La favorita del alcaide
El trato dado a una presa del siniestro Clan de los B¨¢rbaros fuerza la destituci¨®n del director de la c¨¢rcel de Versalles
Recientemente, la noticia de un trato de favor a cambio de favores sexuales en la prisi¨®n de Versalles, y la destituci¨®n fulminante de su director, Florent Gon?alves, llen¨® las p¨¢ginas de sucesos de los peri¨®dicos franceses y los programas m¨¢s escabrosos de televisi¨®n. No tanto por Gon?alves, de 41 a?os, un funcionario del que no se sab¨ªa nada, sino por la mujer con fama de fatal que le sedujo para procurarse una vida m¨¢s agradable en la c¨¢rcel: Yalda A., de 22 a?os, una de los componentes de una banda de delincuentes cuyo juicio, en abril de 2009, estremeci¨® a Francia.
Capitaneados por un siniestro l¨ªder llamado Youssouf Fofana, el grupo, bautizado como el Clan de los B¨¢rbaros, secuestr¨® en febrero de 2006 durante 24 d¨ªas al joven jud¨ªo Ilan Halimi. Lo mantuvieron atado y recubierto de cinta aislante como una momia en un s¨®tano de un bloque de pisos de la periferia parisiense, aliment¨¢ndolo a base de zumos que beb¨ªa con una pajita, tumbado en un colch¨®n sucio y oblig¨¢ndole a orinar en una botella. Despu¨¦s, el mismo Fofana, condenado a cadena perpetua, se lo llev¨® a un bosque en el maletero de su coche, le degoll¨® de tres cuchilladas, le roci¨® el cuerpo con gasolina, le prendi¨® fuego y arroj¨® su cuerpo agonizante a un terrapl¨¦n cerca de una v¨ªa del tren en Sainte-Genivi¨¨ve-des-Bois (Essonne).
Yalda sedujo a un joven reh¨¦n jud¨ªo asesinado de forma salvaje por la banda
De los 23 miembros de la banda, todos juzgados y condenados, hab¨ªa una adolescente, bella, inestable, con tendencias suicidas, seg¨²n los psic¨®logos que la examinaron, que actu¨® de cebo con una eficacia irresistible. Yalda entr¨® un mi¨¦rcoles en la tienda de tel¨¦fonos m¨®viles donde trabajaba la v¨ªctima. Coquete¨® con ¨¦l y le pidi¨® su n¨²mero de tel¨¦fono. El viernes le llam¨®, fij¨® con ¨¦l una cita y se lo puso en bandeja a sus compa?eros secuestradores. La chica declar¨® a la polic¨ªa que en el momento en el que raptaron al joven, este "chillaba con voz de ni?a". Fue condenada a nueve a?os y olvidada. Hasta ahora.
En oto?o del a?o pasado, dos internas de la c¨¢rcel de Versalles remitieron escritos a la inspecci¨®n de prisiones francesa en los que denunciaban un supuesto trato de favor por parte del director hacia algunas reclusas. Un equipo de inspectores se desplaz¨® a la prisi¨®n sospechosa y tras cuatro d¨ªas lleg¨® a una conclusi¨®n inamovible. Yalda, la antigua gancho del Clan de los B¨¢rbaros disfrutaba de un r¨¦gimen carcelario mucho m¨¢s llevadero que el de otras: m¨¢s dinero, m¨¢s llamadas de tel¨¦fono, regalos...
Los testimonios de otras presas pronto les dieron la clave. A Yalda la conoc¨ªan como la directora, esto es, como la favorita del m¨¢ximo responsable de la c¨¢rcel, como su protegida. Un testigo la describe como manipuladora, de grandes pechos, morena, dada a pasarse la ma?ana arregl¨¢ndose a fin de seducir despu¨¦s a los carceleros o a las presas. Los inspectores comprobaron que Yalda pasaba tardes enteras en el despacho de Gon?alves, que ten¨ªa acceso a tarjetas telef¨®nicas, a los mejores trabajos, a un r¨¦gimen de horarios mucho m¨¢s relajado que el de las dem¨¢s.
El director de la prisi¨®n, suspendido de empleo y sueldo mientras se aclara el asunto y se termina la investigaci¨®n judicial, precis¨® en un primer momento que Yalda visitaba su despacho porque era la encargada de la limpieza de su cuarto. Luego, este hombre con fama hasta entonces de estricto, rigorista, que comenz¨® como vigilante, con compa?era sentimental y una hija, se derrumb¨® y confes¨® a los inspectores que se hab¨ªa enamorado de la chica y que ten¨ªa pensado vivir con ella.
Nadie sabe por ahora si dice la verdad o si solo trata de maquillar su comportamiento ante un probable juicio. A Yalda tambi¨¦n la acusan de haberse servido de otro vigilante para procurarse ventajas carcelarias. Su abogado lo niega y recuerda su condici¨®n de v¨ªctima.
Ella tambi¨¦n se enfrenta a un agravamiento de su condena. ?C¨®mo es en realidad? Durante el juicio del Clan de los B¨¢rbaros, Yalda mostr¨® dos rostros no demasiado contradictorios: uno era el de la adolescente insegura, influenciable, con secuelas psicol¨®gicas producto de una violaci¨®n nunca confirmada del todo; el otro, el de una seductora infalible inmune a los remordimientos. Seg¨²n Le Parisien, confes¨® a uno de los psiquiatras que le atendi¨® entonces: "odio a los chicos; me gusta tener el poder sobre los hombres".
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