Sin cazadores para los ciervos
El exceso de herb¨ªvoros amenaza la flora y la ganader¨ªa de parques nacionales
En la zona que rodea el Parque Nacional de Monfrag¨¹e (C¨¢ceres) los cazadores ya han visto ciervos a escasos metros de los pueblos. Eso dicen, y no es dif¨ªcil que as¨ª sea. El director del parque, ?ngel Rodr¨ªguez, admite "alg¨²n exceso, unos 2.000 ejemplares, en la mitad de las 18.000 hect¨¢reas" de este bosque mediterr¨¢neo. Otras 12.000 cabezas se calculan en los cotos privados que rodean el parque, unas 30.000 hect¨¢reas donde la caza no tiene m¨¢s restricciones que las ordinarias.
El problema no es exclusivo de esta zona. "La sobreabundancia se da en toda Espa?a y yo dir¨ªa que est¨¢ afectando a todo el hemisferio norte", asegura Christian Gort¨¢zar, investigador del CSIC y de la Universidad de Castilla-La Mancha. "La poblaci¨®n de ciervos crece entre un 20% y un 30% cada a?o y en esa proporci¨®n habr¨ªa que ir cazando". Pero las escopetas solo alcanzan entre un 15% y un 18%, seg¨²n Gort¨¢zar.
Ahora la caza flaquea, es cara y la crisis tambi¨¦n le ha afectado
Parecido problema hay con el jabal¨ª, con los ungulados en general. No hay censos muy fiables. Pero s¨ª hay algunas convenciones entre los cient¨ªficos sobre la densidad que no deber¨ªa sobrepasarse: entre 0,2 y 0,4 ciervos por hect¨¢rea. "Es dif¨ªcil que ning¨²n h¨¢bitat soporte un ciervo por hect¨¢rea", dice Juan Carranza, profesor de Veterinaria de la Universidad de Extremadura. Tambi¨¦n de esta universidad, el bi¨®logo Daniel Pat¨®n ha estudiado la carga de estos animales que soporta Monfrag¨¹e y est¨¢ persuadido de que sobran muchos. ?l rebaja el rango: "En ning¨²n caso se debe pasar de 0,2 a 0,3 ciervos por hect¨¢rea".
La preocupaci¨®n por la densidad no es caprichosa; la sobreabundancia es foco de enfermedades y amenaza la flora, mal asunto cuando se trata de un parque nacional. Los ganaderos se han quejado de la tuberculosis que afectaba a sus reses en Extremadura, tambi¨¦n ha habido problemas en la sierra de Cazorla...
"La sequ¨ªa ha influido en los ¨²ltimos a?os, porque muchos animales se concentraban en los mismos abrevaderos. Pero ahora hay m¨¢s dispersi¨®n", asegura el director general del Medio Natural de la Junta de Extremadura, Guillermo Crespo. Se refiere a la caba?a ganadera de los alrededores. Pero no es amenaza menor la flora del parque, un bosque mediterr¨¢neo donde los arbustos se han convertido en ¨¢rboles despu¨¦s de a?os sin que nadie les moleste.
El equilibrio entre especies, incluida la del ser humano, se rompi¨® en tiempos remotos. Ahora hay ciervos, pero no hay lobos, o sobran conejos, o faltan cazadores. A esa quiebra no son ajenos los parques nacionales. "Son islas y ocurren estas cosas, es com¨²n incluso en grandes reservas, como las africanas. Obliga a hacer controles de poblaci¨®n, porque no en todos los parques se puede dejar que la naturaleza siga su propio curso. Hay algunos donde es necesaria la intervenci¨®n; pasa en Monfrag¨¹e, o en Caba?eros, donde siempre se caz¨®", explica Juan Carranza.
Pero justo ahora la caza flaquea, es cara y la crisis tambi¨¦n le ha tocado. "Las monter¨ªas caras han bajado desde 2008 un 40%", dice el responsable de Estudios de La Federaci¨®n Espa?ola de Caza, Jos¨¦ Luis Garrido.
En el parque extreme?o hay quien ha propuesto introducir de nuevo el lobo, pero muchos discrepan. "No hay espacio suficiente para ello, el lobo tiene una zona muy amplia de campeo", dice Daniel Pat¨®n. "Ser¨ªa un gran problema para la ganader¨ªa. Hace a?os hab¨ªa reba?os muy custodiados, hoy en d¨ªa no. El lobo se ir¨ªa a por las ovejas", dice el director de Monfrag¨¹e. Antonio Gentil, de la asociaci¨®n ecologista Adenex y Marcelino Cardalliaguet, de Seo Birdlife, ambos con representaci¨®n en el patronato de Monfrag¨¹e, coinciden tambi¨¦n en que lo del lobo ser¨ªa m¨¢s problema que soluci¨®n.
Queda, pues, la caza, que en los parques nacionales adquiere nombres eufem¨ªsticos, "acciones" "capturas", o bien "descastes", porque no se abate a los ciervos o jabal¨ªes para uso comercial o deportivo, sino tratando de frenar una poblaci¨®n que tiende a desmandarse. En 2010 se mataron 520 animales, entre ciervas y jabal¨ªes. "Y solo en 3.000 hect¨¢reas", se?ala Rodr¨ªguez, volviendo a poner coto al problema.
Si se caza en el parque, algunos grupos ecologistas se revolucionan; si no se caza, otros conservacionistas, o los ganaderos o los propios cazadores, tambi¨¦n ponen el grito en el cielo. Y la discusi¨®n entre unos y otros deviene un tremendo galimat¨ªas.
Los cazadores dicen que la sobreabundancia de ciervos se combatir¨ªa si se pudiera cazar en el parque nacional: "El problema viene de dentro del parque, donde solo se caza para controlar la poblaci¨®n", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Gallardo, secretario general de la Federaci¨®n Extreme?a de Caza. El director del parque sostiene lo contrario: "Si gestionamos bien fuera del parque no tendremos ning¨²n problema dentro". Rodr¨ªguez conf¨ªa en que la nueva ley cineg¨¦tica de la regi¨®n traiga un poco de orden porque "permitir¨¢ m¨¢s caza" que con los cupos actuales.
Garrido, de la federaci¨®n nacional de cazadores reconoce que las escopetas priman en exceso cobrarse una buena cornamenta y que les interesan menos las ciervas o los horquillones, y eso es justamente lo que hay que cazar para controlar la poblaci¨®n, madres e hijos. Pero tambi¨¦n critica la actuaci¨®n de las administraciones, con sus "cupos de caza tan restringidos".
Pero los ecologistas sostienen que en los cotos privados que rodean el parque, donde habr¨ªa unos 12.000 venados, los que se abaten en las monter¨ªas autorizadas son menos de los autorizados. "No se trata de buscar culpables, pero no se exige el cumplimiento del plan cineg¨¦tico", dice Antonio Gentil. Opina que cazan menos porque la carne no les sale rentable.
Gort¨¢zar explica que tambi¨¦n el abandono de las explotaciones ganaderas ha dejado m¨¢s espacio a los ciervos, cuya poblaci¨®n sigue y sigue creciendo.
La edad de las escopetas
"En 1990 ¨¦ramos 1.435.000 cazadores y ahora somos unos 800.000". El dato es revelador, pero el responsable de Estudios de la Federaci¨®n Espa?ola de Caza, Jos¨¦ Luis Garrido, a¨²n insiste con cierta sorna en la edad media: "Estamos ya en amortizaci¨®n, no en relevo". Hay un rosario de causas, dice: "Nada invita a ser cazador hoy en d¨ªa: los j¨®venes se acuestan los s¨¢bados a la hora en que nos levantamos para las monter¨ªas, son los cambios sociales; hay cierto desarraigo del mundo rural, donde siempre se caz¨® con normalidad, y la crisis tambi¨¦n ha influido, cazar un buen ejemplar puede costar hasta 6.000 euros".
Garrido no olvida "los mensajes que se lanzan en contra de la caza" y ¨¦l lo define as¨ª: "Claro que es una actividad cruenta, pero no cruel, tambi¨¦n la naturaleza es cruenta". Opina que si se extinguieran los cazadores "los poderes p¨²blicos deber¨ªan crear un cuerpo del Estado, porque hay que controlar las poblaciones de animales". Los expertos, como Christian Gort¨¢zar, del CSIC, coinciden en que la caza es vital para restablecer el equilibrio, pero sabe que se caza menos de lo que se debe. Y lo reconoce Garrido: "No llegamos al 20% de las poblaciones, unos 110.000 ejemplares.
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