?Qu¨¦ determina la competitividad en la eurozona?
La teor¨ªa y la pr¨¢ctica econ¨®micas muestran que un pa¨ªs pierde competitividad externa cuando su productividad crece menos y/o sus precios y salarios m¨¢s que los del resto de los pa¨ªses con que comercia. Para recuperarla necesita depreciar o devaluar su moneda. Esto implica que sus salarios y otros inputs nacionales ser¨¢n m¨¢s baratos denominados en las monedas de otros pa¨ªses y por tanto m¨¢s competitivos, aumentando as¨ª sus exportaciones de bienes y servicios, y su poder adquisitivo ser¨¢ menor para poder comprar bienes y servicios importados denominados en otras monedas, reduciendo sus importaciones hasta que la cuenta corriente de su balanza de pagos deje de estar en d¨¦ficit.
Dentro de una uni¨®n monetaria, como es la eurozona (EZ), al no existir tipo de cambio nominal que depreciar o devaluar para recuperar competitividad, la devaluaci¨®n tiene que ser real, es decir, su productividad tendr¨¢ que crecer m¨¢s y sus salarios y m¨¢rgenes menos, en t¨¦rminos reales, que en el resto pa¨ªses miembros hasta igualar sus niveles de competitividad. Este ajuste es m¨¢s duro y m¨¢s lento, ya que una devaluaci¨®n se decide en una noche y afecta a todos los ciudadanos y empresas, pero una devaluaci¨®n interna requiere negociar y pactar los aumentos de productividad y/o las reducciones de salarios reales con los agentes sociales y en cada empresa.
La alta tasa de paro en Espa?a tiende a aumentar la productividad laboral y a contener los salarios reales
Espa?a ha perdido bastante competitividad en su d¨¦cada de pertenencia a la EZ, tanto medida por el efecto demanda como por el efecto sustituci¨®n. Por un lado, entre 2000 y 2009, la demanda interna espa?ola creci¨® al 2,9% real anual, casi diez veces m¨¢s que la de Alemania (0,3%), 3,2 veces m¨¢s que la de Italia (0,9%) y 1,7 veces m¨¢s que la de Francia (1,7%). Por otro, su tipo de cambio efectivo real frente a la EZ se apreci¨® un 9,7%, medido por los diferenciales de IPC; 4%, medido por los precios de exportaci¨®n, y 12,6%, medido por los costes laborales unitarios (CLU) que incluyen variaciones de salarios y de productividad.
Parad¨®jicamente, las cifras de exportaci¨®n espa?ola muestran que dicha p¨¦rdida de competitividad no se ha traducido en una p¨¦rdida de cuota de mercado dentro de la EZ, que importa el 57% del total de su exportaci¨®n de bienes. Espa?a ha mantenido su cuota de exportaci¨®n de bienes a la EZ en el 3,5% del total, durante dicha d¨¦cada, mientras que Francia e Italia han perdido cuota (1,3% y 0,6%, respectivamente) y Alemania la ha aumentado ligeramente (0,2%) despu¨¦s de hacer una fuerte devaluaci¨®n interna salarial.
Esta paradoja ha sido debatida recientemente por Charles Wyplosz, Daniel Gros y yo en una reuni¨®n del Euro50Group en Atenas. Wyplosz, utilizando datos de AMECO de la evoluci¨®n de los CLU en la ¨²ltima d¨¦cada, tanto partiendo de equilibrio en 2000 con base 100 o a lo largo de todo el periodo, ha demostrado que las diferencias de competitividad entre Alemania y Espa?a han sido mucho m¨¢s peque?as de lo que implican los CLU.
Gros ha demostrado que aunque Alemania ha ganado mucha competitividad en t¨¦rminos de CLU frente a Espa?a, las exportaciones de bienes y servicios de Espa?a a la UE de 27 en porcentaje del total se han mantenido en el 5,5% promedio entre 2000 y 2010, habiendo alcanzado un pico del 5,9% en 2003. Asimismo, ha mostrado que, entre 1996 y 2008, la correlaci¨®n entre los incrementos de productividad y de CLU dentro de la EZ es muy d¨¦bil y en algunos casos parad¨®jicamente positiva. Por el contrario, la correlaci¨®n entre CLU y consumo privado es claramente positiva al igual que la correlaci¨®n entre CLU e inversi¨®n en construcci¨®n.
En definitiva, Gros estima que las divergencias de competitividad han sido realmente causadas por las divergencias de crecimiento de la demanda interna entre los pa¨ªses miembros de la EZ y no por sus diferencias en productividad. Si un pa¨ªs experimenta un fuerte aumento del crecimiento de su productividad laboral, y esta es considerada como permanente, la renta permanente de sus trabajadores aumentar¨¢, lo que dar¨¢ lugar a una mayor demanda interna, no solo de consumo sino tambi¨¦n de inversi¨®n en vivienda. La oferta laboral ser¨¢ crecientemente estrecha y los aumentos de salarios reales terminar¨¢n excediendo los aumentos de productividad.
Esto implica que, para restaurar su competitividad, Espa?a necesita una cura macroecon¨®mica ya que la alta tasa de desempleo tiende tanto a aumentar la productividad laboral como a que finalmente los salarios reales reduzcan su crecimiento o caigan. Adem¨¢s, cuanto m¨¢s r¨¢pido crezca Alemania m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ restaurarla ya que la curva de Philips har¨¢ que sus salarios aumenten m¨¢s r¨¢pido que los espa?oles.
Yo expliqu¨¦ que hab¨ªa que buscar otra explicaci¨®n alternativa, al no existir relaci¨®n aparente entre la p¨¦rdida de competitividad espa?ola y sus cuotas de mercado en la EZ, que solo pueden ser las variaciones en la composici¨®n o en la calidad de lo exportado por Espa?a.
Su explicaci¨®n la he encontrado en un reciente an¨¢lisis de Goldman Sachs (13 de enero) sobre la competitividad en la EZ, que confirma que las divergencias de precios relativos y de productividad no explican el comportamiento de las exportaciones en dicha zona y que, adem¨¢s, no existen medidas de calidad de los productos utilizando los llamados "precios hed¨®nicos". Por ello, calcula dicha calidad a trav¨¦s de la elasticidad precio de cada unidad de exportaci¨®n, construyendo una "elasticidad precio revelada" en la que se mide la "unidad de valor" de cada exportaci¨®n, mediante el precio por unidad de cantidad m¨¢s su "preferencia revelada". Es decir, los pa¨ªses que logran un super¨¢vit en la cantidad de un producto de baja unidad de valor (materias primas) significa que dicha exportaci¨®n est¨¢ dominada por su precio y viceversa, los que logran un super¨¢vit en cantidad de un producto de alto valor unitario (farmac¨¦uticos, avi¨®nica, electr¨®nica) es que el mercado est¨¢ dominado por la calidad y no por su precio, ya que existe "diferenciaci¨®n vertical".
Sus resultados muestran que Espa?a es el pa¨ªs miembro de la EZ cuya elasticidad-precio de sus exportaciones es m¨¢s baja y por lo tanto su unidad de valor es m¨¢s elevada, lo que explica que sus exportaciones hayan sido tan inel¨¢sticas al aumento superior de sus CLU y que no haya perdido cuota de exportaciones de bienes. En el ranking de inelasticidad de exportaciones, que va de 1 (m¨¢s el¨¢sticas al precio) a 100 (m¨¢s inel¨¢sticas) Espa?a queda en primera posici¨®n con 59,5, superando a Alemania (58), B¨¦lgica (57,5), Suecia (57), Austria (56), Irlanda (55) y Francia (54,5). Italia queda con 52,5, y Grecia y Portugal quedan por debajo de 50.
Los indicadores Balassa de la OCDE de intensidad de nivel tecnol¨®gico sectorial exportado confirman estos resultados, al estar Espa?a especializada en productos intermedios, de tecnolog¨ªa media y media-alta, que tienden a ser m¨¢s inel¨¢sticos al precio (al haber menor competencia o ser un producto deslocalizado que se vende a la matriz), y tambi¨¦n en otros de tecnolog¨ªa baja y media-baja (agr¨ªcolas, pesqueros, bebidas y tabaco, textil y calzado), pero con una marca diferencial de calidad. Dicho an¨¢lisis termina reconfirm¨¢ndolo por una regresi¨®n entre las variaciones de la demanda de exportaciones en la EZ y las de los tipos de cambio efectivos reales (deflactados por los precios de exportaci¨®n) que da un coeficiente ligeramente negativo aunque cercano a cero.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research, CEPR.
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