La exigencia de tipos m¨¢s altos
El s¨¢bado pasado, informaba The Financial Times, algunos de los ejecutivos financieros m¨¢s poderosos del mundo iban a celebrar una reuni¨®n privada con ministros de Econom¨ªa en Davos (Suiza), sede del Foro Econ¨®mico Mundial. La principal exigencia de los ejecutivos, se?alaba el peri¨®dico, ser¨ªa que los Gobiernos "dejasen de atacar a los banqueros". Por lo visto, rescatar a los banqueros despu¨¦s de que precipitasen la peor recesi¨®n desde la Gran Depresi¨®n no es suficiente: los pol¨ªticos tambi¨¦n tienen que dejar de herir sus sentimientos.
Pero los banqueros tambi¨¦n ten¨ªan una exigencia de m¨¢s peso: quieren tipos de inter¨¦s m¨¢s altos, a pesar de la persistencia de un paro elevad¨ªsimo en Estados Unidos y Europa, porque dicen que los tipos bajos est¨¢n favoreciendo la inflaci¨®n. Y lo que me preocupa es la posibilidad de que los responsables pol¨ªticos puedan realmente seguir ese consejo.
La inflaci¨®n no es ni mucho menos tan alta como lo era la ¨²ltima vez que las materias primas se pusieron por las nubes
Subir los tipos de inter¨¦s en estas condiciones equivaldr¨ªa a aceptar el paro masivo como un hecho vital permanente
Para comprender el problema tienen que saber que estamos en medio de lo que el Fondo Monetario Internacional denomina una recuperaci¨®n de "dos velocidades", en la que algunos pa¨ªses est¨¢n acelerando, pero otros -entre ellos EE UU- todav¨ªa tienen que pasar de la primera marcha.
La econom¨ªa de EE UU entr¨® en recesi¨®n a finales de 2007; el resto del mundo la sigui¨® unos meses despu¨¦s. Y los pa¨ªses avanzados -EE UU, Europa y Jap¨®n- apenas han empezado a recuperarse. Es cierto que estas econom¨ªas han estado creciendo desde el verano de 2009, pero el crecimiento ha sido demasiado lento para generar puestos de trabajo en grandes cantidades. Subir los tipos de inter¨¦s en estas condiciones ser¨ªa minar cualquier oportunidad de mejorar; equivaldr¨ªa, en la pr¨¢ctica, a aceptar el paro masivo como un hecho vital permanente.
?Y qu¨¦ pasa con la inflaci¨®n? El elevado paro ha mantenido bajo control los ¨ªndices de inflaci¨®n que normalmente gu¨ªan la pol¨ªtica. El ¨ªndice preferido por la Reserva Federal, del que est¨¢n excluidos los inestables precios de la energ¨ªa y los alimentos, se encuentra ahora por debajo de la tasa anual del 0,5%, muy inferior al objetivo informal del 2%.
Pero, c¨®mo no, los precios de los alimentos y la energ¨ªa -y los precios de los productos b¨¢sicos en general- han subido ¨²ltimamente. Los precios del ma¨ªz y el trigo subieron alrededor de un 50% el a?o pasado; los precios del cobre, el algod¨®n y el caucho han batido nuevos r¨¦cords. ?Por qu¨¦ pasa eso?
La explicaci¨®n, b¨¢sicamente, est¨¢ en el crecimiento de los mercados emergentes. Mientras que la recuperaci¨®n en los pa¨ªses avanzados est¨¢ siendo lenta, los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo -China en concreto- han vuelto a despegar despu¨¦s de la crisis de 2008. Esto ha generado presiones inflacionistas dentro de muchos de estos pa¨ªses; tambi¨¦n ha provocado un tremendo aumento de la demanda mundial de materias primas. El mal tiempo -especialmente una ola de calor sin precedentes en la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica que caus¨® una ca¨ªda en picado de la producci¨®n mundial de trigo- tambi¨¦n ha contribuido a disparar los precios de los alimentos.
La pregunta es: ?de qu¨¦ manera deber¨ªa afectar todo esto a las pol¨ªticas de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo?
En primer lugar, la inflaci¨®n en China es un problema de China, no nuestro. Es cierto que, ahora mismo, la moneda de China est¨¢ vinculada al d¨®lar. Pero eso es decisi¨®n de China; si a China no le gusta la pol¨ªtica monetaria de Estados Unidos, es libre de permitir que su moneda suba. Ni China ni ning¨²n otro pa¨ªs tiene derecho a exigir que EE UU asfixie la incipiente recuperaci¨®n de su econom¨ªa solo porque los exportadores chinos quieran mantener el yuan devaluado.
?Qu¨¦ pasa con los precios de los productos b¨¢sicos? La Reserva Federal suele centrarse en la inflaci¨®n subyacente, de la que est¨¢n excluidos los alimentos y la energ¨ªa, en vez de en la inflaci¨®n general, porque la experiencia demuestra que aunque algunos precios fluct¨²an much¨ªsimo de un mes para otro, otros tienen mucha inercia (y son los que tienen inercia los que deben preocuparnos, porque una vez que la inflaci¨®n o la deflaci¨®n se incorpora a estos precios, es dif¨ªcil librarse de ella).
Y este planteamiento le ha sido ¨²til a la Reserva Federal en el pasado. En concreto, la Fed acert¨® al no subir los tipos de inter¨¦s en 2007 y 2008, cuando los precios de los productos b¨¢sicos se dispararon -e hicieron subir brevemente la inflaci¨®n general por encima del 5%- para, a continuaci¨®n, volver a caer en picado. Resulta dif¨ªcil entender por qu¨¦ la Reserva Federal deber¨ªa actuar de forma diferente esta vez, ya que la inflaci¨®n no es ni mucho menos tan alta como lo era la ¨²ltima vez que las materias primas se pusieron por las nubes.
As¨ª que ?a qu¨¦ se debe la exigencia de tipos m¨¢s altos? Bueno, los banqueros tienen un largo historial de fijaci¨®n con los precios de los productos b¨¢sicos. Habitualmente eso se traduc¨ªa en insistir en que cualquier subida del precio del oro equivaldr¨ªa al fin de la civilizaci¨®n occidental. Actualmente se traduce en exigir que se suban los tipos de inter¨¦s porque los precios del cobre, el caucho, el algod¨®n y el esta?o han aumentado, aun cuando la inflaci¨®n subyacente est¨¦ descendiendo.
Ben Bernanke comprende claramente que subir los tipos ahora ser¨ªa un tremendo error. Pero Jean-Claude Trichet, su hom¨®logo europeo, se muestra partidario de la l¨ªnea dura (y tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo est¨¢n sometidos a mucha presi¨®n externa para que hagan lo que no deben).
Tienen que resistir esa presi¨®n. S¨ª, los precios de los productos b¨¢sicos est¨¢n altos, pero esa no es raz¨®n para perpetuar el paro masivo. Parafraseando a William Jennings Bryan, no debemos crucificar nuestras econom¨ªas en una cruz de caucho.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa de 2008. ? 2011. New York Times Service. Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.