La vacuna contra el sida, una esperanza para todos
Me pidi¨® que nunca diera explicaciones de la causa de su fallecimiento. Hoy sigo sin entender el porqu¨¦, pero cada d¨ªa le digo te quiero, te echo de menos. El sida se lo llev¨®, tras un a?o y medio de lucha, valor y mirando a la muerte de frente. Cu¨¢ntos familiares arrop¨¢bamos a nuestros enfermos, cu¨¢ntos enfermos se sent¨ªan abandonados sin el cari?o de los suyos. Era una enfermedad que estigmatizaba. Nadie sabe como nosotros lo que sufrieron y tampoco se conoce el esfuerzo y dedicaci¨®n de sus m¨¦dicos y enfermeras. Hoy se ha abierto una puerta de esperanza: una vacuna.
Quiero gritar con los ojos empa?ados y mi coraz¨®n lleno de cari?o: me alegro, me alegro mucho por todos los que hab¨¦is llegado a tiempo. Ese era nuestro sue?o secreto. Que teng¨¢is una vida normalizada, que os mimen, que no sint¨¢is el abandono social. Larga vida.
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