci¨®n la ausencia de Ali Akbar Hachem¨ª Rafsanyan¨ª, uno de los art¨ªfices de la revoluci¨®n junto a Jamene¨ª y el fallecido Jomeini.