Fernando Mignoni, pintor y galerista
Fue un luminoso referente del arte en una etapa oscura
Entre otras muchas cosas, sobrino nieto de Adolphe Monticelli, el malogrado genio provenzal del impresionismo, pero tambi¨¦n hijo de un notable pintor y escen¨®grafo italiano, Fernando Mignoni Monticelli, y de una de las m¨¢s brillantes bailarinas de la troupe de Vicente Escudero, Carmen Guerra Cauqui, Fernando Mignoni (Madrid, 1929), parec¨ªa predestinado a ser artista. Lo fue, desde luego, y dejando una huella hist¨®rica, pues no en balde particip¨® en la fundaci¨®n, en 1961, del Grupo Hondo, que reaccion¨® de forma precoz ante el estancamiento del exitoso informalismo espa?ol.
Su trayectoria posterior fue mucho m¨¢s larga y, sobre todo, mucho m¨¢s ancha, pero, abreviando como manda el g¨¦nero, hay que se?alar que Fernando Mignoni, tras estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, se traslad¨® a Par¨ªs, en 1963, tras contraer matrimonio con Elvira Gonz¨¢lez, y, a su vuelta, fundar, en 1966, la m¨ªtica Galer¨ªa Theo, que ha sido y ser¨¢ un referente en la historia del arte espa?ol de la segunda mitad del siglo XX.
Simultaneando la ben¨¦fica y luminosa labor como galerista en una etapa hist¨®rica oscura de nuestro pa¨ªs con su trabajo como pintor, Fernando Mignoni logr¨® sobrevivir no sin pagar por ello el impuesto revolucionario de tener que gestionar la labor de otros colegas con la suya propia, lo cual exige impensables equilibrios. En este dif¨ªcil trance, no sabemos c¨®mo pudo mantenerse sin caer en la cuerda floja, y hasta qu¨¦ punto lo logr¨® gracias al apoyo incondicional de su maravillosa mujer y de sus no menos maravillosos hijos, a los que estimul¨® con su talento y sensibilidad, pero a los que tambi¨¦n agobi¨® con sus angustias haci¨¦ndoles sufrir por ello.
Sea como sea, cuando se mira su historia con la necesaria perspectiva, hay algunas realidades que se hacen clamorosamente patentes: en primer lugar, que la Galer¨ªa Theo fue uno de los pocos referentes que sostuvieron y alentaron el vacilante panorama art¨ªstico espa?ol durante, por lo menos, tres d¨¦cadas, los a?os sesenta, setenta y ochenta; en segundo lugar, que, a pesar de esta exigente labor, Fernando Mignoni continu¨® de forma exigente y obsesiva con el desarrollo de su propia obra pl¨¢stica, que no se estanc¨® en los ¨¦xitos primeros antes mencionados, sino que evolucion¨® posteriormente hacia un lenguaje de car¨¢cter m¨¢s abstracto y geom¨¦trico.
Con m¨¢s o menos resonancia p¨²blica toda esta labor pict¨®rica de Fernando Mignoni qued¨® plasmada en la retrospectiva de su obra que tuvo lugar en el extinto Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo en una muestra celebrada en el a?o 1986, sin contar otras de car¨¢cter internacional como la que se inaugur¨® en la Galer¨ªa de Denis Ren¨¦ de Par¨ªs en 1990. Personalidad compleja, adusta y cambiante, no se le puede negar a Fernando Mignoni su apasionada entrega al arte, que no se ci?¨® solo a la promoci¨®n propia, sino que tambi¨¦n irradi¨® constantemente en el apoyo a muchos otros artistas contempor¨¢neos suyos. Tampoco su aguda sensibilidad, que no solamente se refleja en su obra pl¨¢stica, sino que tuvo cumplida expresi¨®n en sus textos po¨¦ticos, que, a veces, dicen con parecida profundidad lo mismo que se puede captar en sus cuadros. Como, por ejemplo, en el poema que titul¨® Solo: "Mi tiempo me convenci¨® / que estaba solo. / Ya en el umbral del vac¨ªo / en la penumbra / pis¨¦ mi sombra / no estaba equivocado...".
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